¿Hacia la vida artificial?

23 de mayo de 2010

Craig Venter, uno de los científicos más reconocidos en genómica, anunció la semana pasada que había creado la primera forma de vida sintética, o al menos algo muy similar.
Este hito para la ciencia fue posible gracias a dos procesos. El primero fue sintetizar en el laboratorio el genoma de una bacteria conocida como Microplasma mycoides y luego insertarlo al citoplasma vacío de una bacteria similar conocida como Microplasma capricolum. Luego la célula, con las instrucciones genéticas de ese genoma, empezó a producir proteínas y a dividirse hasta producir miles de millones de nuevas células de Microplasma mycoides. Los resultados del estudio fueron publicados en la revista Science. Durante los últimos 15 años, Venter ya había logrado crear un genoma sintético así como trasplantarlo de una bacteria a otra, pero esta vez el experimento consistió en hacer los dos procesos al tiempo. El científico dijo que “era la primera célula en el planeta capaz de reproducirse, cuyo padre era un computador”, pues su equipo convirtió el genoma de la célula, que existía en forma de datos en un computador, en un organismo viviente. Sin embargo, hay quienes dicen que no hay creación de vida puesto que Venter usó una célula receptora natural para hospedar el cromosoma sintético. “Si es o no vida artificial es una pregunta filosófica”,dijo a la revista New Scientist Andy Ellington, biólogo de la Universidad de Texas en Austin.

El hallazgo tiene un gran potencial para la ciencia. Venter, por ejemplo, quiere diseñar un alga, que es un organismo unicelular, que fije el CO2 de la atmósfera y lo convierta en hidrocarburo, mediante el uso de la energía solar. Otros esperan que el estudio sirva para acelerar la producción de vacunas, como la de la influenza, o para el diseño de microorganismos que limpien las aguas contaminadas. No faltaron las voces de preocupación pues este tipo de técnicas podrían llegar a manos de bioterroristas que las utilizarían para reproducir organismos sintéticos que podrían hacerles daño a las personas. Otros creen que no hay riesgo, aunque se requieren mecanismos de vigilancia para evitar accidentes.