HOMBRES, MUJERES Y DINERO

Según un nuevo estudio, el factor económico es la mayor fuente de peleas conyugales. Pero en estas batallas a menudo lo que menos cuenta es la plata.

30 de septiembre de 1991

SI USTED LE PREgunta a una pareja acerca de su vida sexual, ellos probablemente contarán intimidades y harán bromas al respecto. Pero pregúnteles sobre sus finanzas y la sonrisa se borrará de su cara. Los terapistas familiares lo saben. La más común fuente de discusiones familiares no son el sexo, los parientes ni la infidelidad, sino la plata.
Y los sicólogos también saben que, en la mayoría de los casos, el devaluado peso no es el motivo real en estas batallas. A menudo, es solamente una máscara para ocultar otros problemas. Con frecuencia, las parejas hacen contratos inconscientes para pelear a cerca de un tema -dinero-, en lugar de enfrentar los problemas reales de su relación, señala un terapista consultado por SEMANA. Lo que sucede es que las decisiones de dinero involucran valores, principios, creencias, costumbres, que más que el saldo bancario son las que entran en juego a la hora de una discusión. Para la mayoría de la gente, el dinero es un espejo que refleja sus fantasías, sueños, frustraciones y temores y sólo una revisión sobre estos aspectos permite dilucidar el verdadero origen de sus conflictos. Infortunadamente, esta proyección oculta los problemas que realmente necesitan ser analizados.
Lo cierto es que cada vez más, el dinero actúa como el tercero en discordia en el triángulo amoroso. Hasta hace unos años, las reglas económicas entre los sexos eran claras: los hombres ganaban y las mujeres gastaban. Los hombres invitaban Y pagaban. Pero las reglas no sólo han cambiado sino que aún no están definidas. Hoy ambos ganan y ambos gastan. Pero, ¿quién gana y cuánto, cómo y dónde lo gasta, quién paga qué? Esto es algo que pocas parejas pueden responder, incluso en las relaciones más compatibles, el dinero puede ser un obstáculo, señala la sicóloga Victoria Feltonollins en su libro