HUMILLADOS Y OFENDIDOS

Un grupo de expertos propone políticas para poner freno al terrible drama del abuso sexual y el maltrato infantil.

23 de noviembre de 1992

LAS IMAGENES ERAN DESGARRADORAS. Parecían víctimas de una guerra. Sin embargo se trataba de fotografías sobre maltrato infantil, presentadas por algunos de los expositores en el Seminario que se llevó a cabo la semana anterior en Bogotá, organizado por la Fundación Hogares del Futuro y que contó con la participación de importantes conferencistas de Gran Bretaña y Canadá, como también de especialistas colombianos.
La violencia intrafamiliar no es un fenómeno nuevo ni en el país ni en el mundo. Pero hasta hace sólo unas décadas era un tema del que no se hablaba, pues se consideraba que los conflictos domésticos debían resolverse en privado. "La ropa sucia se lava en casa", era la frase utilizada para no inmiscuírse en las disputas familiares. Poco a poco la sociedad comenzó a darse cuenta de que se trataba de un problema social de grandes magnitudes y que era necesario disponer de mecanismos de control, a fin de parar el abuso que a diario se comete de puertas para adentro en miles de hogares. Y en la cual, son los niños los que llevan la peor parte, por ser el eslabón más débil en la cadena de la violencia.
En Colombia el fenómeno comenzó a analizarse hace sólo una década, por presión de grupos de mujeres que hicieron campaña para que el maltrato fuera denunciado. Desde entonces se han dado algunos pasos importantes, uno de ellos ha sido la expedición del Código del Menor en 1989, que dio vida a las Comisarías de Familia. Asimismo, en enero de este año, el Instituto Nacional de Medicina Legal comenzó el registro estadístico de la violencia intrafamiliar. Sin embargo, estas cifras son sólo la punta de iceberg, pues los casos que se conocen son sólo los que se denuncian porque el ofendido presenta lesiones importantes. Entre enero-junio de este año se hicieron 5.000 reconocimientos. De ellos, 532 casos correspondieron a maltrato de menores y adolescentes por parte de sus familiares u otras personas con quienes conviven. Según la doctora Ana María Berenguer, médico cirujano del Instituto de Medicina Legal, el fenómeno de maltrato y abuso sexual hacia el menor ha aumentado de manera escandalosa en los últimos años, "pero no se conocen porque en su mayoría los responsables son los tutores de los niños y solamente acuden en busca de ayuda médica cuando las lesiones que les han inflingido son de tal gravedad que ponen en peligro la vida de los niños, o cuando alguien ajeno a la familia se da cuenta y lo denuncia". En 1980 los jueces de menores conocieron más de 10.000 casos. En 1987 el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar alertó al país informando que cada año se maltrataban entre 50 y 100.000 niños.
Las formas más comunes de maltrato van desde la negación de alimentos y la agresión verbal hasta el acto de amarrar y encerrar al niño, ocasionarle lesiones físicas, el abandono y el abuso sexual. Se estima que sólo el 10 por ciento de los casos de abuso sexual infantil que se presentan en Colombia son reportados a las autoridades. Según la doctora Cecilia Cardinal, una de las pioneras de la educación sexual en Colombia, "todo el exotismo que se nos pueda ocurrir en abuso sexual al menor ocurre en Colombia. Desde las caricias y frotes permanentes hasta la introducción por la vagina y el recto de toda clase de objetos. Desde el voyerismo hasta la penetración sexual. Y este tipo de práctica no se da solamente en el espacio familiar, muchos de estos casos ocurren en los colegios públicos, privados y religiosos. Es aberrante".
Muchas de las lesiones intencionales producidas en los niños requieren incluso de cirugía reconstructiva. "El cuadro más común es el del niño con múltiples abrasiones o hematomas. También las fracturas o luxaciones, que en general son achacadas por los padres a que el niño es muy inquieto y predispuesto a accidentes", señala el cirujano plástico Felipe Coiffman. El especialista aseguró que en el Hospital de la Misericordia es muy frecuente que lleguen niños quemados porque los padres, para escarmentarlos porque se orinan en los pantalones o en la cama los sientan en un platón con agua hirviendo. También es común que les quemen las manos o la boca con una plancha caliente por haber "robado" comida. En general, es difícil saber cuántas de las consultas por trauma, que son el 30 por ciento, son ocasionadas intencionalmente por los mayores. "Sólo a fuerza de preguntar cómo ocurrió el percance se descubre que no ha sido accidental", dice el doctor Alberto Vélez, del Hospital Infantil "Lorencita Villegas de Santos", quien señala que incluso se presentan casos de menores de un año que mueren por este tipo de agresiones.
Las causas del maltrato infantil son múltiples. Los padres violentos son personas con una bajísima capacidad de estrés, que reaccionan violentamente ante el llanto o la demanda de atención, pero no existe un perfil determinado del agresor. La pobreza y la ignorancia son factores que inciden de manera directa, pero el maltrato no es patrimonio exclusivo de estos sectores sino que es un hecho que se presenta en las diferentes clases sociales. El Plan Nacional de Acción a Favor de la Niñez, así como los esfuerzos de entidades no gubernamentales y de la Unicef, son programas que están empeñados en devolverle a los niños colombianos la sonrisa y el bienestar que hará decrecer el círculo de la violencia. Porque, como concluyeron los expositores, los niños torturados de hoy serán los torturadores del mañana.