INSECTOS SELECTIVOS

Un estudio encuentra que los zancudos están más interesados en picar a ciertas personas que a <BR>otras.

27 de septiembre de 1999

Para nadie es un secreto que ciertas personas tienen un atractivo particular para ser la
suculenta comida de zancudos mientras que otras parecen estar vacunadas contra las picaduras de estos
insectos. Hasta hace poco tiempo esa atracción era inexplicable. La semana pasada, sin embargo, un
grupo de científicos de la Universidad de Florida encontró que los zancudos sí son selectivos y tienen sus
preferencias. A esta conclusión llegaron después de realizar un estudio para determinar si los pequeños
vampiros escogían a sus víctimas o lo hacían indiscriminadamente. "En un grupo de 10, una persona será
picada más que otras", dijo Jerry Butler, entomólogo, quien participó en el estudio.
Según explicó, los insectos han evolucionado y sobrevivido gracias a su habilidad para escoger los
mejores anfitriones para sus comidas y la manera de seleccionarlos es a través de un afinado sentido del
olfato. Ciertas personas atraen a los zancudos desde 40 millas a través de la respiración. Este experto cree
que la mezcla de dióxido de carbono y otros olores corporales producen un aroma que viaja por el aire y los
invita a cenar.
Estos insectos viajan en zigzag hasta el sitio de la cena y se guían por el olfato, la vista y su sensibilidad
al calor para seleccionar la presa más sustanciosa.Los investigadores construyeron un olfatómetro, una
máquina que mide las preferencias de los zancudos por ciertos olores, y lo conectaron a una
computadora. El aparato registra el momento en que el insecto escoge un olor y decide realizar su comida.
Sostienen la teoría de que los zancudos, que necesitan colesterol y vitamina B pueden saber cuáles son las
personas con más alta concentración de estos elementos. También creen que se dejan seducir por el ácido
láctico y el úrico. Butler ha descubierto que las cremas y cosméticos que se ponen en la piel son muy
atractivos. Lo mismo sucede con las drogas, especialmente aquellas para controlar la presión arterial y el
colesterol. Aunque solo un insecto en 1.000 transmite enfermedades contagiosas, Butler piensa que si se
logra reducir el promedio de picaduras es posible disminuir la propagación de estos males.