| Foto: SEMANA

Libro

Madres ofrecían a sus hijas para que tuvieran sexo con Pablo Escobar: exagentes de la DEA

El nuevo libro "Manhunters: How We Took Down Pablo Escobar’, publicado este 12 de noviembre, revela nuevos detalles sobre el excéntrico estilo de vida que llevaba el capo.

12 de noviembre de 2019

Pablo Escobar era un fanático de los juguetes sexuales, la lencería femenina y los baños elegantes. Así lo revela el nuevo libro Manhunters: How We Took Down Pablo Escobar, escrito por dos exagentes de la DEA que lo siguieron durante un año y medio a principios de la década de 1990. 

Según Steve Murphy y Javier F. Peña, todos estos detalles de su vida fueron recolectados durante el periodo que el narcotraficante estuvo recluido en la prisión La Catedral, el lugar al que aceptó ir en el gobierno de César Gaviria a cambio de no ser extraditado a Estados Unidos.

En 1991 y después de años de escapar de la ley, Escobar se entregó a las autoridades. Son famosas las anécdotas de cómo convirtió la prisión en un hotel de lujo personal. Allí construyó elegantes suites y continuó dirigiendo su imperio del narcotráfico. 

Sin embargo, el 22 de julio de 1992, 406 días después de estar recluido y cuando el gobierno intentó trasladarlo a una verdadera cárcel, escapó. Allí dejó una serie de objetos que reflejan el excéntrico estilo de vida que llevaba y que se convirtieron en el tema central de Manhunters, libro que fue publicado este martes 12 de noviembre en todas las plataformas digitales.

En algunos extractos, difundidos por el diario New York Post, los dos exagentes de la DEA describen como "la prisión era más o menos lo que sospechábamos: un club de campo lleno de artículos de lujo, como televisores de última generación, refrigeradores y equipos estéreo".

“Escobar nunca durmió en el mismo lugar por más de dos noches consecutivas. Eso incluía su propia "celda" de la prisión. Usaba las cabañas cercanas para fiestas y alternaba para dormir en cada una de ellas. Todos estaban bellamente decorados, con macetas, cestas colgantes y lujosas tapicerías y cortinas”, describen Murphy y Peña.

Según los exagentes, una de las cosas más curiosas es que en una de las celdas había un baño construído como un bunker: tenía paredes de cemento reforzado con más de tres pies de espesor.  "A Escobar le gustaban los baños limpios y bien proporcionados, y cada vez que allanábamos una casa segura que utilizaba Escobar, siempre encontramos un baño curiosamente brillante con accesorios nuevos", dicen. 

Tras la fuga de Escobar de La Catedral se encontraron muchos de sus artículos personales, sin embargo, los que más han llamado la atención de los investigadores son las "batas de encaje y los juguetes sexuales, incluidos los vibradores", que según los exagentes  estaban cuidadosamente ordenados en un armario. 

Peña y Murphy también describen la oficina de Escobar en la cárcel como un lugar "sorprendentemente ordenado". Encontraron, por ejemplo,  un archivo de correspondencia en donde el capo tenía metódicamente organizadas las cartas que le enviaban sus enemigos con amenazas de muerte. Allí también reposaban una serie de cartas "de madres que ofrecían a sus hijas para tener sexo con el narcotraficante”, dicen. 

Por los hallazgos, los agentes describen a Escobar como un hombre al que gustaba hacer alarde de su riqueza. En su escritorio personal encontraron amontonados varios cientos de dólares, así como lingotes de oro y joyas. “También una pistola hecha de oro macizo”, escribe Peña.

Durante la inspección al lugar, que ocurrió luego de la fuga del capo, también llamó la atención una serie de libros y textos sobre cómo cuidar a palomas mensajeras. “Se ubicaron varios gallineros en toda la prisión, incluso fuera de la celda de Escobar. Según los exagentes, Escobar usó palomas para entregar mensajes a varios miembros del cartel mientras estuvo recluído. 

El capo también también estaba haciendo un seguimiento de cómo lo retrataban los medios. De acuerdo a Peña y Murphy, Escobar tenía en una carpeta "con todos los carteles de ‘se busca‘ que se habían publicado contra él en Colombia". También tenía recortados todos los artículos que hablaban sobre él.

Finalmente, los agentes aseguran que había una montaña de libros de tapa dura autoeditados firmados por Escobar y sus sicarios. "Los volúmenes encuadernados en cuero tenían dibujos satíricos burlándose de los Estados Unidos. Estaban firmados por el propio Escobar y empacados en cajas de regalo", escriben.

El reinado de terror de Escobar llegó a su fin en diciembre de 1993 cuando la policía y los soldados lo mataron a tiros en una azotea en Medellín . A pocos días de cumplirse los 26 años de su muerte, su vida sigue siendo objeto de investigación y misterio para el mundo.