LA CASA EN EL AGUA

En tres años zarpa la última moda en vivienda de lujo:un condominio flotante de la Norwegian Cruise Line.

6 de julio de 1998

Los ricos y famosos pensaban que en cuestión de condominios ya todo estaba inventado. Pero hace un año surgió un proyecto hiperexclusivo que los tiene flotando de felicidad. Cincuenta y tres personajes millonarios pagaron a ojocerrado 22.000 dólares por cada metro cuadrado de un apartamento de dos habitaciones totalmente amoblado, con baño y jacuzzi, salacomedor, cocina full equipo y terraza. Para completar, el lugar cuenta con canchas de tenis, sitios para practicar golf, saunas, hospital, restaurantes, helipuerto y hasta una oficina de corredores de bolsa.
Pero no fueron las comodidades precisamente las que cautivaron a la clientela, pues estos lujos y otros más hacen ya parte de su extravagante estilo de vida. Fue la vista. Un día el panorama puede ser el ancho mar, otro la ardiente bahía de Rio de Janeiro, las exóticas arenas de Bali o el sofisticado puerto de Mónaco. Todo esto porque el complejo residencial no tendrá sus bases en tierra firme sino en el agua. Será un exclusivo condominio flotante que surcará los siete mares y podrá atracar en cualquier puerto según el capricho de sus moradores. Es 'The World of ResidenSea', el primer barco que en lugar de cabinas tendrá 246 espaciosos apartamentos, 40 suites y 183 habitaciones para invitados. Cuenta con apartamentos desde 100 metros cuadrados y un costo de 2,9 millones de dólares, hasta de 200 metros cuadrados y un precio de cinco millones de dólares.
Esto que parece fantasía se hará realidad en menos de tres años. Hace ya más de un mes la compañía ResidenSea firmó el contrato con una empresa naviera alemana para que construya este condominio flotante que estará listo el 30 de abril de 2001. El viaje inaugural parte de Sidney, Australia, y cumplirá un itinerario que incluye Cannes, Mónaco, Rio, las islas Galápagos y las Bahamas.

De puerto en puerto
No es el barco más grande del mundo, pero sin duda será uno de los más lujosos, pues sólo atenderá un tercio de la clientela de los navíos tradicionales que realizan cruceros. Con un peso de 86.000 toneladas, 292 metros de largo, 15 pisos de alto y una tripulación de 500 personas, contará con todas las comodidades de un resort en tierra firme: cafeterías, piscinas, bares, casinos, salas de cine y teatro, gimnasios, saunas y jacuzzi. Pero no todo será diversión. El barco también tiene espacio para oficinas, bibliotecas y salas de conferencias y ofrecerá actividades culturales que incluyen charlas con especialistas en temas diversos y todo tipo de clases, desde baile hasta navegación.
Para los dos primeros años de servicio ya se tienen programados los itinerarios. El barco llegará a Cannes para el festival de cine, atracará en Mónaco para el Grand Prix y estará en el Carnaval de Rio. Después de los primeros tres años, sin embargo, el itinerario se establecerá de acuerdo con los deseos de los dueños. Para evitar conflictos la compañía está estudiando cuál puede ser el mejor sistema para obviar las diferencias. Para empezar, la elección de los lugares se hará por mayoría, aunque la última palabra la tendrá el capitán, Ola S. Harsheim, quien ha participado directamente en el diseño del barco. Lo que sí está establecido es que el ResidenSea estará en puerto 250 días del año.
La idea de combinar la magia de los cruceros con los lujos de los condominios en tierra fue de Knut Kloster Jr., heredero de una familia naviera que en los años 60 fundó la Norwegian Cruise Line, una de las más famosas firmas de cruceros del mundo. Su padre había diseñado hacía 10 años un barco-ciudad con tres hoteles y un centro urbano de tres niveles, pero el proyecto fue archivado por falta de financiación. Pero hace dos años Kloster Jr. se presentó a la oficina con un plan mucho más viable: construir un complejo arquitectónico del más alto nivel en el casco de un barco. La idea había surgido de las múltiples quejas que hacían los pasajeros de cruceros de cinco estrellas por falta de espacio en las cabinas.

Buenos vientos
Aunque muchos pensaron que la idea naufragaría, las ventas van viento en popa. Con solo una maqueta, un video y unos cuantos folletos ResidenSea ha vendido 63 apartamentos en menos de un año y tiene reservados otros 18 que espera vender en los próximos tres años. Bryn Freberg, vicepresidente de la compañía, explicó a SEMANA que una de las razones del éxito del proyecto es que hace realidad el sueño de muchos de recorrer el mundo y sentirse en casa. "El ResidenSea brinda la oportunidad de tener los principales eventos del mundo o las más bellas ciudades a un solo paso de la casa". Además aseguró que el concepto se ha desarrollado para que cada detalle esté cubierto: "En el barco tendrán todo lo que necesitan. En la cubierta de arriba se construirá una pequeña villa, con espacios muy amplios, donde funcionará un club privado y los propietarios tendrán todo a su disposición. Incluso podrán mantener el control de sus negocios porque existen oficinas equipadas con la mejor tecnología en computadores y comunicaciones".
Hasta el momento el perfil de los compradores está definido: ejecutivos con un promedio de edad de 55 años, con gustos por la navegación y el mar, acostumbrados a realizar entre tres y cuatro cruceros al año. "Para algunos esta será una residencia entre las muchas que tienen en el mundo, pero para otros el ResidenSea será su dirección permanente", afirmó Freberg. Entre los compradores la mitad son norteamericanos y un 40 por ciento europeos, pero el ResidenSea está buscando latinoamericanos que se unan al plan: "Sabemos que en este continente la mayoría de países tienen costas y que su gente está muy familiarizada con el mar, de modo que los latinos son una parte muy importante de nuestra clientela potencial", dijo Freberg. Los interesados pueden apartar su casa con un depósito de 5.000 dólares. No obstante, la compañía advierte que quien tenga ingresos netos menores de cinco millones de dólares al año no debe molestarse en solicitar información.
Para expertos en finca raíz esta inversión tiene sus bemoles.Teniendo en cuenta que el contrato que se establece no es de propiedad como se hace en tierra, sino de lease o arriendo por 50 años, algunos consideran que los precios son exorbitantes. Si bien el propietario del apartamento puede vender su derecho o subarrendar la unidad, la compañía está en capacidad de vetar el negocio. El mantenimiento anual es otro aspecto para considerar: los propietarios deben pagar el 5 por ciento del precio de su apartamento cada año para gastos de administración, lo que significa que la cuota para una unidad de 200 metros estará alrededor de los 270.000 dólares anuales. Si bien es cierto que el proyecto no está concebido como un negocio de inversión, la compañía asegura que aun con esos precios la casa en el agua sigue siendo una oferta interesante."Si se comparan los precios de un apartamento en Mayfair en Londres o en cualquier otro barrio lujoso del mundo, no es muy costoso. Aquí todo está incluido", dijo Freberg.
Aunque para muchos la idea es descabellada y excéntrica, la compañía piensa que "lo más probable es que otros barcos similares se construyan después del ResidenSea. Los barcos-casa son un nuevo segmento en este negocio". De hecho, en la industria de los cruceros, que hoy navega a toda marcha, lo lógico es pensar que en el futuro aparecerán proyectos similares. No se descartan hoteles, ciudades flotantes e incluso canchas de golf. La imaginación es el límite.