La dinomanía

Tan descomunales como los dinosaurios de Jurassic Park son las cifras que se están moviendo alrededor de la película.

30 de agosto de 1993

EN LAS ULTIMAS SEMANAS, LA DINOmanía ha invadido el mundo. Dos meses después de su estreno, la película de Steven Spielberg se ha convertido en un fenómeno comercial sin antecedentes. Tan descomunales como los dinosaurios de Jurassic Park son las cifras que se están moviendo a su alrededor. Para empezar, dos semanas después del estreno en los Estados Unidos, ya se habían recuperado con creces, los 70 millones de dólares invertidos en su realización (presupuesto que la colocó como la película más costosa de la historia del cine). Cinco semanas después, las ganancias llegaban a 200 millones de dólares . Por su parte, la novela de Michael Crichton -en la cual se basa la cinta de Spielberg-reporta ya cuatro millones de ejemplares vendidos y encabeza la lista de best-sellers del New York Times.
Pero los monstruosos dividendos de Jurassic Park no están sólo en la taquilla.Los dinosaurios han invadido la Tierra. Desde los acuciosos fabricantes de Taiwan hasta los gigantes norteamericanos y europeos de la industria del juguete, han inundado las vitrinas de dinosaurios, tiranosaurios y velocirraptores de todos los tamaños, materiales y colores. Y cerca de un millar de productos han obtenido la licencia para llevar el logotipo de "Jurassic Park".Una muestra de esta locura:
en solo tres semanas, la cadena McDonald vendió los tres millones de mugs de Jurassic Park, que ofreció como promoción de sus hamburguesas.
Y no sólo los norteamericanos, tan dados a la mitomanía, han caído en las fauces de los dinosaurios. El fenómeno ha sobrepasado las barreras de una caprichosa fiebre local para convertirse en una tendencia que parece haber transformado el mundo en una historieta de Hanna y Barbera y, como en Los Picapiedra, todo parecer llevar el prefijo "dino"... llaveros, gorras, mugs, camisetas, esferos, maletines y toda esa gama de chucherías que componen el mundo del merchandise. Tanto en Inglaterra como en Japón, en Suramérica como en los países asiáticos, el estreno de la película ha ido dejando una rentable estela de dinoproductos. lncluso en Australia y otras naciones europeas, donde aún no se ha estrenado la cinta de Spielberg, la parafernalia de Jurassic Park ya ha invadido los almacenes y empieza a enloquecer a la gente menuda.
Lo cierto es que la industria cinematográfica dejó de ser un negocio de inversión en producción y recuperación en taquilla. Ahora la promoción y la explotación comercial hacen parte de esta lucrativa fórmula. En los úllimos años, los millonarios presupuestos invertidos en la publicidad de una película se recuperan con el rentable marketing. Un ejemplo reciente fue la batimanía. Pero la dinomanía promete dejar en el período jurásico las ganancias de la explotación comercial de Batman. La fiebre "dino" apenas comienza y las ventas de taquilla, videos y artículos ya han superado los dos mil millones de dólares.
Pero no todo parece ser frivolidad en este nuevo capricho de la sociedad de consumo. Esta tendencia ha llevado a la gente a gastar algo más que dinero en dinosaurios de plástico. Hoy más que nunca antes, la gente quiere saber más acerca de esa especie que existió ha ce 65 millones de años. En los últimos seis meses, todas las principales revistas del mundo le han dedicado su portada y artículos a los dinosaurios. Desde National Geografic hasta Time se han ocupado de satisfacer ese interés de la gente por aprender más sobre la existencia y la misteriosa extinción de esos gigantescos reptiles que poblaron la Tierra durante más tiempo del que el ser humano lleva habitándola. Los ecologistas también empiezan a sacar partido de este fenómeno, concientizando a las nuevas generaciones sobre el peligro de la extinción de especies y, aprovechando la moraleja de la película, acerca de las nefastas consecuencias de la actitud del hombre actual de desafiar a la naturaleza.
La idea del genial director de cine de resucitar a los primeros habitantes del planeta ha llevado a la gente no sólo a hacer cola en los teatros sino también en los museos de historia natural en los que el tema central son los dinosaurios. La misma Universal Pictures, productora de la película, tiene la intención de hacer un parque como el que soñó el millonario de Jurassic Park en una isla de Costa Rica, poniendo como atracción turística a los gigantescos dino-robots que se utilizaron en la filmación. Con fines menos altruistas, los avivatos negociantes ya han lanzado el video pirata de Jurassic Park e incluso algunos ingeniosos han abierto "Jurassic Parking" cerca de los teatros donde se exhibe la cinta. La locura ha llegado a tal extremo que incluso el diario sensacionalista inglés The Sun publicó una entrevista con la ex esposa de Spielberg, Amy Irving, bajo el título: "El Lerdosaurio de Spielberg hizo que mi vida sexual se extinguiera". Al parecer nadie quiere perderse la oportunidad de sacarle partido a la dinomanía. -