LA ESTEREOMANIA

El mundo anda con la nariz pegada a una lámina de colores, obsesionado con la moda de ver imágenes en tercera dimensión.

7 de noviembre de 1994

EN LAS LIBRERIAS DE WASHINGTON, en el metro de Londres, en los almacenes de París, en las calles de Nueva York se ve a la gente con la nariz pegada a una lámina de colores que mira como hipnotizada. A simple vista se trata de un dibujo abstracto. Muchos se detienen algunos minutos y, luego de intentarlo infructuosamente, se van decepcionados. Otros, más pacientes, permanecen ahí con los ojos fijos hasta que, de pronto, gritan emocionados "Lo ví. Es un dinosaurio" .

Es la onda del estereograma, una moda que tiene a medio mundo mirando bizco. El atractivo es encontrar la imagen escondida, que puede verse en tercera dimensión sin necesidad de usar anteojos especiales, como ocurría en el pasado.

El furor de la estereomanía es tal, que en la lista de los libros más vendidos, publicadas en los diarios New York Times y Washington Post, viene apareciendo hace 32 semanas el título The Magic Eye -de N.E. Thing Enterprises- que ya va en su tercera versión.

Los tres libros están también en los primeros puestos de las listas de best-sellers de Gran Bretaña, Alemania, Australia y Brasil, país donde en los dos últimos meses se han vendido 140.000 ejemplares, lo que demuestra el gran éxito de este fenómeno.

La manía se originó hace dos años en Japón y desde entonces el planeta se ha inundado de afiches, tarjetas postales y calendarios que reproducen imágenes abstractas incomprensibles para la mayoría y visibles solamente para los iniciados. Aparentemente hoy el mundo se divide en dos clases de personas: los que pueden ver la ilusión tridimensional y los que no pueden.
Los estereogramas se basan en el principio de que el cerebro genera la percepción visual de profundidad cuando ve simultáneamente dos imágenes ligeramente diferentes de un mismo objeto. Esto ocurre porque los ojos, al estar separados, tienen cada uno su propio punto de vista. Y aunque parezcan un invento nuevo, son cosa del pasado. Los científicos le han buscado una aplicación práctica a esta técnica de enviarle una información al ojo derecho y otra al izquierdo. Se ha utilizado para fines tan diferentes como diseñar papel de colgadura, construir juguetes -los viewmasters de hace unos años- y tomar fotografía aérea con cámaras de dos lentes para lograr información topográfica. Algunos artistas incluso han experimentado con esta técnica. Salvador Dalí pintó cuadros en tercera dimensión: dos paneles casi idénticos que el espectador debía mirar simultáneamente y mezclar las imágenes cruzando los ojos hasta formar una, que aparecía como flotando en el espacio.

Esta técnica ha llevado también al desarrollo de los cascos visores que permiten observar la realidad virtual computarizada.

No obstante, la actual popularidad de los estereogramas ha resurgido gracias a la accesibilidad a los computadores. La técnica que se conocía ya en los laboratorios de las universidades, se ha generalizado y comercializado. Hoy en día es posible conseguir el software para producir las imágenes en computadores personales.

Lo que tienen de especial los estereogramas -sean random dot, producido en un computador personal relativamente modesto, o color field, reproducido impecablemente con las más avanzadas técnicas japonesas en los libros que tienen al público tan intrigado- es que no requieren de lentes especiales ni de cascos con monitores para verlos.

Las dos imágenes se diferencian de las conocidas hasta ahora en que no se colocan la una al lado de la otra, sino que aparecen fragmentadas y presentadas en una misma página. Los ojos inicialmente no ven nada reconocible pero subconscientemente se entiende que se están presentando dos imágenes diferentes y los ojos se ajustan a lo que saben hacer automáticamente: fusionarlas en una tridimensional.

LOS HAY DE DOS CLASES

Hay, sin embargo, dos tipos de estereogramas: los que tienen una imagen identificable que simplemente pasa en un momento dado a tercera dimensión, y las que constan de dibujos abstractos, cuya imagen no se reconoce a simple vista sino que se identifica cuando salta a la tercera dimensión.

El truco para verlo es aprender a relajar lo músculos de los ojos par variar la forma de enfocar la imagen. Luego se coloca la ilustración cerca de la nariz, enfocando más allá del plano del papel, como si se estuviera mirando a través de éste. Al retirarla lentamente, la figura aparecerá. A veces toma tiempo pero una vez se logra, es fácil repetir. Además de la sorpresa que produce, los expertos en el tema señalan que con esta visión se experimenta un estado de relajación similar a la que produce la meditación. A otros simplemente les da mareo estar intentándolo una y otra vez sin lograr ver nada.

Los que no pueden ver en 3-D tienden a creer que es una gran tomadura de pelo, pero tan pronto la imagen salta en dimensionalidad produce una divertida sorpresa y ganas de ensayar con una y otra imagen para descifrar su contenido. Con éxito comercial en Japón, Inglaterra y Estados Unidos, la aplicación de esta técnica se reduce por el momento a las artes gráficas. Habrá que ver cómo la utilizan los artistas digitales con la nueva generación de computadores.

Lo cierto es que por ahora los estereogramas están en todo: camisetas, corbatas, rompecabezas, bolsas de compras y baldosas. Pero el mayor indicador del éxito es la edición pirata de afiches que se encuentran en las ventas ambulantes de muchos países.


INSTRUCCIONES PARA VER EN TERCERA DIMENSION

E estereograma está conformado por dibujos repetidos en forma paralela que a simple vista parecen idénticos, pero no es así. Al mirarlos con detenimiento se encuentran pequeñas diferencias. Es en estas pequeñas diferencias donde se encuentra camuflada la imagen tridimensional. Para verla es necesario forzar el ojo izquierdo a que mire una línea de dibujos mientras el ojo derecho mira la siguiente. Las imágenes se mezclan en el cerebro produciendo la ilusión óptica de la tercera dimensión. Para descubrirla, es necesario relajar los músculos de los ojos, colocar la nariz cerca de la lámina y luego enfocar la mirada más allá, como mirando a través de éste. Al retirarlo lentamente, la imagen saltará a la vista. Si esto no ocurre, ensaye de nuevo una y otra vez A veces toma tiempo, pero en cuanto se logra ver es fácil repetir.