A S T R O N O M I A

La Luna en la sombra

Este jueves en Colombia se observará un eclipse total de Luna, uno de los grandes espectáculos astronómicos de 2000.

14 de febrero de 2000

El próximo jueves habrá luna llena. Ese día el satélite de la Tierra estará ubicado en el cenit y brillará, como siempre, gracias a la complicidad del Sol. Pero hacia las 9 de la noche el planeta Tierra se le atravesará en el camino. Al estar alineados el Sol, la Tierra y la Luna por espacio de una hora el satélite se sumirá en la sombra de la Tierra y provocará un espectáculo de luces que, según los astrónomos, puede ser inolvidable. Lo anterior se conoce como eclipse total de luna. Es un fenómeno menos promocionado que los eclipses de Sol pero no por esto menos llamativo. No hace falta adquirir telescopios ni filtros para apreciar el paulatino oscurecimiento de la luna llena; la única condición es estar en el continente americano y, cuando caiga la noche, acomodarse en un buen lugar fuera de la casa y tener una buena vista hacia el oriente. La función comenzará a las 9 de la noche (hora de Colombia), momento en el cual la curvatura de la Tierra empezará poco a poco a opacar al satélite. Esa primera fase se llama penumbra y en ella la Luna empieza a tomar un color ceniza. Más tarde el satélite entrará a la umbra, es decir, a la sombra central más oscura proyectada por la Tierra, que producirá un notable cambio de colores en la superficie lunar. La fase más interesante, por supuesto, será cuando se produzca el eclipse total. Inicialmente se observarán tonos oscuros y más tarde otros más fuertes, posiblemente con visos de colores rojo, naranja, verde, azul o amarillo. Esto se debe, según explica el astrónomo Germán Puerta, a que parte de la luz solar que recibe la Tierra en las regiones donde a esa hora es de día (este de Europa, Asia, Australia y la parte occidental del océano Pacífico) será desviada por la atmósfera terrestre hacia el satélite, ocasionando el cambio de luces. Puerta aclara que cuando la Luna entra en completa umbra y comienza el eclipse total suceden juegos inesperados de colores sobre el satélite. Agrega que uno de los momentos más inolvidables es cuando las sombras avanzan sobre los cráteres, algo que se puede observar con binoculares. “Además la Luna toma una rara apariencia tridimensional contra el fondo estrellado”, dice. Así como en todo espectáculo que se respete hay un repertorio de ñapa esa noche, cuando la Luna apague las luces, se podrán observar a lo lejos, hacia el oeste, a Júpiter y Saturno. Aun cuando no es necesario ir a sitios especiales para observarlo en el parque Simón Bolívar, en Bogotá, la Asociación de Astrónomos Autodidactas de Colombia pondrá a disposición del público 70 potentes telescopios para quienes deseen observar y aprender más sobre este fenómeno. Los astrónomos de la Asociación se encargarán de operar los telescopios y explicar paso a paso su desarrollo. Este maravilloso espectáculo ha asombrado a la humanidad a través de los tiempos. Los griegos, especialmente Aristóteles, tomaron nota del fenómeno y fue precisamente este filósofo quien citó el eclipse de luna para afirmar que la Tierra era una esfera y no un plano. Los eclipses siempre han estado relacionados con eventos trágicos, como el fin del mundo. Pero también hay anécdotas en la historia en las cuales el eclipse de luna fue crucial para el desenlace de un evento. Se cree que en la guerra del Peloponeso el cambio de la fase de la Luna durante un eclipse sorprendió tanto al ejército ateniense como al de Siracusa al punto que ambos se negaron a marchar sobre el enemigo. Existe una leyenda del año 1504, cuando Cristóbal Colón se encontraba en las costas de Jamaica y los nativos se rehusaban a entregarle provisiones para continuar el viaje. Basado en las tablas de navegación del astrónomo Regiomontanus, Colón organizó una audiencia con los indígenas en una noche de eclipse lunar y los amenazó con hacer desaparecer la Luna si no le ayudaban. Cuando el fenómeno ocurrió los nativos accedieron a ayudar al navegante. Este espectáculo no es muy frecuente y a veces ocurre cuando el cielo está nublado. De modo que lo mejor es prepararse para observarlo porque, de otra manera, lo más seguro es que le toque esperar cuatro años para volver a verlo.