DESCUBRIMIENTO

La más antigua

Un fósil presentado por 'Science' reveló que la famosa Lucy no es el antepasado más antiguo del hombre. Ardi, que vivió casi un millón de años antes, arroja nuevas pistas sobre la relación de la humanidad con los monos.

3 de octubre de 2009

El jueves pasado, la revista Science publicó el resultado de varios años de estudio sobre Ardi, un Ardipithecus ramidus, considerado el antepasado más antiguo del hombre encontrado hasta ahora. Se trata de las conclusiones de un trabajo que comenzó en 1992, cuando un grupo de científicos liderados por Tim White, de la Universidad de California en Berkeley, halló en inmediaciones de Etiopía un esqueleto fosilizado.
Durante 17 años, cada una de las piezas encontradas fue estudiada minuciosamente por un grupo de 47 especialistas en distintas disciplinas. Se trata de un especimen hembra que vivió hace 4,4 millones de años, medía 120 centímetros y pesaba unos 50 kilogramos. Ardi revela características biológicas hasta ahora desconocidas. A través del análisis de sus huesos se desprende, por ejemplo, que podía treparse a los árboles y que se movía por ellos en cuatro patas. Aun así, los estudios muestran que no se apoyaba sobre sus nudillos, lo que sugiere que también podía caminar erguida cuando estaba en el suelo. La habilidad de treparse a los árboles y caminar sobre sus piernas plantea una controversia sobre el origen de los bípedos, que habrían evolucionado mucho antes de que los homínidos dejaran los árboles.
El tamaño del cerebro es igual al del chimpancé actual y por la forma del cráneo y los dientes se deduce que tenía una cara pequeña. Algunos expertos señalan que el ancestro común entre hombres y chimpancés tendría una apariencia más humana de lo que se había especulado. Además, carece de un canino afilado y protuberante, lo que da indicios de que probablemente se alimentaba de nueces, insectos y roedores. Este nuevo hallazgo significa un tesoro para los paleontólogos, sobre todo porque varias de sus piezas están prácticamente completas.
Hasta ahora, el fósil más antiguo relacionado con la evolución del hombre era conocido como Lucy, un australopitecus de 3,2 años de antigüedad, hallado en 1974. White, líder de la investigación, dijo en una entrevista que la conclusión más sorprendente del análisis de Ardi es que los grandes monos africanos y los humanos siguieron caminos muy diferentes tras su último ancestro común (el famoso eslabón perdido), lo que hace difícil comprender la evolución humana. “La única manera de saber a qué se parecía será encontrarlo”.