Neurociencia

La mente diversa

Hace dos décadas Howard Gardner cambió los paradigmas de la educación con la teoría de las múltiples inteligencias. El científico estará en Colombia en mayo.

24 de abril de 2005

Si usted es de los que cree que el cerebro de los seres humanos es una computadora con diferentes aplicaciones y su inteligencia depende del aprovechamiento que haga de todo ese software, probablemente ya ha sido influenciado por las teorías de Howard Gardner.

Este científico estadounidense revolucionó el mundo en 1983 cuando publicó su libro Frames of mind en el que aseguraba que había por lo menos siete tipos de inteligencias, la lingüística, la espacial, la lógico matemática, la musical, la corporal y cinética, la interpersonal y la intrapersonal. Estas dos últimas fueron más tarde la base de todo el trabajo de Daniel Goleman, quien las promovió bajo el nombre de inteligencia emocional.

Gardner estará en Colombia el 25 de mayo para participar en un foro sobre liderazgo.De 62 años, es hijo de una pareja judío-alemana que escapó de los nazis justo durante la famosa noche de los cristales rotos en 1938 y que logró establecerse en Filadelfia, Estados Unidos.

En 1950 Gardner era un joven curioso que pasaba mucho tiempo sumergido en la lectura y el piano, instrumento que interpretó con maestría desde los 7 años. En aquella época ser inteligente era sinónimo de ser científico. Pero sus intereses se enfocaban en la historia, la creatividad, el funcionamiento de la mente y las artes, considerados temas más 'suaves' que las ciencias exactas. A pesar de ello, ingresó a la Universidad de Harvard como estudiante de historia; luego cambió a sicología clínica y más tarde, tras conocer al sicólogo Jerome Bruner, se dejó tentar por la sicología cognitiva del desarrollo.

En 1967, al recibir su diploma summa cum laude, imperaba la idea de que la inteligencia era una sola o general, hereditaria, inalterable y cuantificable, conceptos forjados por Jean Piaget. Gardner admite que compartía con el sicólogo francés la noción que el centro de la inteligencia eran las capacidades cognitivas lógicas, por lo que muchos niños con buen desempeño para las matemáticas eran considerados de inmediato como brillantes.

Poco después de su graduación se vinculó al proyecto Zero en la Universidad de Harvard para entender el pensamiento artístico y la creatividad y los procesos cognitivos humanos. Sus estudios de doctorado y posdoctorado se orientaron hacia la sicología y la neurosicología.

A finales de los años 70 trabajó en el proyecto Human Potential para valorar el estado del conocimiento científico sobre el tema. Esta vasta experiencia le ayudó a comprender que el buen o mal desempeño en un campo no aseguraba éxito o fracaso en otro y que el pensamiento matemático era sin duda inteligencia pero sólo una de las tantas capacidades que puede exhibir el cerebro humano. Tan importantes como el pensamiento lógico eran las habilidades lingüísticas y musicales. Su vinculación al proyecto fue crucial pues el resultado de este trabajo fue el libro Frames of mind en el que por primera vez Gardner expuso su teoría de las múltiples inteligencias. Y por primera vez un hombre dado a trabajar en silencio y a evitar conflictos se vio envuelto en una polémica mundial que aún hoy está vigente.

Uno de los puntos que ha desatado mayor controversia es la poca importancia que él le ha dado a las pruebas para medir el coeficiente intelectual. "No creo que sean necesarias. Ser buen observador puede ayudar. Además la inteligencia puede cambiar como resultado de la práctica o de la falta de práctica", dijo a SEMANA. También se le critica que muchas de las características que él llama inteligencia son simples talentos. Para él es insignificante si la gente se refiere a la inteligencia musical como un talento, siempre y cuando se le llame así también a la capacidad matemática o lingüística. Lo que no acepta es que a unas se les diga talento y a otras inteligencia.

Para Gardner el cerebro humano equivale a siete computadores relativamente independientes, cada uno equipado con un programa diferente. La inteligencia, dice, es esa capacidad de procesar información para resolver problemas o moldear productos valiosos en determinada comunidad y cultura. Todos la tienen aunque algunos la usan para cosas superfluas o negativas y otros para asuntos más provechosos. Por eso no cree que el cerebro de un genio sea diferente. Lo que sí es diferente es aquello que el genio hace con su cerebro.

Gardner creía que su teoría sería un aporte exclusivo al campo de la sicología. Pero ha sido en el ámbito de la educación en el que más se han adoptado sus ideas. Padres y profesores se han visto retados por sus ideas para construir nuevos métodos de enseñanza y aprendizaje. Para Julián de Zubiría, de la Fundación Merani, cuyo programa de talentos se ha derivado de Gardner, su trabajo ha sido revolucionario y creativo. "Cambió los paradigmas y nos mostró que somos más complejos de lo que se creía", asegura.

Con el tiempo sus aportes se han aplicado en muchos más ámbitos como en las empresas, la política, los museos, las instituciones sin ánimo de lucro. Mientras tanto este científico social ha seguido una carrera muy activa en la publicación de libros sobre temas de su interés como la creatividad(Creating minds), Liderazgo (Leading minds),Educación(The

unschooled mind). Su obra más reciente Changing minds habla sobre los procesos por los cuales los individuos cambian su mente y las de otras personas y describe siete palancas que propician un cambio de mentalidad.

Con el tiempo a su lista de atributos cognitivos agregó dos nuevas inteligencias, la naturalista y la existencial, esta última también conocida como "la de las grandes preguntas".

Gardner dedica parte de su tiempo a compartir su conocimiento a través de conferencias en los cuales casi siempre es abordado por padres, educadores, empresarios que tienen muchas preguntas. ¿Cómo puede un padre detectar en forma temprana la inteligencia de su hijo y cultivarla? ¿Qué consejos puede darle al sistema educativo? ¿Qué es lo primero que se le debe enseñar a un niño? Las respuestas son más simples de lo que parecen. "Lo primero que hay que hacer es querer al hijo. Es el más grande regalo y dura toda la vida".