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SEXUALIDAD

La pastilla del ‘sí’ para las mujeres

El gobierno de Estados Unidos estudia aprobar esta píldora de libido. Sería la solución para millones que sufren de bajo deseo sexual en el mundo.

1 de junio de 2013

Para el diez por ciento de las mujeres el sexo es una pesadilla. No les interesa tener una relación sexual lo cual, obviamente, trae muchos problemas en sus relaciones afectivas. Estas personas sufren un trastorno conocido como ‘bajo deseo sexual’ que,  según el doctor Hernán Aponte, muchas veces se debe a un problema hormonal, en otras al uso de fármacos como los antidepresivos, que interfieren en la química cerebral de la pasión, y en otras a la menopausia, cuando la mujer deja de producir estrógenos. 

“También hay factores exógenos como el cansancio, el estrés o una mala relación afectiva”, señala el experto. Pero aun en parejas que se profesan un gran amor, las mujeres se quejan de que con el tiempo la chispa se apaga. “A veces me pregunto si el síndrome de deseo sexual no tiene que ver con la libido sino con el aburrimiento”, dijo a SEMANA Lori Brotto, psicóloga de la Universidad de British Columbia.  

El común denominador es que ante la perspectiva de tener relaciones sexuales con sus parejas, estas mujeres son evasivas: se meten en la cama temprano o esperan a que él se duerma primero. También acuden a la excusa del dolor de cabeza, aunque algunas, por miedo a perder la relación, fingen placer. “La falta de erotismo en la relación es muy común no solo entre casados, sino entre novios. En ambas la rutina se apodera de sus vidas sexuales”, señala Nereida Lacera, sexóloga de Profamilia. 

Pero una droga, la primera en ser sometida a la aprobación de la Food and Drug Administration de Estados Unidos, está a punto de resolver esta terrible situación. Se trata de  Lybrido, y si todo marcha como está planeado, en cuestión de tres años las mujeres con este problema tendrían este medicamento en su mesa de noche. Aunque se le conoce como el Viagra femenino, no tiene nada que ver con este, pues en lugar de actuar sobre las arterias de los genitales, por primera vez afectaría en la química del cerebro para aumentar el deseo de las mujeres. 

El científico holandés Adriaan Tuiten, del laboratorio Emotional Brain, diseñó la droga y presentará próximamente las dos opciones en estudio, ambas recubiertas de testosterona mezclada con menta. La primera tiene en su interior una sustancia parecida al Viagra, que suministra mayor flujo de sangre a los genitales y que trabajaría con la testosterona para aumentar el deseo. La segunda contiene Buspirone, utilizado contra la ansiedad,  que cuando se toma de vez en cuando suprime la serotonina. Esto es importante porque en el complejo coctel de químicos necesarios para el deseo, la dopamina es responsable de la lujuria, y la serotonina, de la inhibición y la calma. Para una respuesta sexual efectiva se requiere mucho de la primera y poco de la segunda.

Este no es el primer intento, pues Flibaserin y Bremelanotide, dos píldoras no hormonales, fallaron en el objetivo de solucionar el problema de bajo deseo en las mujeres. Pero todo parece indicar que Lybrido será otra historia. Según un estudio preliminar publicado recientemente en el Journal of Sexual Medicine, el medicamento logró aumentar no solo el deseo, sino también la cantidad de orgasmos.“Tuvimos relaciones seis veces a la semana, cuando antes era solo una”, le relató una paciente a Daniel Bergner, autor del libro What Do Women Want? Adventures in the Science of Female Desire, quien ha seguido de cerca la investigación sobre el deseo femenino.   

Si se aprueba, la píldora sería un hito si se tiene en cuenta que la sexualidad humana, en especial la femenina, es un rompecabezas complejo. Las mujeres sufren más el bajo deseo sexual. Un estudio hecho en 2.500 individuos por Dietrich Klusmann, psicólogo de la Universidad de Hamburgo, encontró que en promedio la mayoría de hombres y mujeres tienen el mismo nivel de excitación al comienzo de la relación, pero en un plazo de entre uno y cuatro años el nivel cae al 50 por ciento en las mujeres, excepto las que no conviven con su pareja. 

La diferencia es tal, que los psicólogos evolucionistas han desarrollado la teoría de que los hombres vienen equipados con mayor deseo sexual debido a que el espermatozoide es una célula pequeña y barata que se produce constantemente, mientras que el óvulo es grande y costoso porque viene en cantidades limitadas. Así las cosas, las mujeres estarían más interesadas en procrear, en la fidelidad y en la relación comprometida a largo plazo para asegurar la crianza de la progenie, mientras que los hombres vendrían cableados para esparcir su semen por el mundo.

Pero esto es “un cuento de hadas basado en evidencia débil. Las más recientes investigaciones muestran que las mujeres no tienen la fidelidad escrita en su ADN y su actuar recatado responde más a una impronta cultural”, dijo Bergner a SEMANA. El trabajo de investigadoras como Meredith Chivers, Stephanie Both y Samantha Dawson muestra que cuando hombres y mujeres se exponen a la pornografía, la reacción de ellos siempre es estable, mientras que la de ellas aumenta considerablemente cuando se trata de algo novedoso. 

Aún más, el estudio de Chivers demostró que en diferentes escenarios sexuales, las mujeres se excitan mucho más con hombres desconocidos. Dada la neuroplasticidad del cerebro, es posible que la baja libido de las mujeres sea resultado de los mensajes que reciben desde pequeñas acerca de que son menos sexuales que los hombres, lo que llevaría a que las conexiones cerebrales de su sexualidad fueran más débiles.

La idea de una droga para aumentar el deseo sexual de las mujeres no está exenta de críticas. Algunos, como el ginecólogo Andrew Goldstein, creen que el reto de las farmacéuticas será demostrar que estas píldoras no convertirán a las mujeres en ninfomaníacas. Otros, como Lacera, consideran que el impacto de Lybrido será limitado, pues “si hay un componente psicológico fuerte, por ejemplo, que la paciente cree que el sexo es malo, veo difícil que una pastilla pueda ayudar”. Incluso hay quienes  no ven muy sensual que su mujer tenga que tomarse una pastilla para excitarse. 

Muchos, en todo caso, creen que será un éxito en ventas, tal como el Viagra, porque además de las mujeres diagnosticadas con el síndrome de hipoactividad sexual, otras a quienes ya no se les mueve la aguja con su pareja podrían reencender la llama de la pasión. 

La matapasiones

La monogamia hace que ellas sientan menos deseo.

Las recientes investigaciones sugieren que la relación monógama es pésima para la pasión, un fenómeno que afecta más a las mujeres. Esto sucede porque ellas se aburren más fácilmente del mismo hombre, a diferencia de ellos, cuyo alto deseo sexual les hace conformarse con la misma mujer todos los días. 

Además, se ha encontrado que la fuerza del deseo en ellas es narcisista y se mide por cuánto son deseadas. Su baja libido en relaciones estables se explicaría porque sienten que sus esposos están atrapados y “ya no se da el acto de escogerlas”, como señala la experta Marta Meana.

Para Esther Perel, autora del libro Mating in Captivity, la intimidad no acerca a las parejas, sino que las aleja, y basada en estudios, dice estas con el tiempo pierden la pasión, excepto cuando viven separadas. La razón es que las reglas del deseo no son iguales a las de la estabilidad. El deseo, dice Perel, necesita novedad, curiosidad, sorpresa, y la estabilidad genera seguridad, calma y comprensión, prácticamente lo opuesto. Por eso cree que los problemas sexuales en la pareja no necesariamente se encuentran en la relación, sino en el exceso de intimidad. “El amor necesita cercanía, pero el deseo requiere de espacio”.

La idea no es incitar a las mujeres a ser infieles o a cambiar de pareja  sino  entender cómo funciona el cerebro femenino. “Hay que darle espacio a la pareja, mantener la curiosidad por el otro y nunca ser los mejores amigos, porque allí no hay tensión y para que haya deseo, este elemento debe existir”, recomienda Perel.