LA PILDORA CONTRA LA VEJEZ

El hallazgo de una sustancia que podría evitar los achaques de la vejez ha revivido el sueño de la eterna juventud.

27 de febrero de 1995

CADA CIERTO TIEMPO EL ANUNCIO del hallazgo de la fuente de la eterna juventud alborota al mundo. Hace dos semanas un prestigioso investigador francés aseguró haber encontrado la molécula que podría dar más vida a los años y evitar los achaques de la vejez. El anuncio de la píldora antienvejecimiento, que revolucionaría la geriatría, se convirtió en una noticia de primera plana.
Y eso sucedió porque provenía del famoso endocrinólogo francés Etienne-Emile Baulieu, de 68 años, ganador de varios premios internacionales y de reconocido prestigio mundial. Hace 13 años Baulieu desató una revolución al anunciar que había encontrado una antihormona -la RU 486- que podía provocar el aborto sin necesidad de intervenciones quirúrgicas. Su polémica píldora abortiva, llamada también la 'píldora del día siguiente', comercializada en varios países, es considerada tan importante como lo fue en los 60 el descubrimiento de la píldora anticonceptiva.
Pero el más sorprendido con las expectativas que ha generado su hallazgo ha sido el propio doctor Baulieu, quien no pretende ser el creador de un nuevo elixir de la eterna juventud. Según el científico, aún faltan tres o cuatro años de investigación para poder saber si es posible evitar el deterioro causado por la edad.
De otra parte, el descubrimiento de esa sustancia data de 1960. Entonces el médico francés encontró que la deshidroepiandrosterona (DHEA) se encontraba en grandes cantidades en la sangre de las personas jóvenes. Esta no aparecía, sin embargo, en los recién nacidos ni en los ancianos. La sustancia segregada en gran cantidad por las glándulas suprarrenales a partir de los 7 años y hasta los 25, edad en que se encuentra el máximo de esta sustancia en el cuerpo. Después su producción disminuye progresivamente, y al llegar a los 70 años, el organismo apenas posee un 10 por ciento de ella. Según Baulieu, la disminución de esta sustancia en el organismo tendría relación directa con muchos de los inconvenientes físicos y síquicos que se sufren al envejecer.
Pero fue sólo hasta 1981 cuando Baulieu y su colega estadounidense, el doctor Samuel Yen, director del programa de medicina de la reproducción de la Universidad de California, empezaron a pensar en la posibilidad de detener la caída de los niveles de la DHEA para frenar los estragos del envejecimiento. Lo que Baulieu ha anunciado, es el alentador resultado de sus últimos experimentos en este sentido. Se cree que la DHEA podría evitar el reumatismo, la pérdida de la memoria, la descalcificación ósea y la esclerosis.
Durante tres meses el doctor Yen suministró a 30 pacientes (13 hombres y 17 mujeres entre 50 y 70 años) 50 miligramos diarios de DHEA. Otro grupo de personas consumió un placebo (sustancia neutra). Los resultados mostraron que todas las personas tratadas con la hormona sintieron un mayor bienestar que aquellos que sólo utilizaron un placebo.
Los experimentos en laboratorio han mostrado que animales con predisposición a ciertos tipos de cáncer, sometidos al tratamiento, no lo desarrollaron. Igualmente, ratas con tendencia a la obesidad, a pesar de seguir comiendo lo mismo, no engordaban y mostraban un mejor estado físico.
Otros estudios realizados en Estados Unidos, Japón y Francia muestran que mujeres con alto riesgo de desarrollar cáncer mamario presentaban un bajo volumen de DHEA en sus organismos, lo mismo que hombres con altos riesgos cardiovasculares. La hipótesis de Baulieu es que, con su disminución, alrededor de los 50, aparece una predisposición a las enfermedades típicas de la vejez.
Pero la investigación apenas comienza. Un centenar de voluntarios, con edades comprendidas entre 40 y 75 años, van a participar en los experimentos que el doctor Baulieu iniciará en Francia. El científico proyecta medir los cambios en memoria, comportamiento, piel, tono muscular, niveles de colesterol, actividad cardiaca y dolores de las articulaciones.
Si sus sospechas se confirman, la hormona podría suministrarse como tratamiento compensatorio, parecido al que se prescribe para la menopausia. Y teniendo en cuenta que se trata de una sustancia natural, abundante y fácil de sintetizar, la producción de una píldora resultaría tan sencilla y barata como la de la aspirina y podría ser administrada a la gran mayoría de la población con edades superiores a los 50 años. Si se confirman las esperanzas del científico francés, el nuevo siglo traerá el anhelado elixir de la juventud en un frasco del botiquín.-