LA SEGUNDA PIEL

Un grupo de investigadores ha logrado regenerar la piel, a partir de células tomadas del tejido circuncidado.

26 de octubre de 1992


UNO DE LOS mayores retos de la cirugía cosmética en los últimos años ha sido la obtención de injertos de piel que permitan mejorar la apariencia de aquellas personas que han sufrido desfiguraciones en el rostro o en el cuerpo a causa de quemaduras, cáncer de piel o graves heridas en accidentes. En esto se ha logrado un gran avance en los últimos años. Sin embargo, el mayor problema de estos injertos orgánicos es que, para evitar el rechazo de un tejido extrano, los cirujanos deben remover la piel de otra parte del cuerpo del paciente, lo cual es una causa potencial de otras cicatrices. Ahora la ciencia está cerca de encontrar el método para que la piel se regenere.
Un grupo de investigadores norteamericanos parece haber descubierto una forma para fabricar piel sin que se presenten problemas de rechazo. Y lo curioso del asunto es que el ingrediente clave son células tomadas del tejido seccionado del prepucio de los bebés, durante el procedimiento de la circuncisión.
Desde hace tres años un equipo de biólogos de la companía Organogenesis especializada en biotecnología y radicada en Cambridge, Massachusetts encabezado por el profesor Leon Wilkins, ha estado experimentando en la búsqueda del reemplazo de piel con excelentes resultados en laboratorio.
A partir de una microscópica muestra de células de piel de prepucio que es sembrada sobre una base de colágeno, han logrado que, en tres semanas, estas células proliferen hasta cubrir completamente la base de colágeno y formar asi un sustituto de piel, que puede ser injertado sobre las quemaduras y otras heridas en el paciente para reemplazar el tejido perdido.
En pruebas recientes realizadas en 10 pacientes victimas de quemaduras, los investigadores encontraron que este nuevo tipo de injerto no presentó ningun rechazo. Esto ha dado pie para que la Food and Drugs Administration haya aprobado un programa para emprender pruebas más amplias. Si estas resultan exitosas, la utilización de este tipo de injertos de piel, podría ser una realidad en dos años.