LA TOMA DE CARTAGENA

Renacimiento y 'boom' social en La Heroica por colonización de los cachacos.

15 de febrero de 1999

En Colombia puede haber recesión pero nadie que haya estado en la temporada
pasada en Cartagena la sintió. Todos los que estuvieron allá coinciden en que pocas veces en su
historia la ciudad había mostrado tanta actividad, tanta vida y tanta energía como la que se vio en el
mes de diciembre. La capital de Bolívar parece estar atravesando su cuarto de hora. Ante los ojos de
propios y extraños mostró ese embrujo especial que tienen muy pocos lugares en el mundo.Cartagena
se iluminó, sus plazas se engalanaron y en cada rincón los turistas, a pesar de ser el 90 por ciento
colombianos, gozaron de un turismo de calidad auténticamente internacional. En la ciudad amurallada
se dio cita gran parte del jet set colombiano entre la Navidad y el Día de Reyes. Los hoteles de cinco
estrellas registraron en estas fechas una ocupación del ciento por ciento mientras que en los otros el
promedio fue del 87 por ciento. Quienes a última hora pretendieron viajar vieron frustradas sus
ilusiones de recibir el nuevo año frente al mar Caribe al no encontrar cupos disponibles en los
aviones.La pregunta que la gente se hace ahora es: ¿A qué o a quién se debe este renacimiento?
Según Nicolás Pareja, presidente del Concejo de Cartagena, entre las razones que explican el
resurgimiento de la ciudad está el disparo del precio del dólar que ha encarecido los viajes al exterior.
Así mismo hay que destacar el buen nivel de las tarifas hoteleras por la eliminación del IVA para este
sector, lo que ha hecho más competitiva la ciudad frente a otros destinos turísticos del Caribe, y el
esfuerzo mancomunado entre los sectores público y privado al entender que el principal potencial
económico de la ciudad es el turismo.Pero los factores económicos no son los únicos. Los últimos
alcaldes y, particularmente el actual, Nicolás Cure, han sido conscientes del patrimonio histórico
que representa esta ciudad y se han esforzado por aprovecharlo al máximo. Uno de los programas
que mayor beneficio ha traído a la ciudad es el que adelanta la alcaldía municipal con la Agencia
Española de Cooperación Internacional para la recuperación de las plazas en el sector histórico.
Hasta el momento se han terminado los trabajos en la Plaza de la Paz, localizada frente a la Torre del
Reloj; la de San Pedro Claver y la de los Coches, frente al Portal de los Dulces. De esa manera estos
lugares, que eran antiguas zonas de parqueo, se han convertido en sitios de tertulia y esparcimiento
donde es posible encontrar exquisitos restaurantes, estupendos bares y magníficos cafés.Héctor
Trujillo Vélez, presidente de la Cámara de Turismo de la Andi, considera que la alcaldía ha actuado
oportunamente en el mejoramiento y el ordenamiento de la economía informal. "Evidentemente, siguen
existiendo los vendedores ambulantes pero hay más orden y conciencia por parte de ellos para no
acosar al turista", afirma el funcionario.A lo anterior hay que sumarle la aparición, en
los últimos tres años, de hoteles de primer nivel, como el Santa Clara y el Santa Teresa, que a su turno
han promovido la recuperación de las plazas y sectores adyacentes. Esto ha hecho que la ciudad le brinde al
turista múltiples alternativas en cuestión de rincones con sabor y ambiente coloniales. El hotel Santa Clara
recuperó la plaza de San Diego mientras que el Santa Teresa hizo lo propio con la que lleva su nombre. En
ésta se ha institucionalizado el baile de año nuevo, el cual se ha convertido en el evento social de la temporada
donde el jet set bogotano se da cita después de haber tomado un aperitivo en algún café de la plaza de Santo
Domingo. Estos mismos personajes cumplen, noche tras noche, con un itinerario social que parece más bien
una carrera de relevos. Dos y tres comidas diarias, amenizadas con conjunto musical, obligan a los
veraneantes a correr de un lado al otro en un carrusel interminable. El tema del momento es la inauguración
de las últimas casas recién restauradas que hacen que esta comunidad de privilegiados crezca año tras año.
Muchas de estas edificaciones superan el millón de dólares, son de muy buen gusto y conservan el
encanto de la arquitectura colonial. Las callecitas con estrellas pintadas con ocres, terracotas y azules
profundos conducen invariablemente al corazón de las rumbas, a los lugares de moda: el Café Santo
Domingo, a Tu Candela o Quiebracanto para bailar hasta la madrugada; a La Vitrola para comer o a La Sartén
por el Mango para tomar ron y escuchar música de los años 70.Pero si bien los cartageneros tiraron la casa
por la ventana para conquistar a los turistas en el 98, los preparativos que se están haciendo para el 99
prometen una celebración apoteósica para cerrar con broche de oro un siglo durante el cual La Heroica ha
mantenido su condición de joya de la colonia española y patrimonio de la humanidad.