INTERNET

La vida de los otros

Las críticas a Facebook y Google por violar la privacidad de los usuarios, ha abierto la discusión sobre la intimidad en la red. Mientras los portales mejoran sus condiciones de uso, las personas se cuidan cada vez más de compartir sus datos personales.

5 de junio de 2010

El debate sobre la privacidad en Internet nunca había estado tan encendido. Los grandes monstruos de la web se enfrentan a una reacción de los usuarios y gobiernos de varios países sobre la forma en que están manejando la información confidencial. La noticia más reciente fue protagonizada por Google, que en las últimas semanas soportó fuertes críticas luego de conocerse que había accedido a datos personales de casas y oficinas en 30 países a través de redes Wi-Fi. A pesar de que el gran buscador explicó que todo había sido un error cuando realizaban su trabajo para la aplicación Street View -un programa que sirve de guía a los viajeros- un comisionado federal de Alemania para la protección de datos pidió una investigación sobre el comportamiento de esta empresa. En Estados Unidos, esta gaffe le costó una demanda por violación a la intimidad y varios congresistas demócratas enviaron una carta a los directivos de Google preocupados porque la información podría incluir detalles sobre la salud de particulares, así como datos privados de sus correos electrónicos y sus finanzas.

Google no es el único que está en el banquillo por este tema. Desde principios de este año, Facebook ha sido el centro de innumerables críticas por sus políticas de privacidad. El último incidente ocurrió hace menos de un mes cuando se descubrió que la red social había enviado datos personales a las agencias de publicidad, con el fin de crear perfiles de consumidores, con la edad, profesión y lugar de residencia, a pesar de su promesa de no distribuir esa información sin autorización.

El fundador de Facebook, Mark Zuckerberg, pidió perdón y emprendió las acciones necesarias para enmendar su error. "Lo que la gente desea no es completa privacidad. Quieren controlar lo que comparten y lo que no", dijo Zuckerberg a la revista Time, que le dedicó portada al asunto. El problema, dice José Carlos García, de Burson Marsteller -una consultora en comunicaciones- es que "las redes tienen la costumbre de pedir disculpas en lugar de pedir permiso". Una costumbre que ha costado la ira de varios usuarios que ya han tomado acciones concretas. Miles de ellos paradójicamente han creado grupos en Facebook en contra de las políticas de privacidad como Respect my privacy, con 172.303 miembros o I hate the new Facebook privacy settings con más de 1.000. El pasado domingo otro puñado de personas decidió no utilizar esta red social durante todo el día y hace una semana más de 36.000 usuarios pusieron fin a sus perfiles.
Jemima Kiss, experta en tecnología del diario británico The Guardian, escribió en su blog que si bien la cifra era insignificante ante los casi 500 millones de seguidores que tiene Facebook, esto representa la opinión más extrema de otras acciones con más impacto. En Estados Unidos, cerca de 15 grupos defensores de consumidores denunciaron a Facebook por incurrir en prácticas comerciales injustas y engañosas que violan el derecho del consumidor. Y comisiones de privacidad de Canadá, Francia, Gran Bretaña, entre otros, han procedido de la misma forma. Por otra parte, las críticas a Facebook han provocado el nacimiento de otras redes sociales como Diáspora, una aplicación que promete que cada usuario sea dueño de los datos que comparte, y las ya existentes, como MySpace, están haciendo los cambios respectivos para no ser señalados.

Pero sin duda uno de los más grandes efectos que ha tenido esta falta de claridad en las políticas de privacidad es el comportamiento de los usuarios a la hora de compartir información. Según García, esto se debe a que la gente apenas está concibiendo Internet como una nueva forma de socialización. "Cuando empezaron las redes, a nadie le interesaba su reputación digital. Pero al igual que en la vida real, lo que yo muestro en la web es cómo quiero que me perciban los demás", anota.

Estudios recientes demuestran cómo los cibernautas cada vez están menos dispuestos a compartir información con desconocidos. Una encuesta de Ofcom, un organismo regulador de medios en el Reino Unido, realizada entre 1.824 personas mayores de 16 años, mostró que el 80 por ciento de los usuarios especialmente de Facebook son más conscientes de la seguridad en línea y son más reacios a proporcionar información personal a desconocidos. En Estados Unidos la tendencia es similar. Investigadores del Pew Internet Project entrevistaron a 2.253 adultos, entre 18 y 29 años, y hallaron que estas personas controlaban más su configuración de privacidad, eliminaban comentarios o suprimían sus nombres de las fotos en las que no querían aparecer. Otro sondeo de la Universidad de California entre 1.000 personas encontró que el 80 por ciento dijo que debería haber una ley que les exigiera a los sitios web eliminar la información almacenada. Y otro 40 por ciento exigió que los gobiernos establecieran normas para que los usuarios conozcan la información que estos portales guardan sobre ellos.

Esta situación, sin embargo, no se aplica a todos los países. Según Álvaro Montes, columnista de tecnología de SEMANA, esto es un fenómeno de Estados Unidos porque allá las personas son más educadas y conocen cuáles son sus derechos en el mundo digital. En Colombia, por el contrario, no hay una legislación clara en términos de derecho informático ni tampoco asociaciones que trabajen por los derechos de los usuarios.

De allí que algunos insistan en la necesidad de que quienes ingresen a estas redes sean conscientes del alcance que tiene la web. Según Carolina Botero, de Creative Commons, las personas deben considerar que al igual que en la vida real, todo lo que se sube a la red es susceptible de ser visto por otros y de permanecer allí por años. Para Montes, el gran inconveniente es que los usuarios no leen las licencias de funcionamiento de este tipo de aplicaciones, y por eso la gente sigue subiendo datos personales. "Si me meto al mundo digital tengo que jugar el juego. Y no puedo pretender que ellos me dejen usar una aplicación sin darles nada a cambio", señala.

Víctor Solano, un consultor de comunicaciones, también es consciente de que cuando una persona ingresa a Facebook tiene que aceptar una serie de términos y condiciones, y que muchas veces la moneda de pago por un servidor gratuito es la información. Por eso recomienda que antes de entrar en una red, las personas tengan claro el perfil de usuario que desean publicar, y esto depende del tipo de información que este quiera compartir. "Algunos no quieren poner en su muro su número de celular porque le llega a mucha gente, pero para un gerente corporativo puede ser un excelente canal para darse a conocer ", dice Solano. Otro ejemplo de esto es el de Botero: "Yo tengo un perfil en varias redes sociales como LinkedIn, Flickr y Facebook, pero en ninguna de ellas podrán saber si soy casada o si tengo hijos. Mi interés es usar estas aplicaciones como instrumento de trabajo y no para divulgar mi vida personal", cuenta. Según ella, más allá de condenar el uso de las redes sociales lo importante es entender la utilidad de este tipo de herramientas.

En cuanto al tema de la privacidad, considera que es un debate que por ahora no va a terminar. Sobre todo en un terreno como Internet, donde no hay claridad entre lo privado y lo público, y menos en las redes sociales, cuya finalidad es el intercambio de información.