Las temporadas de invierno causan depresión en algunas personas porque al no recibir la luz del sol, no se produce serotonina, neurotransmisor encargado de elevar el estado de ánimo.

PSICOLOGÍA

Lágrimas en la lluvia

Estudios recientes afirman que el clima influye en el estado de ánimo de las personas. Sin embargo, los expertos señalan que hay formas de evitar caer en depresión a causa del mal tiempo.

10 de diciembre de 2011

La ola invernal que ha golpeado al país, además de ocasionar derrumbes, llevar al caos vehicular y hacer los días más grises, también ha afectado el estado de ánimo de las personas. La gente no se quiere levantar en las mañanas por el frío y la oscuridad, y muchos prefieren no salir para no mojarse. Todo esto lleva a que se sientan aburridos y hasta un poco deprimidos.

Esa percepción de que el clima influye en la salud mental y física no es un mito sino una realidad que ha sido confirmada por estudios científicos. La evidencia señala que quienes viven en climas cálidos con temperaturas promedio de 22 grados y pasan más tiempo afuera tienden a ser más felices y tener mejor memoria que los individuos que están en sus casas o encerrados en otros recintos durante horas. Esto fue revelado en un estudio realizado por Matthew C. Keller en 2005.

Lo anterior se explica porque el ser humano necesita de la luz del sol para estimular la melatonina, una hormona que a su vez ayuda a producir la serotonina. Esta sustancia es un neurotransmisor cuyos niveles se asocian a los estados de ánimo. No en vano se le conoce como la hormona de la felicidad.

Por esa razón, hay mayor número de casos de este tipo en países donde hay estaciones. El Trastorno Afectivo Estacional (TAD) es reconocido como una enfermedad que afecta cíclicamente a las personas, especialmente en el invierno. “Durante esta época, el reloj biológico se les descuadra porque los días son más cortos y los índices de ataques de depresión e incluso de suicidios aumentan ostensiblemente”, le dijo a SEMANA Jorge Forero, presidente del Instituto para el Desarrollo de la Salud Emocional en Colombia. El origen de este trastorno tiene que ver con la regulación de la temperatura en el cuerpo y los cambios hormonales. Según los especialistas, una persona es más propensa a sufrir ataques de depresión dependiendo de factores genéticos y ambientales, y quienes tienden a padecerlos son más vulnerables a los cambios climáticos.

El caso de los países del trópico, como Colombia, es menos dramático, pues al no haber estaciones, los efectos que puede traer el clima en el estado de ánimo de las personas no son tan severos. “Una persona que viva en la costa atlántica tiene menos riesgo de deprimirse que alguien que viva en ciudades con altura como Bogotá”, afirma Forero.

Sin embargo, la lluvia y la falta de sol afectan y las bajas temperaturas, así no sean las mismas condiciones de los países con estaciones marcadas, están perturbando el ánimo de los bogotanos y de los residentes de otras ciudades que han sido azotadas por las lluvias. Los expertos afirman que la luz es fundamental para subir el espíritu. De hecho, existen tratamientos, como la terapia iónica o la luminoterapia, que consisten en poner al paciente frente a unas lámparas con alta intensidad lumínica. “Esto mejora el metabolismo de la serotonina y con eso se eleva el estado de ánimo”, le explicó Forero a SEMANA.

Otro estudio realizado por miembros de la Universidad de Humboldt, en Berlín, Alemania, en el que encuestaron a más de 2.000 personas entre los 13 y los 68 años, confirma que el clima tiene efectos pero solo dependiendo de cada persona, sin importar dónde viva. “Encontramos reacciones muy variadas”, dice Jaap Denissen, coautor del estudio.  Mientras a unos el verano les sienta de maravilla, otros odian el calor y prefieren las lluvias. A otros les da igual.

Hay prácticas que pueden ayudar a elevar el ánimo en días grises y lluviosos. Entre estas se encuentran hacer ejercicio, consumir alcohol con moderación y practicar meditación.