LOS 10+
Las 10 ‘vueltas’ más jartas, lista final
Sacar la cédula o contraseña por primera vez y de ahí en adelante, la libreta militar, Todo lo que tenga que ver con bancos, asuntos de EPS, etc.
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1) Sacar la cédula o contraseña por primera vez y de ahí en adelante
La bienvenida oficial al mundo de las ‘vueltas’ viene por supuesto, con vuelta incluida: la sacada de la cédula. Por la inexperiencia del prospecto de ciudadano, esta puede ser justamente, la peor experiencia, pues ese insignificante pedazo de plástico es el alma del individuo que le otorga una enorme cantidad de responsabilidades, no tantos beneficios.
Si la cédula se le pierde, usted está en un verdadero embrollo. No solo necesitará unos cuantos intentos de fila de madrugada, sino que además, la contraseña que le entregan en un principio no tiene el mismo valor real que la de verdad. Si obtiene la original en menos de un año, considérese bendecido.
2) Sacar alguna visa, sobre todo la estadounidense
Para Víctor Sánchez, hay un trámite absolutamente indeseable, la sacada de la visa. “El calvario contiene extensas filas realizadas desde la noche anterior, pasando por el olor a aromática, encontrándose con el vigilante con características de guardián de las libertades y restricciones jurídicas del país de dicha embajada, hasta los hombre-máquinas funcionarios que exigen mil documentos sin tener en su programación capacidades formales de saludar, responder y despedirse. Esto sin contar la fase de recopilación de los papeles que parece más bien la de fuentes en un proceso de investigación penal e implica un par de meses”.
3) La libreta militar
El proceso es en realidad, un bonito episodio que cierra la vida del colegio para los varones. Es ahí donde todos son sometidos a un paredón colectivo sin más vergüenza que los calzoncillos (en el mejor de los casos unos boxers pegados) para ser tanteados en su hombría en pabellones de a 300 con el mismo guante de latex, y la misma enfermera.
Alex Esteban Martínez cuenta su historia: “La consecución de la libreta militar es todo un martirio. Por un lado están las extensas filas a las que hay que trasnochar para hacerse con un buen lugar en ellas. Por el otro, la lentitud y corrupción en el trámite. Un compañero que estudió en un colegio privado en Medellín me dijo que, para colmo de males, el Ejército ya sabe de qué instituciones van a reclutar. A él y a sus compañeros le dijeron que estuvieran tranquilos, ‘de este colegio no nos llevamos ninguno’.
En mi caso, sólo al cabo de cinco años pude conseguir la libreta por métodos legales. Yo lo pude hacer en una de las jornadas especiales, pero hay quienes todavía están encartados con esa vuelta, sin poderse graduar o conseguir empleo”.
4) Todo lo que tenga que ver con bancos
Para Iván Esteban Reina Ortiz “una de las vueltas más jartas es hacer cualquier cosa en un banco. No por el servicio mismo, ya que esto depende de la entidad, sino del constante abarrotamiento de las sucursales, sobre todo a mediodía (hora de almuerzo de los trabajadores) y cerca de las 4p.m., que es cuando están por cerrar y todos, como es costumbre en este país, dejan las cosas para pagarlas el último día y a última hora. Lo único que se puede hacer es madrugar y alcanzar el primer puesto antes de que llegue la multitud”.
5) Asuntos de EPS
En principio los conceptos que se manejan en la jerga de las EPS son supremamente complejos y equívocos. Luego, una vez la persona logra entender ese mundo de aprobaciones, códigos y sellos, la espera para conseguir una cita general o con especialista es eterna, sobre todo cuando el problema d salud es grave. Después, si por ejemplo usted recibe algún tratamiento o medicamento por tutela, el papeleo y la renovación es mucho mayor. La comprensión del proceso requiere como mínimo un diplomado.
6) Todo lo que viene después de un choque de carros
La reacción de la persona luego de un choque en el carro, por más leve que sea, es lamentable por las tremendas consecuencias que el episodio conlleva. El trancón que se genera, la espera por la autoridad pertinente, la discusión con el otro, y el eventual proceso no conciliado, son parte de la terrible procesión. Por supuesto, el mayor dolor de cabeza puede ser el costo del arreglo que además, se presenta imperante, pues andar con un carro golpeado es para muchos como vestirse con ropa rota.
7) Homologaciones de materias
Todos pensaron que el ‘nuevo’ sistema de créditos de las universidades iba a salvar al estudiantado, pero no fue así. No hay peor cosa que un proceso de homologación de materias, bien sea entre carreras de la misma universidad, entre carreras de diferente universidad, o con universidades del exterior.
Para lograrlo, a menos que exista un portafolio de materias susceptibles a homologación, es necesario comprobar que los contenidos son similares, como es obvio, pero lo difícil es conseguir la prueba explícita de que por ejemplo, ‘Medios y política’ es lo mismo que ‘Política y medios’.
8) Reposición de celular
En cualquiera de los operadores de telefonía móvil exigen más documentos y trámites presenciales que en cualquier otro lado. Y si usted no es el titular de su número, está fregado.
Para lograr una reposición, hay que separar por lo menos una hora en la agenda del día. Luego, cuando llega a donde el consultor, debe tener preparados todos los papeles, pero es seguro que alguno siempre le faltará y por lo general se trata del más simple, como la fotocopia de la cédula.
Sin embargo, al final todos salen contentos con su nuevo aparato que en el mejor de los casos no demorará en su propiedad más del año de contrato para una nueva reposición.
9) Comprar algo por internet
Para algunos expertos esto se presenta bastante sencillo. Pero para los que no están familiarizados con el proceso, como es normal en los países del ‘tercer mundo’, se antoja como algo tremendamente inseguro y de poco confiar, una vuelta bastante jarta.
Esto se debe por supuesto a un asunto cultural y tecnológico. En Colombia no existe un ‘zip code’ oficial, o bien no existe uno reconocido. Los almacenes on line por lo general se encuentran en Estados Unidos y no contemplan a Suramérica entre sus destinos, así que para lograr hacerse con la encomienda, es preciso tener algún familiar inmigrante que sirva de puente. El costo de la vuelta es mucho mayor y siempre se presenta la duda de comprarle algo a una pantalla y no a una persona.
10) Los mandados de hogar en domingos
Luego de que acabó la semana y el guayabo moral del final del fin de semana está presente, nada más jarto que verse obligado a salir de la comodidad de la casa para comprar cualquier bolsa de pan o de leche para el nuevo comienzo de la rutina. Esa es una vuelta bien jarta.