¿Le llegó la hora al cerebro?

La era de los neurotrasplantes se ha iniciado. Especialistas nacionales e internacionales se reunen en Bogotá para hablar del tema.

6 de diciembre de 1993

UNA DE LAS MAterias de mayor atención en el campo de la neurología es la de los trasplantes, que, si bien se encuentra en período de experimentación, y tiene importantes implicaciones éticas, significa una luz de esperanza para las víctimas de lesiones cerebrales. Ese será uno de los temas por discutir en el marco del IV Simposio Iberoamericano de Neurorasplantes que se efectuará del 11 al 15 de noviembre en Bogotá, con motivo de la realización del XIV Simposio Internacional, organizado por la Sociedad Neurológica de Colombia. Este simposio reunirá a 35 conferencistas nacionales e internacionales.
La posibilidad de restaurar la funcion de una parte dañada del cerebro mdiante tejidos obtenidos del mismo paciente o de un cadáver, es un viejo sueño de la neurología. Y al respeeto ya se están dando pasos, lentos pero firmes, como explican los neurocirujanos Alejandro Jiménez Hakim, de la Fundación Santa Fe de Bogotá, y Enrique Jiménez Hakim, presidente de la sociedad Neurológica de Colombia.
Hasta hace poco tiempo se creía que el sistema nervioso central no tenía ninguna capacidad de recuperación. Este concepto ha cambiado de manera fundamental al demostarse que las células nerviosas implantadas en el cercbro de ciertos animales proliferan y adquieren propiedades funcionales similares a la de la parte del cerebro que reemplazan.
Con esto se abren posibilidades insospechadas para aquellas personas que por enfermedades degenerativas como el mal de Parkinson o de Alzheimer, por lesiones vasculares del cerebro, traumatismos cerebrales o lesiones congénitas sufren trasnos neurológicos considerados irrecuperables y definitivos. Aunque es prematuro decir que existe una solución y seguramente transcurrirán muchos años antes de que la ciencia pueda ofrecerla- ya existen bases teóricas experimentalesfirmes que dejan predecir que el trasplante de células nerviosas al cerebro o a la médula espinal permitirá solucionar muchos problemas neurológicos hoy irreversibles.
El ser humano nacee con billones de células nerviosas y, en caso de pérdida de algunas de estas por cualquier causa, nunca se recuperan. De ahí la gravedad y el pésimo pronóstico de las lesiones cerebrales de la médula espinal. Sin embargo, estudios experimentales llevados a cabo en animales durante los últimos 20 años han demostrado que los injertos o implantes de células nerviosas en el cerebro sí sobreviven y proliferan. Los primeros traajos en humanos se efectuaron en Suecia en 1982 y luego en México en 1986 para el tratamiento de la enfermedad de Parkinson.
Como se sabe, esta enfermedad, caracterizada por temblor, rigidez muscular y lentitud en los movimientos, es debida a la degeneración de ciertos grupos de células nerviosas en la base del cerebro. Estas células producen una sustancia, la dopamina, esencial para su funcionamiento. Las primeras operaciones realizadas consistieron en implantar en el cerebro células de la médula suprarrenal (que embriológicamente son células nerviosas) provenientes del mismo paciente. En algunos de los casos operados los resultados fueron altamente satisfactorios y, en ocasiones, espectaculares, con recuperación funcional de pacientes intensamente inválidos.
A partir de estos resultados se ha trabajado activamente sobre el tema en varios países. Pero aún como aun hay incertidumbre, se estudian los factores que favorecen o desfavorecen el resultado final. Específicamente se ha investigado en el implante de tejidos cerebral de feto humano, con posibilidades muy promisorias, pero también con importantes implicaciones bioéticas. La posibilidad de utilizar implantes en otras enfermedades como la de Alzheimer, y en lesiones de la médula espinal, es motivo de grandes especulaciones, pero no ha llegado aún la etapa de experimentación en humanos.
Aunque todavía en pañales, la era de los neurotrasplantes se ha iniciado. Y el XIV Simposio Internacional pondrá al día a la comunidad médica acerca de las posibilidades que se abren para solucionar muchos de los problemas neurológicos hoy incurables.