PANDEMIA

¿Llegará el fin del sida?

Los expertos mostraron evidencia científica de que el sida puede curarse, pero muchos aún creen que la victoria está lejos.

4 de agosto de 2012

La historia deTimothy Brown le está dando esperanzas al mundo de que el sida se puede curar. Hasta hace poco a este personaje se le conocía como el Paciente de Berlín pero el año pasado por fin reveló su identidad. Apareció en público en el marco de la XIX Conferencia Internacional sobre Sida en Washington, que curiosamente se realizó en Estados Unidos por primera vez en 22 años, gracias a que el presidente Barack Obama desmontó en 2009 una ley que impedía la entrada a personas infectadas con este virus.

En la reunión, que congrega a médicos, científicos, funcionarios de los gobiernos, activistas y millonarios filántropos como Bill Gates, se presentaron tres estudios que sembraron la esperanza de nuevo en la lucha contra el Sida.

Uno de ellos está basado en la historia de Brown, de 45 años, un homosexual estadounidense, traductor de alemán, quien se enteró en 1995 que era seropositivo. Pero por fortuna el diagnóstico se dio justo cuando aparecieron los medicamentos antirretrovirales que todavía hoy se usan para contrarrestar la enfermedad. Brown pudo tener una vida normal con este tratamiento.

En 2006, sin embargo, por causas que no tienen relación alguna con esta infección, le diagnosticaron leucemia y con ello, su vida volvió a estar en peligro. Para entonces vivía en Alemania. Su médico Gero Hütter, luego de tratarlo sin éxito con quimioterapia, intentó un último recurso: transplante de medula ósea. Pero la gran astucia de Hütter fue buscar un donante que tuviera la mutación delta 32, gracias a la cual una persona es inmune al virus del VIH. El médico pensó que de esta manera podría pegarle a dos pájaros de un solo tiro.

Su idea funcionó. Hace cinco años que Brown dejó de tomar el coctel de antirretrovirales y no hay señales del virus en su sangre, ni siquiera cuando se usan las pruebas más sensibles para detectarlo. En un artículo publicado recientemente en la revista Nature, Francoise Barré-Sinoussi, científica que ayudó a descubrir el virus en 1983, dijo que su caso representaba la primera vez que una persona era curada de VIH.

A este caso se sumaron los de otros ocho pacientes tratados por David Margolis, de la Universidad de Carolina del Norte. Él y su equipo de científicos les aplicaron Vorinostat, medicamento indicado en el manejo del linfoma, un tipo de cáncer que afecta el sistema linfático. Como es bien sabido, el coctel de antirretrovirales baja la carga del virus en la sangre, pero algunas muestras logran esconderse en ciertas partes del cuerpo. Se cree que este virus 'dormido', que no alcanza a ser atacado por los medicamentos, causa el regreso de la infección cuando el paciente abandona el tratamiento. El estudio de Margolis demostró que la droga para el cáncer saca al VIH de su escondite, y una vez visible puede ser blanco fácil de los antirretrovirales.

La otra experiencia alentadora presentada en la reunión se conoce como los Pacientes Visconti, un grupo de 11 personas seropositivas que comenzó a recibir terapia antirretroviral inmediatamente luego de detectada la infección. Esto hasta el momento era inusual pues el protocolo tradicional establecía que, antes de iniciar el tratamiento, se debe esperar un tiempo para que la carga viral disminuya. Pero al darles inmediatamente la droga los pacientes lograron después de un año controlar su virus de forma natural, sin medicinas. Esto no solo significa que los pacientes se curan sino que no infectan a otros, lo que se considera una vacuna.

Esto, sumado a otros hitos anteriores, como el control de la transmisión madre-hijo mediante medicamentos, la evidencia de que la circuncisión protege a los hombres, y otros sucesos más recientes, como la aprobación de Truvada, una droga que evita el contagio, hacen ver al mundo en un momento histórico en la lucha contra este mal. Revistas del calibre de The New England Journal of Medicine hablaron del principio del final del sida.

Sin duda, se trata de un ánimo muy diferente al que reinaba en 1984, al comienzo de la epidemia, cuando la infección era una sentencia de muerte. "Hoy se habla de cura porque las tres investigaciones dan una luz sobre otros caminos para abordar el estudio de este virus", dice José Fernando García, infectólogo a cargo del grupo de pacientes con Sida de la clínica Valle del Lily, en Cali. Sin embargo, el panorama a futuro se parece a una trocha con muchos obstáculos por superar.

Para empezar, realizar un transplante de médula ósea a los 14,8 millones de personas que viven con el virus es inviable por su costo. En cuanto a suministrar la droga luego de la infección es iluso si se tiene en cuenta que hoy, según cálculos de Onusida apenas el 54 por ciento de los infectados en el mundo están recibiendo el tratamiento. En el país, según Luis Ángel Moreno, director de Onusida Colombia, actualmente 42.000 personas con VIH son atendidas por el sistema de seguridad social.

Además, para poder dar un cubrimiento al 100 por ciento de los afectados, habría que facilitar el acceso a la prueba. Según Jorge Pacheco, coordinador de la Liga Sida, "las EPS se niegan a hacerla tal vez por temor a tener muchos pacientes diagnosticados". Se calcula que en Colombia hay 100.000 infectados que lo desconocen. "Es preocupante porque transmiten la enfermedad", señala Moreno.

A quienes reciben el tratamiento, además, el sistema de salud no les garantiza el suministro continuo de las drogas. "No las entregan a tiempo o lo hacen parcialmente", asegura Pacheco. El problema es que detener el tratamiento por un mes o más no solo significa que la persona podría infectar a otros, sino que favorece que el virus mute y se vuelva resistente a esa línea de medicamentos. "Y si hay resistencia implicaría cambiar a nuevos medicamentos que valen 30.000 dólares al año", dice Francisco Rossi, director de la Fundaciòn Ifarma. Por eso muchos consideran que este modelo de tratamiento no es sostenible en el largo plazo.

Está, por otra parte, el dilema ético de Truvada, la droga profiláctica. Algunos activistas creen que es injusto suministrarla a personas sanas cuando muchos en el mundo viven con el virus sin acceso al tratamiento.

A pesar de esto, la guerra contra el Sida va mucho mejor de lo que cualquiera hubiera imaginado en 1981. En 2005, solo en África, el continente más afectado, la enfermedad mató a 2,1 millones de personas. En 2009 esa cifra bajó a 1,8 millones. Así mismo, las infecciones han disminuido 25 por ciento, según la revista The Economist.

En Colombia, la epidemia sigue creciendo en homosexuales, trabajadores sexuales y personas que comparten jeringas. Hay preocupación por los jóvenes de 15 a 19 que no vivieron el auge del Sida, y por lo tanto no fueron expuestos a las campañas de prevención. Algo similar sucede con los mayores de 50, que viven su sexualidad sin protección porque creen que no tienen riesgo.

Y es que cada vez hay más personas de la tercera edad que viven con VIH porque lo antiguos infectados están envejeciendo. El reto es grande con esta población por que, según García, hay evidencia de que los problemas cardiacos, de huesos, insuficiencia renal y diabetes que normalmente vienen con la edad, empiezan a aparecer en mayor proporción y mucho más temprano en pacientes con tratamiento. "Los médicos en general deben conocer el manejo del VIH pues un mal abordaje sería terrible", dice el experto.

Sin duda es un momento científico crucial que algunos están capitalizando de manera estratégica para atraer inversión nueva que apoye la investigación. El dilema es si en un mundo ad portas de una recesión mundial se logrará conseguir ese dinero. Pero tal vez lo más importante es que por primera vez en 31 años, los científicos, los mismos que pensaban que el VIH era una enfermedad crónica y tratable pero incurable, están viendo esperanzas de que sí se le puede derrotar.
 
El sida en cifras
 
Estas son las estadísticas de la enfermedad según el programa conjunto de VIH/Sida de las Naciones Unidas.
 
34,2 millones
Personas que han tenido VIH.
 
2,5 millones
Total de nuevas infecciones anuales.
 
2,2 millones
Nuevas infecciones por año(adultos).
330.000

Nuevas infecciones por año(niños).
 
1,7 millones
Muertes relacionadas con Sida.
 
54%
De los 14,8 millones que necesitan tratamiento en el mundo lo recibían en 2011.