Los felices viven más...

Los expertos han comprobado que la salud se ve más afectada por la personalidad que por los virus o los genes.

25 de enero de 1993

GOZAR LA VIDA parece ser una garantia de longevidad. Esto es lo que señalan numerosos estudios cientificos que en los últimos años han descifrado las complejas conexiones entre mente y cuerpo. Según los expertos, el sistema inmunitario puede ser reforzado o debilitado por los rasgos de personalidad. Lo que esto quiere decir es que las personas que saben enfrentar en forma positiva los avatares de la vida son más resistentes a las enfermedades que aquellas que sucumben fácilmente ante el estrés y la depresión.
La tesis de que existe una estrecha relación entre la personalidad y el sistema inmunitario surgió hace unos años a raíz de observaciones adelantadas por varios expertos. Entre ellos se cuenta un amplio estudio realizado por el siquiatra norteamericano George Valliant, quien luego de un seguimiento de tres décadas a 200 profesionales de la Universidad de Harvard, descubrió que solamente tres por ciento de aquellos que tenían un temperamento alegre y optimista padecieron enfermedades crónicas, mientras entre aquellos que tenían vocación de víctimas el porcentaje se elevaba a 38 por ciento. Estas cifras fueron verificadas luego de haber tomado en cuenta otras variables que podrían influir en la salud como el consumo de alcohol, el cigarrillo, la obesidad y las tendencias congénitas.
El estudio reveló que tres factores sicológicos juegan un papel importante en la salud: Sentirse en control de la propia vida (no impotente ni a merced de los otros). Tener un sentido del compromiso con algo que se considere importante y significativo (profesión, hobby, ideal político o religión). Y sentir que los retos son interesantes y excitantes, no amenazantes, y que son algo por lo cual luchar y no una causa de temor, son actitudes que garantizan no sólo una buena salud mental sino física.
Quien primero estableció la relación entre personalidad y sistema inmunitario fue el siquiatra norteamericano George Solomon, creador de la siconeuroinmunología, quien descubrió rasgos de la personalidad asociados con sistemas inmunitarios resistentes y rasgos opuestos relacionados con disfunciones inmunitarias. Pero la tesis de que la personalidad es un faetor potencial en la lucha contra la enfermedad no fue muy acogida por la comunidad científica de ese entonces. Sin embargo, estudios posteriores confirmaron su teoría. En su estudio, Solomon comparó los rasgos de personalidad de mujeres afectadas por artritis reumatoide, una enfermedad inmunitaria grave, con la de sus hermanas sanas, que tenían la misma herencia genética pero no la desarrollaron. El neurosiquiatra deseubrió que aquellas que sufrian el mal habían sido mujeres inseguras, sacrificadas e incapaces de hacer valer sus derechos. Por el contrario, las sanas eran mujeres activas, sociables y felices.
Lo que esto quiere decir es que aquellas personas que tienen una visión optimista de la vida, que no se dejan amilanar por el estrés, poseen también un sistema inmunitario más resistente. Si bien el estrés moderado puede aumentar las reacciones inmunitarias, un estrés crónico puede originar una baja de defensas en el organismo. En estudios posteriores entre personas de edad avanzada se ha observado que saber enfrentar los problemas repercute en los estados físicos y mentales. Aunque el sistema inmunitario sufre con el paso de el tiempor un debilitamiento natural, los investigadores han observado que los ancianos que tienen una mayor capacidad de adaptación al cambio y resistencia al estrés poseen también defensas naturales más fuertes.
Pero no todo está perdido para los depresivos. El especialista asegura también que la gente puede efectuar cambios en su personalidad con el fin de reforzar las defensas del organismo y, de esta forma, prevenir o curar enfermedades auto inmunitarias como artritis, lupus, asma, alergias, e incluso las infecciones virales, etc. Solomon explica que los factores sicológicos que aumentan la salud tienen que ver con las más profundas aspiraciones y necesidades del hombre. Y señala que la personalidad "sana" es aquella que permite al individuo estar en contacto con sus propias necesidades físicas y sicológicas y ser capaz de satisfacerlas. Saber que hacer con los problemas, saber expresar tanto la alegria como la tristeza, hallarle un sentido a la vida y saber disfrutarla puede ser una garantía de longevidad.