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BIENESTAR

¡No se preocupe!: El salario es lo de menos

La clave para encontrar la felicidad en la vida profesional no radica en tener muy buenos ingresos, sino en sentir pasión por el trabajo. Los expertos explican por qué.

6 de agosto de 2016

La gente pasa gran parte de su vida trabajando. Por eso los expertos siempre han recomendado conseguir un puesto que genere felicidad sin importar la remuneración económica. No obstante, por lo general las personas prefieren lo segundo pues asocian la felicidad y el éxito con el dinero. Pero estudios recientes confirman que tener un buen salario no es directamente proporcional al nivel de bienestar de una persona. Lo importante para encontrar la felicidad profesional es tener un oficio que lo apasione.

Científicos de las universidades de Stirling y Nottingham, en Reino Unido, siguieron durante nueve años a 18.000 personas a las que les preguntaron cada cierto tiempo por su nivel de ingresos y su satisfacción en la vida. Los expertos descubrieron que, independientemente de la personalidad y gustos de cada individuo, tener buenos salarios no les aportaba más felicidad. Otro estudio realizado en 2010 por el economista Richard Easterlin, de la Universidad del Sur de California, reveló que a largo plazo la felicidad no depende del sueldo, mientras que factores como la motivación, impactan más en el bienestar y la productividad.

Surge entonces la pregunta de cómo saber si se tiene el trabajo ideal. La clave, según el psicólogo organizacional Gabriel Pineda, está en que la labor desempeñada produzca el efecto conocido como ‘fluir’: la persona logra embeberse tanto en una tarea que lo disfruta a plenitud hasta perder la noción del tiempo. Con él coincide Robert H. Frank, profesor de economía de la Universidad de Cornell, en Estados Unidos, quien afirma que si alguien es capaz de conseguir un trabajo que le permita experimentar periodos sustanciales de ‘fluidez’ puede considerarse de las personas más afortunadas del planeta.

Los investigadores han estudiado ampliamente la razón por la cual el salario no lo es todo. Según el psicólogo Frederick Herzberg, la motivación nace de adentro cuando la actividad que se hace genera un sentimiento de satisfacción. Pero también deben darse ciertas condiciones externas como una oficina cómoda, compañeros amables y un buen salario. Todos son elementos importantes para estar a gusto, pero, según Herzberg, estos últimos funcionan como un paño de agua tibia: alivian un dolor pero no mejoran la salud.

Con el salario pasa lo mismo. Es importante para sobrevivir pero a la hora de la verdad no es la variable que más pesa en la autorrealización de un individuo. “El hecho de ganar mucha plata no va a ser relevante si no disfruto el trabajo”, explicó a SEMANA María Claudia Peralta, psicóloga y directora de Campos, Proyectos y Programas del Colegio Colombiano de Psicólogos. “El dinero tarde o temprano vendrá por añadidura, como una recompensa que paga el esfuerzo realizado”, añade Peralta.

Disfrutar un trabajo, según Frank, vuelve a la gente experta en su oficio y eso al final termina por traducirse en incentivos económicos. El mejor ejemplo es el de celebridades del fútbol como Cristiano Ronaldo y Lionel Messi, que escogieron su profesión porque amaban ese deporte y “les permitía ser ellos mismos, disfrutar y expresarse de la forma más auténtica”, dice David García, fundador y autor del blog Cazatutrabajo.com. Hoy son millonarios por hacer lo que más les gusta.

Por eso, escoger un empleo solo por el dinero es el mayor error que una persona puede cometer. “Es el camino directo al fracaso profesional”, añade. Y él lo dice por experiencia pues cuando terminó la universidad y no sabía hacia dónde enfocarse pensó que lo mejor era conseguir un trabajo muy bien remunerado. “Fue un error porque cuando uno basa su felicidad en un factor externo se esclaviza”, señala García.

Ian Gooden, director de Chiumento, una firma de consultoría en recursos humanos, afirma que caer en la trampa de conseguir un trabajo con salario alto es muy fácil. Además, en muchos casos no tiene vuelta atrás debido a que establece un estatus muy difícil de igualar o superar. “Se produce el fenómeno de los prisioneros económicos que tienen como protagonistas a personas que quedan atrapadas en una labor que odian, solo porque necesitan devengar un salario que los ayude a sostener su costoso estilo de vida”, explica.

Lo anterior no quiere decir que el nivel de ingresos no sea importante. Según la famosa pirámide de Maslow, una teoría que jerarquiza las necesidades humanas, en la base se encuentran las primordiales como la comida, la vivienda y la salud, pero, una vez el salario las cubre, la felicidad laboral ya no dependerá del sueldo sino de la calidad de las relaciones con sus colegas y sus jefes, la autonomía para realizar sus tareas y el tiempo para disfrutar la vida fuera del trabajo. “Estas cualidades son mucho más importantes que el dinero que devengue”, dijo a SEMANA sir Cary Cooper, profesor de psicología organizacional en la Escuela de Negocios de la Universidad de Manchester, Inglaterra.

Esto demuestra que el salario no solo se paga en plata contante y sonante, sino que está compuesto por otra serie de variables. Eso es lo que economistas y psicólogos llaman salario emocional, es decir, aquellos intangibles que las empresas brindan a sus empleados para disfrutar una vida plena, donde lo laboral esté en perfecto equilibrio con lo personal. “Todas las empresas tienen una cultura vital para el nivel de satisfacción laboral de cada uno de sus empleados. Si esta no es flexible, inevitablemente perjudicará su salud y bienestar”, afirma Cooper.

Otro factor esencial para un alto nivel de satisfacción laboral es sentirse comprometido con la misión del empleador y que la función social del trabajo tenga efecto positivo en la sociedad. Frank hizo el ejercicio de preguntar a un grupo de estudiantes qué escogerían si les ofrecieran el mismo salario por escribir los textos publicitarios de dos campañas: una contra el tabaquismo en adolescentes de la Sociedad Estadounidense del Cáncer y otra de la industria tabacalera para animar a los jóvenes a fumar. El 90 por ciento respondió que elegirían la primera opción sin pensarlo dos veces. “Cuando termina un día laboral, la mayoría de la gente se siente bien si ha contribuido a que el mundo sea un mejor lugar con su trabajo, o por lo menos si no han ayudado a empeorarlo”, afirma el autor.

Pero no solo es importante que una persona se sienta identificada y a gusto con su labor. También es fundamental que esta sea dinámica y ofrezca nuevos retos. Pineda afirma que caer en una zona de confort puede ser peligroso “porque se convierte en un hábito y se corre el riesgo de que la motivación se agote en medio de la rutina diaria”. Mucha gente mide el éxito y el crecimiento profesional por el salario que ganan y el cargo que ocupan, pero al final de cuentas lo que realmente importa es vivir experiencias laborales enriquecedoras que vayan de la mano con las vivencias por fuera del trabajo.