El nivel de exigencia en los olímpicos es cada vez más alto y el margen de victoria entre los competidores es mínimo

DEPORTE

Los superatletas

Los deportistas olímpicos no nacen sino se hacen. Hoy la ciencia y la tecnología los ayudan a ser más veloces, aunque sea por una centésima de segundo. Así es como se baten las marcas.

30 de junio de 2012

Participar en los Juegos Olímpicos es el sueño de cualquier deportista. Por eso, muchos de ellos están dispuestos a trabajar día y noche durante años para competir en el magno evento que se celebra cada cuatrienio. Cerca de 10.500 deportistas de más de 200 países competirán en la próxima edición del certamen que tendrá lugar en Londres e intentarán emular y superar las gestas de grandes figuras que en el pasado saborearon la gloria. Sin embargo, el nivel de exigencia es muy alto y el margen de victoria es cada vez más pequeño porque ya los progresos más sencillos se han logrado. Los estudios señalan que los registros actuales en algunas pruebas de atletismo están llegando al límite y la mejora en velocidad podría ser apenas de 2 por ciento.

Para lograrlo, actualmente se necesita algo más que talento. "El rendimiento deportivo dependerá cada vez menos de la fisiología innata del atleta y cada vez más de los avances científicos y tecnológicos", afirmó a la revista Wired Giuseppe Lippi, científico experto en deporte que ha analizado la evolución de los récords mundiales en diferentes disciplinas.

Las herramientas que ayudan a ganar una competencia olímpica no se encuentran únicamente en el gimnasio o la pista atlética, sino además en el laboratorio. En la actualidad es esencial contar con software que muestre un análisis detallado de los factores que inciden en el rendimiento de los deportistas y también de indumentaria especializada que les permita mejorar sus marcas, que en la mayoría de casos es de solo una centésima de segundo."Todo esto ha sido posible gracias a la biomecánica. Ahora se puede hacer una valoración mucho más minuciosa de cada individuo y, de esa forma, se le exige más de acuerdo a sus limitaciones para que mejore su desempeño", dijo a SEMANA Ricardo Alberto Gutiérrez, especialista de la Asociación de Medicina del Deporte de Colombia (Amedco).

El mejor ejemplo en el mundo de la fusión entre la ciencia y el talento atlético es el Instituto Australiano del Deporte (AIS, por sus siglas en inglés), donde la mayoría de competidores de esta nación se prepara para las justas. En las tres últimas olimpiadas Australia ocupa el primer puesto en la tabla de medallería per cápita con 397.858 ciudadanos por medalla.

Este instituto ha sido pionero en utilizar programas que identifican los movimientos de los deportistas. Los atletas cuentan con 22 profesionales dedicados a estudiarlos y son sometidos a pruebas con prendas que tienen sensores y miden la velocidad, la fuerza y la coordinación de sus movimientos. Las cámaras de alta resolución, como la Phantom Flex, registran hasta 1.500 cuadros por segundo. Con esa precisión se captan movimientos que se le escapan al ojo humano y ello implica una ventaja para perfeccionar la técnica en los entrenamientos. Además, ayuda a fortalecer los puntos débiles de cada deportista. Por ejemplo, en el caso de Lolo Jones, competidora de los 100 metros vallas, su talón de Aquiles era que su pierna izquierda tenía menos fuerza y mayor rigidez y esto la hacía tambalearse. Gracias a los sensores y las cámaras que captaron cada paso que ella daba, fue posible detectar el problema y, una vez diagnosticado, trabajar en este punto específico.

Pero no solo se están observando los movimientos humanos, sino los de los animales más veloces, como los guepardos. Científicos del Laboratorio de Estructura y Movimiento de la Universidad de Londres han investigado detalladamente este felino para evaluar si es posible que los atletas imiten sus zancadas de modo que sean más veloces. Uno de los resultados concretos de esta investigación es que las zapatillas de los atletas deben tener menor peso en la parte de atrás para que haya menos tiempo entre paso y paso.

De hecho, la indumentaria juega un papel clave para ganar. En el caso de Usain Bolt, actual campeón olímpico y mundial de los 100 y 200 metros planos, las zapatillas que usa son diseñadas especialmente para su pie. Pesan menos de 150 gramos y su base está construida en fibra de carbono, lo que genera mayor ligereza y flexibilidad. De esa forma, cada zancada que da el jamaiquino tiene mayor impulso. Michael Phelps, por su parte, utilizará una nueva pantaloneta de baño, desarrollada por Speedo, que va desde la cintura hasta la rodilla en los Juegos Olímpicos de Londres. Esto le dará más resistencia y menos fricción al nadador y le permitirá dar lo máximo por más tiempo. Pero todo lo anterior, sin una dieta bien diseñada, no les permitiría salir victoriosos. Un deportista en promedio consume 5.000 calorías, mientras que una persona del común máximo ingiere 2.000. La dieta se escoge de acuerdo a la evidencia científica sobre los nutrientes de los alimentos. Por ejemplo, se sabe que la remolacha tiene nitratos que pueden mejorar hasta un 2 por ciento el rendimiento en trabajo aeróbico. Garrett Weber-Gale, quien fue campeón olímpico en 2008 junto a Phelps, había fracasado en la competencias de 2004 por tener hipertensión. Por ello, los médicos eliminaron la sal de su régimen alimenticio. Según él, lo más importante es que la dieta sea rica en vegetales y que el consumo de proteína se limite a dos veces por semana. De hecho, Carl Lewis se volvió vegano en 1990 y atribuyó a ello el éxito de su victoria en los olímpicos de Atlanta, en 1996.

Los expertos señalan que la fortaleza mental define quién es el ganador entre deportistas de élite. En 2007, científicos israelíes que prepararon al equipo de este país para las justas de Beijing publicaron un estudio con un programa para que los deportistas lograran resistir mentalmente el estrés de la competencia. Este consistía en intervenir en tres etapas cruciales: el momento previo, la competencia y la transición entre competencias. Muchos de estos entrenamientos utilizan técnicas de visualización, concentración, automotivación, así como de relajación.

Aunque algunos puristas creen que la tecnología va en detrimento de la esencia del deporte, los expertos señalan que debe ser vista como un complemento. La ventaja de tener a disposición los últimos avances es que permiten explotar el potencial de los atletas. Por eso, como dice Lippi, "si se quiere construir un gran equipo, es más importante contratar a los mejores doctores y no a los mejores atletas".