Mamma mía

Un estudio reciente establece una relación entre las drogas para la feltilidad y el cáncer de ovarios.

31 de mayo de 1993

LAS MUJERES que han tomado drogas para la fertilidad pueden haber aumentado su riesgo de cáncer de ovarios, especialmente si nunca quedaron embarazadas. Eso es lo que sostiene un estudio reciente realizado por científicos norteamericanos.
En un momento en que un alto porcentaje de mujeres en el mundo sigue tratamientos de fertilidad, la noticia ha causado gran preocupación. Pero según la doctora Carolyn Westhoff, no hay razón para sentir pánico. En primer lugar porque las incluidas en el estudio habían tomado dichas drogas hace 20 años y durante este tiempo las formulaciones han cambiado.
En el análisis de da tos de anteriores estudios los investigadores observaron que las mujeres que habían tomado dichas drogas presentaban tres veces más riesgo de cáncer de ovarios que aquellas que nunca las habían tomado. También encontraron que el aumento de riesgo se presentaba principalmente entre aquellas que nunca consiguieron un embarazo. Unas de las investigadoras, la doctora Alice Wittemore, señaló que el número de mujeres involucradas en el estudio que había tomado drogas para la fertilidad era muy pequeño y que tales medicamentos no son los más utilizados actualmente. Y señala que el estudio sugiere que una anormalidad en ovarios puede ser la causa tanto de la infertilidad como del desarrollo del cáncer.
El hallazgo de que lo medicamentos para la fertilidad pueden aumentar el riesgo de cáncer de ovarios no es una sorpresa para lo investigadores. Desde hace un tiempo se ha encontrado que todo aquello que permita una interrupción en la ovulación, como es el caso de un embarazo o utilizar anticonceptivos orales, reduce los riesgos de cáncer en la mujer.
Aunque los investigadores no especificaron qué tipo de drogas, la opinión es que las mujeres que siguen este tipo de tratamientos pueden seguir tomando los medicamentos. Pero advierten que todas ellas deberían tener un examen de control anual por parte de sus ginecólogos, que incluya uno de los ultrasonido, señalan los investigadores a pensar en un futuros estudios más amplios al respecto.