METAMORFOSIS DEL AMA DE CASA

Según un estudio realizado en Bogotá, las mujeres que inician su vida matrimonial dedicadas exclusivamente al hogar y a los hijos tiran la toalla al llegar a los 40 años.

14 de febrero de 1994

CADA VEZ MEnos mujeres responden "ama de casa" frente a la casilla de "ocupación" cuando llenan un formulario. En el mundo actual esta es una especie en vías de extinción. La una vez llamada "reina del hogar" pasó a ser, por cuenta de la liberación y la igualdad de sexos, la cenicienta del género femenino; como consecuencia, la valoración de las tareas domésticas y la exclusiva dedicación a la crianza de los hijos han sufrido en las tres últimas décadas un dramático desgaste ante la sociedad. Pero, ¿que sucede con estas mujeres que deciden desempeñar el papel tradicional que una vez representaron con lujo y aclamaciones sus madres y abuelas? Según un estudio titulado "Ocupación: ama de casa", sufren "una crisis personal a mediados de los 40 años ".
Ese es el resultado de una amplia investigación sobre las crisis de la edad adulta, realizada por el ingeniero industrial Enrique Ogliastri, coordinador del programa de doctorado en administración de la Universidad de los Andes, y por la socióloga Marina Camargo, profesora de la Universidad Pedagógica Nacional. Los datos, obtenidos de 121 entrevistas con amas de casa de clase media alta de Bogotá, resaltan la presencia de cuatro etapas características. Esta es, en líneas generales, la metamorfosis de aquellas mujeres cuyo trabajo se relaciona exclusivamente con el cuidado del hogar y de los hijos.

DE 2 3 A 2 8 AÑOS:
OPTIMISMO
La mujer inicia una nueva vida con el matrimonio y siente que ha alcanzado uno de los más sobresalientes logros de su existencia. Todas consideran que el cónyuge es una persona muy importante en su vida. Las expectativas sexuales son altas: 77 por ciento considera muy importante su vida sexual. Y aunque sólo un 55 por ciento cree que su vida sexual es satisfactoria, todas manifiestan desinterés ante las relaciones extramaritales.
Según muchas, la relación con sus hijos es la única a la cual se entregan sin esperar nada a cambio. En cuanto a los padres, coinciden en que cada día los entienden más. Estos sentimientos, aunados a los muy positivos que surgen de la vida conyugal, hacen que se sientan rodeadas de afecto. En esta etapa están tan seguras de que la vida apenas comienza, de que no se cuestionan y consideran que tienen mucho tiempo para sus realizaciones.

DE 29 A 34 AÑOS:
PASIVIDAD
Aunque la estabilidad y tranquilidad conyugal continúan y el 86 por ciento ve en el matrimonio una experiencia "feliz", lo hacen de una manera pasiva: el 57 por ciento expresa que su vida no cambia mucho de un año a otro y un 17 por ciento empieza a juzgar "interesante" una relación extramarital. Una gran mayoría (67 por ciento) no se cuestiona mucho, algunas se sienten "aburridas" o "deprimídas" y manifiestan que duermen mucho y lloran sin razón aparente. Los hijos siguen siendo, para ellas, lo más importante en su vida. Pero estiman que aunque todo en su vida está bien, ellas no lo están. Empiezan a perder el sentimiento de identidad con los amigos. Sienten que su trabajo en el hogar es una actividad desagradecida, pero no se atreven a confesar la falta de estímulos en su vida.

DE 35 A 43 AÑOS:
CRISIS EXISTENCIAL
Es una etapa caracterizada por cuestionamientos y replanteamientos en busca de nuevas actitudes que las comprometan con la vida y con el mundo. La vida sexual experimenta grandes conflictos: sólo el 59 por ciento dice estar satisfecha y apenas el 57 por ciento ve el matrimonio como una experiencia feliz. Unicamente el 71 por ciento considera que el cónyuge es un apoyo y un número igual lo cataloga como una persona muy importante en su vida. Asimismo, un numero menor (67 por ciento) se siente satisfecha en la vida, pero no ve muchas esperanzas de cambiar las cosas. Los conflictos de identidad son bastante agudos, pues la mayoría siente que hay una contradicción entre lo que es y lo que quiere ser.
Durante esta etapa muchas se separan y empiezan a trabajar. Otras continúan en el matrimonio pero regresan a la universidad, establecen un negocio o consiguen un trabajo fuera del hogar, lo cual les ayuda a resolver la crisis.

DE 44 A 50 AÑOS:
SATISFACCION
Todas se sienten satisfechas con la vida que llevan. Como en la primera etapa, la vida marital recupera su importancia y el cónyuge vuelve a ser una persona altamente importante en su vida. Se sienten satisfechas con su vida sexual y muestran, como en los primeros años, poco interés por las relaciones extramaritales. Este es el grupo de mujeres que manifiestan tener menos conflictos consigo mismas y menos contradicciones de identidad. El 75 por ciento considera que actúa de acuerdo con lo que siente y piensa. Después de la explosión de la etapa anterior, sus sentimientos son de tranquilidad y paz. Han dejado atrás el cuestionamiento en torno a su vida y retomado sus sentimientos y afectos.
Los investigadores encontraron que después de los 45 años las mujeres no se mantienen en el papel de amas de casa exclusivamente. Según ellos, "después de la crisis muchas dejan de serlo. Al terminar la crianza de los hijos o al separarse, una buena proporción de mujeres buscan otras actividades o trabajos fuera del hogar (...), Io cual les permite encontrar cosas satisfactorias que les dan un sentimiento de valoración propia".
Lo que el estudio demuestra es que los hijos son los únicos beneficiarios de la mujer que asume el rol tradicional de ama de casa. "El trabajo del hogar no sólo es difícil, sino que está desprestigiado a finales del siglo XX".
El ama de casa es ya una especie en vías extinción. En la pareja de las nuevas generaciones la responsabilidad de las tareas domésticas y la crianza de los hijos es más compartida. Esta división sexual del trabajo hogareño no sólo lleva a una mayor igualdad, sino que conduce a una mejor relación de pareja y a una mayor realización personal de la mujer.