MORIR EN CASA

Este deseo de la mayoría de los enfermos terminales es apoyado hoy por los especialistas en cuidado paliativo.

1 de junio de 1992


LA EPOCA EN QUE LA GENTE SE MOría en su propia cama, rodeada de sus seres queridos está próxima a regresar. Según los especialistas en cuidado de pacientes terminales, ese deseo de la mayoría de los desahuciados no sólo puede ser satisfecho sino que es mejor tanto para el enfermo como para su familia. Esta idea es parte de la nueva filosofía médica acerca del paciente terminal. La deshumanización de la medicina en aras de la tecnología ha llevado a muchos especialistas a tratar de recuperar la calidad de vida y abogar por los derechos de los enfermos. Uno de ellos es el de permitirle a quien va a morir, elegir las circunstancia en las que quiere llegar al final de sus días.
La semana pasada, la doctora Isa de Jaramillo -directora de la Fundación Omega y ganadora en 1990 del Premio Nacional de Sicología por su trabajo innovador con pacientes terminales- y el médico Pedro Bejarano -especialista en Medicina del Dolor y jefe de ese Servicio en la Fundación Santa Fe de Bogotá-, junto con un grupo de especialistas lanzaron el libro "Morir con dignidad", en el cual explican los fundamentos del cuidado paliativo. Es decir, que cuando la medicina no puede ofrecer el propósito curativo debe convertirse en aliviadora, tanto del dolor físico como emocional. "Tener en cuenta la calidad de vida y no la cantidad de tiempo que pueda ganársele a la muerte, lo cual produce muchas veces una larga agonía ", anota la sicóloga Luz Emilia Guerrero de Llamas, autora de uno de los capítulos del libro, titulado: "Morir en casa: una alternativa más humana".
Tras varios años de asistencia sicológica a enfermos terminales, la sicóloga Guerrero ha llegado al convencimiento de que para el paciente es mucho mejor saber la verdad acerca de su condición y permanecer en su hogar si éste es su deseo. "Los lugares familiares, los seres queridos y los amigos ayudan a sobrellevar el sufrimiento sicológico inherente al proceso de morir y la comunicación entre la familia y el enfermo es más fácil y espontánea", señala la especialista. Esta nueva visión acerca de la muerte intenta rescatar al ser humano del aislamiento sicológico y del cuidado despersonalizado que inevitablemente se produce en las instituciones médicas. "Cuando el paciente moribundo se encuentra en la Unidad de Cuidados Intensivos, está rodeado de complicados y avanzados aparatos técnicos que mantienen y controlan sus funciones, es atendido con el máximo profesionalismo, pero cada especialista lo ve por partes y olvidan la integridad del paciente, que sufre aún más al sentirse atendido en sus aspectos biológicos, pero olvidado emocional, social y espiritualmente", explica la doctora Guerrero de Llamas.
Pero aunque el paciente muchas veces insistentemente pide "quiero irme a casa", los familiares se sienten confundidos acerca de la posibilidad de cumplir este deseo porque desconocen su capacidad para manejar adecuadamente a un ser querido que va a morir. En su escrito, la sicóloga plantea algunos aspectos que son analizados con las familias y los pacientes cuando acuden a la Fundación Omega en busca de ayuda para tomar esta decisión. Y señala que así como la familia siente temor de enfrentarse al cuidado de un moribundo, el paciente terminal también siente temor acerca de si su familia podrá manejar su enfermedad y el sufrimiento que esta genera. Por ello, es importante tomar conciencia de que por más que se quiera, se tienen limitaciones y debilidades, se siente fatiga y cansancio y no es fácil máxime cuando se vive una situación tan angustiante. Sin embargo, la consecución de una enfermera permitirá a la familia el descanso y sentirse menos presionada ante la responsabilidad del cuidado de un enfermo.
Otro de los grandes temores que tiene el paciente es el dolor. Pero el médico puede hacerle ver a él y a su familia que en la casa también se podrá mitigar o controlar en forma efectiva. Además, se ha visto - anota la sicóloga- que "una persona en fase terminal sufre menos en casa que en un hospital, pues el amor de los miembros cercanos de su familia es un magnífico catalizador del sufrimiento ".
Pero ¿cuáles son las condiciones que hacen del hogar una alternativa más humana para un enfermo terminal? En primer lugar, el estar rodeado de una atmósfera familiar le da al enfermo mayor tranquilidad y seguridad emocionales. Mientras en el hospital es un paciente más, en su hogar conserva su lugar dentro de la familia. Estar en la casa, le permite también participar de los acontecimientos y celebraciones y disfrutar del contacto y la comunicación casi permanente con sus seres queridos y amigos, así sea para hablarle, escucharle o simplemente para manifestarle su cariño e incondicionalidad en silencio.
Igualmente, en su casa tanto el paciente como los familiares podrán vivir en forma más natural el proceso al continuar el ritmo de vida del hogar sin tener que desplazarse al hospital, regidos por horarios que muchas veces interfieren con las posibilidades y el deseo de estar cerca del ser querido. Esto permite además a la familia estar más al tanto de los cambios que va sufriendo el enfermo y en mayor capacidad de responder a sus deseos y necesidades. Al final, el enfermo tendrá una muerte natural, rodeado del cariño de los suyos que lo han ido acompañando en esos difíciles momentos. Y la familia logrará esa tranquilidad que muchos expresan al afirmar "he hecho todo lo que se puede" y no "tal vez hubiera podido hacer más, si hubiera estado más cerca de él ". -