¿MUJERES DIVINAS?

El mayor foro feminista del mundo se reúne en el continente más machista del mundo.

2 de octubre de 1995

EL CONTINENTE MACHISTA SE APRESTA a recibir la horda feminista en la cuarta cita mundial sobre la mujer, que se realizará en China del 4 al 15 de septiembre. La mezcla no puede ser más explosiva. A la par con las moderadas delegaciones oficiales, compuestas en su mayoría por hombres, la semana anterior llegaron a Beijing las beligerantes delegaciones de las ONG -Organizaciones No Gubernamentales-, conformadas por mujeres activistas, quienes durante 12 días realizarán un foro paralelo a la conferencia auspiciada por las Naciones Unidas. Antes de la inauguración del evento va las ONG habían realizado la primera protesta, a pesar de las restricciones del primer ministro Li peng, quien se las echó encima con la selección de visas de entrada y les impuso como sede el complejo turístico de Huairou, a 100 kilómetros de la capital.
A pesar de que la agenda oficial de la Cuarta Conferencia Mundial de la ONU sobre la Mujer abordará los grandes problemas de éstas en el mundo -la pobreza, la violencia y la desigualdad-, los ánimos parecen más encendidos sobre el aborto y la discriminación sexual.
De entrada, ya los delegados del Vaticano y de grupos feministas manifestaron posiciones aparentemente irreconciliables sobre el tema. Mientras la delegación vaticana, encabezada por la sicóloga Mary Ann Glendon, afirma que luchará por "la dignidad de la mujer" y se mantendrá firme en su posición contra el aborto, los grupos feministas acusan al Vaticano de utilizar una estrategia de "divide y vencerás" para distraer la atención de temas como la salud reproductiva y enfocarla a su propia agenda antiabortista.
Pero el encuentro en China de 50.000 mujeres provenientes de todo el mundo promete convertirse en una papa caliente para el gobierno de ese país. Por tradición Asia es donde más se violan los derechos de la mujer. Se calcula que en el continente amarillo 'desaparecen' al año 100 millones de mujeres por cuenta de los abortos o asesinatos de niñas recién nacidas. El triste destino de las hijas en la sociedad china será sin duda uno de los temas más candentes del encuentro. A pesar de las medidas policiales, para nadie es un secreto la indiferencia del gobierno ante el tema. La causa del infanticidio femenino no es la pobreza del pasado cuando los campesinos de las provincias ahogaban a sus hijas para no tener otra boca qué alimentar. En la actualidad, los padres pueden darse el lujo de tener hijos, pero ellos quieren que sean varones. El fenómeno resurgió a fines de los 70 cuando China, cuya población llegaba a los 1.000 millones, prohibió que las parejas que vivieran en las ciudades tuvieran más de un hijo. Empujados por la antigua preferencia de que deben ser los varones los que perpetúen la línea familiar, las parejas recurrieron a medidas drásticas para asegurarse que sus primogénitos fueran del sexo masculino. Tradicionalmente los chinos consideran a un niño como parte de la familia porque la hija contraerá matrimonio y abandonará el hogar.
Esta mentalidad ancestral, unida a los modernos métodos de diagnóstico que permiten conocer el sexo del bebé antes de su nacimiento, ha llevado a una alarmante situación: según los sondeos, el número de mujeres se reduce cada vez más en China. Las estadísticas oficiales muestran que un 97 por ciento de los abortos se realizan en fetos femeninos. El problema es tan grave. que en junio el gobierno presentó un proyecto que prohíbe que los médicos revelen el sexo de un feto a los futuros padres. Las cifras oficiales muestran que la población china tiene 118,5 varones por cada 100 mujeres y la falta de niñas ha dado como resultado un creciente desequilibrio en una población de 1.200 millones de personas que podría, en el próximo siglo originar un ejército de 80 millones de hombres en edad de contraer que no podrán encontrar esposa en su nación.
Pero independientemente del grave problema de población para ese país, la violencia ejercida contra la mujer china, en razón de su género, ha generado ya una oleada de protestas. No más desempacar, la primera ministra de Noruega, Gro Harlem Brundtland, campeona en la defensa de la igualdad de oportunidades, dijo que aunque se ha recomendado que no se proteste en la Conferencia Mundial por la discriminación contra las niñas chinas "les debemos ayudar a mover al mundo hacia el equilibrio y la igualdad real".
Al parecer, la discriminación de las mujeres asiáticas no tiene comparación con el resto del planeta. La pregunta que muchos se hacen es cómo después de dos décadas de lucha por la igualdad en una región gobernada durante décadas por líderes como Indira Gandhi y Benazir Bhutto puede haber un problema tan grave de discriminación sexual. Este año en la India 7.300 mujeres han sido asesinadas por sus suegros por contribuir al matrimonio con dotes inadecuadas.
A pesar del gobierno de Indira Gandhi, las leyes de la India no garantizan los mismos derechos a la mujer. En el Islam, religión que practican 120 millones de personas, el hombre puede divorciarse de su mujer simplemente diciendo tres veces en su idioma la palabra urdu, que significa repudio.
A sólo cuatro años del comienzo del siglo XXI, y 20 años después de iniciados los encuentros mundiales sobre la mujer, los derechos del sexo débil muestran todavía un desolador panorama. Según las cifras de la ONU, 100 millones de niñas de países africanos sufren la mutilación de sus genitales para evitarles el disfrute sexual. Por ello, además de los discursos sobre la desigualdad en el derecho a la educación, a las luchas por mayor participación en las esferas del poder político y económico, la atención a la salud reproductiva o las discusiones sobre el aborto, el tema de la violencia contra la mujer será el punto álgido del encuentro y el que ocasione los más acalorados debates.