¡MUJERES EN EL ALTAR!

La ordenación de 32 sacerdotisas en Inglaterra, es un paso definitivo en la larga lucha feminista por la igualdad en la jerarquía eclesiástica.

18 de abril de 1994

CON UNA GRAN SONRISA Y MUCHAS lágrimas, el domingo 13 de marzo una mujer ofició la Eucaristía en una iglesia de Bristol (Inglaterra). La devoción, la curiosidad y la emoción hicieron que los fieles rebosaran la vieja capilla de San Pablo. Unas horas antes, la reverenda Angela Berners-Wilson, de 39 años, había formado parte del grupo de 32 mujeres que fueron ordenadas sacerdotisas por el obispo Barry Rogerson en la imponente catedral de Bristol, a la que no sólo asistieron más de mil invitados especiales provenientes de todo el mundo, sino también los maridos y los hijos de las nuevas sacerdotisas, ya que la mayoría son casadas. La ceremonia fue transmitida en directo por la televisión británica. Se trataba sin duda de un momento histórico en los 460 años de la Iglesia anglicana. Pero, además, de un paso definitivo hacia la igualdad de hombres y mujeres en la jerarquía eclesiástica.
Aunque la mayoría de la comunidad anglicana en el mundo -72 millones de personas- recibió con alegría el sacerdocio femenino, no todo ha sido festejo en el seno de la Iglesia de Inglaterra. De hecho, mientras se oficiaba la ceremonia de ordenación, un grupo de clérigos realizaba una protesta frente a la catedral de Bristol. Uno de ellos portaba un cartel que rezaba: "La Iglesia de Inglaterra fue asesinada hoy". En otras iglesias, las campanas tocaban a duelo. Y no faltaron los reverendos que perdieron la compostura por la intromisión de las mujeres en los altares. El vicario Anthony Kennedy, de 62 años, señaló a la prensa inglesa: "Ellas no tienen derecho a representar a Jesucristo... Merecen ser quemadas en la hoguera".
Este revolcón de la Iglesia anglicana alcanzó su tope más alto en noviembre de 1992 cuanda el sínodo de la Iglesia de Inglaterra le dio la luz verde a la ordenación de mujeres en Gran Bretaña. La noticia causó revuelo y no pocas protestas por parte de enfurecidos clérigos que amenazaran con desertar al catolicismo antes que admitir a las mujeres como iguales en los altares. Y muchos lo han cumplido.

ORDENACION Y DESERCION
Desde el pasado 23 de febrero, cuando el Sínodo General de la Iglesia Anglicana anunció la ordenación y aprobó el ingreso de mujeres a la lista de obispos -lo cual se producirá en unos 10 años-, se iniciaron las deserciones masivas, que incluyen altas personalidades del clero y del gobierno inglès, quienes han iniciado su conversiòn al catolicismo. Entre ellas están el anterior obispo anglicano de Londres, Graham Leonard; el ministro del Medio Ambiente, John Gummer, y la duquesa de Kent, prima de la mismìsima reina Isabel de Inglaterra, quien es, junto con el obispo de Canterbury, la cabeza visible de la comunidad anglicana. La duquesa Catherine Lucy Mary Windsor es el primer miembro de la familia real británica que se convierte al catolicismo desde hace tres siglos, cuando Carlos II abrazó la religión católica en su lecho de muerte.
Lo que se espera ahora es que las sacerdotisas empiecen a ejercer funciones que por cuatro siglos y medio estuvieron reservadas a los hombres, y que será una desbandada de sacerdotes y fieles anglicanos. El principal grupo de oposición ha sido el de los tradicionalistas miembros de 'Adelante con la Fe', quienes anunciaron la adhesión de 8 obispos y 712 sacerdotes a la Iglesia Católica romana, la cual limita el derecho al sacerdocio exclusivamente a los hombres. Aunque inicialmente tales amenazas fueron consideradas como una forma de evitar las ordenaciones femeninas, las cosas parecen ir en serio. Ahora, mientras 1.800 diaconisas (el primer grado hacia el sacerdocio) esperan recibir la ordenaciòn sacerdotal en Gran Bretaña, cerca de 2.500 anglicanos toman catequesis en el Reino Unido para hacer su conversión al catolicismo en la próxima Semana Santa.
La rebeldía parece ser una característica anglicana, ya que fue ella la que le dio origen a la Iglesia de Inglaterra, en 1534, cuando el rey Enrique VIII rechazó la autoridad del Sumo Pontífice Romano, Clemente VII, por haberle negado el permiso para divorciarse de su esposa Catalina -que no había tenido hijos varones- y casarse nuevamente para tener un heredero. Enrique VIII se proclamó jefe de la Iglesia de Inglaterra.
Desde entonces esta comunidad -que sigue a Jesucristo, las Sagradas Escrituras y administra los sacramentos- sólo acepta sus propias normas y sus jefes espirituales son el monarca británico y el arzobispo de Canterbury. Ahora la oposición al sacerdocio femenino tiene a la comunidad anglicana al borde de un cisma.

UNA BATALLA DE 40 AÑOS
Hasta el pasado 13 de marzo, en Inglaterra, cuna de la religión anglicana, las mujeres sólo conseguían llegar hasta el diaconado, nivel en el cual se les permitía asistir al sacerdote o durante los servicios litúrgicos, pero no oficiar la Eucaristía ni presidir los servicios religiosos. Hoy no sólo podrán suministrar la comunión y dar la absolución, sino tener una mayor participación en las altas esferas eclesiásticas del poder.
Pero si bien estas son las primeras mujeres ordenadas como sacerdotisas en Inglaterra, no son las pioneras dentro de la comunidad anglicana. La primera ordenación femenina de la Iglesia anglicana tuvo lugar en China en 1954, y originó tal escándalo que la sacerdotisa terminó renunciando al ministerio. A partir de allí, algunas sedes episcopales anglicanas -de Estados Unidos, Canadá, China y Australia- han ordenado diaconesas y sacerdotisas, algunas de las cuales ya han sido preconizadas obispos a pesar de las protestas de los sectores tradicionales. Esto se debe a que, a diferencia de la Iglesia Católica, cuya única cabeza es el Papa, en la comunidad anglicana, si bien el obispo de Canterbury, George Carey, es la máxima autoridad religiosa, las iglesias diseminadas en más de 100 países son autónomas e independientes. Y quien en definitiva toma la decisión de ordenar mujeres es el obispo de cada diócesis. En Colombia, aunque aún no hay sacerdotisas, sí han sido ordenadas dos diaconesas. Según el obispo anglicano en Colombia, Bernardo Merino Botero, la primera, Katherine Gibson, fue ordenada el 17 de mayo de 1986. Un año después se radicó en Escocia, pero el próximo mes se julio será aprobada su ordenación como presbítera. El segundo caso es el de una caleña, Carol Ochoa, ordenada el 8 de mayo de 1987 en El Bagre (Antioquia). Carol, quien actualmente vive en Virginia (Estados Unidos), aún no ha obtenido la aprobación para convertirse en presbítera.

EL DILEMA CATOLICO
Pero esta revolucionaria decisión no sólo está causando revuelo en la Iglesia Anglicana. También en la Iglesia Católica. En primer lugar, el ingreso en su jerarquía de sacerdotes anglicanos plantea un serio dilema: ¿Debe admitir en su seno a los sacerdotes casados o exigirles el celibato? Por el momento el Papa Juan Pablo II ha planteado que las conversiones al catolicismo deben ser graduales e individuales. Igualmente quienes adopten la fe católica deberán aceptar la doctrina. Sin embargo, aunque la Iglesia católica no acepta el matrimonio entre sacerdotes ni el divorcio entre sus fieles, lo cierto es que en el pasado reciente ha aceptado ordenar 200 sacerdotes ex anglicanos, muchos de ellos con esposas e hijos. Esto podría llegar a generar conflictos en la jerarquía católica.
En segundo lugar, la ordenación de mujeres abre también una brecha en las relaciones entre la comunidad anglicana y la Iglesia Católica, que en los últimos años han tenido algunos acercamientos. A raíz de la ceremonia de Bristol, la Santa Sede ha señalado que el sacerdocio femenino es "un nuevo obstáculo en la búsqueda de la unidad entre las dos comunidades". La Iglesia Católica romana se ha opuesto rotundamente a la ordenación de mujeres en su ministerio. Y no porque las religiosas no hayan presionado. En 1979, cuando el Papa Juan Pablo II visitó a Estados Unidos, una monja, la hermana Teresa Kane, le manifestó en tono suplicante: "Su Santidad: le pido que piense en el intenso sufrimiento que vivimos... La Iglesia debe abrir a las mujeres la posibilidad de ser incluidas en los ministerios".
La posición de la Iglesia Católica es inflexible. El argumento tradicional es que Jesús era hombre y sus apóstoles fueron todos hombres. Según el sacerdote católico Alvaro Betancourt Jiménez, director del Departamento de Doctrina de la Conferencia Episcopal Colombiana, la Iglesia Católica no acepta el ordenamiento de mujeres porque es fiel a una tradición secular. "Lo que no quiere decir que el catolicismo no dé cabida a la participación de la mujer. La Iglesia ha tenido siempre mujeres que se han encargado de la divulgación de la fe cristiana a través de la lectura de la palabra, la atención a las necesidades del templo, hospitales, orfanatos y, en general, han contribuido al enriquecimiento de la vida espiritual, en el campo de la reflexión teológica".

IGLESIA MUJER
Muchas mujeres no obstante, no han aceptado esta posición radical y han formado un movimiento de teología feminista que cuenta con seguidoras en todo el mundo. El año pasado, en México se reunieron más de 3.000 mujeres integrantes de la llamada Iglesia Mujer, que rinde culto a Dios en reuniones enteramente femeninas. Su argumento es que ellas fueron personajes centrales e importantes en los albores del cristianismo y que ha sido la estructura de poder creada por los hombres la que ha dado la interpretación tradicional de la Biblia. "La Biblia enseña igualdad total de hombres y mujeres en la creación y la redención -afirman tanto ellos como ellas-. Y han recibido el don divino y la capacidad para adelantar el ministerio".
Y lo cierto es que en muchas religiones las mujeres han logrado un ascenso en los niveles jerárquicos. En un capítulo titulado "Al infierno con el sexismo", los autores del libro Megatendencias de la mujer -editado por Norma-, registran las siguientes cifras: "En la actualidad hay cerca de 300 rabinas en todas las ramas del judaísmo. La Iglesia Unida de Cristo, que ha ordenado mujeres desde mediados del siglo XIX, tiene 1.800 pastoras. En 1992 la lglesia presbiteriana había ordenado a 2.400 mujeres. Cerca de 1.000 de los 14.000 ministros episcopales de Estados Unidos son mujeres. La Iglesia evangélica luterana de este país tiene 1.429 clérigas" .
Los autores, Patricia Aburdene y John Naisbitt, señalan que en la última década se duplicó el número de mujeres seminaristas o estudiantes de teología en las facultades estadounidenses. "En la actualidad, ellas representan el 30 por ciento de los estudiantes miembros de la Asociación de Facultades de Teología. En la prestigiosa facultad de Yale, cerca de la mitad de los estudiantes son mujeres".
Hoy no son pocos los que señalan que ante la escacez de vocaciones masculinas, la Iglesia se enriquecería con el ingreso de mujeres al sacerdocio. Pero su objetivo no es únicamente alcanzar la ordenación sacerdotal, sino "purgar la liturgia del lenguaje sexista, reintegrar los valores femeninos a la religión y adoptar posiciones de liderazgo", afirman los autores. Y todo parece indicar que al finalizar el siglo XX, las mujeres revolucionarán una tradición milenaria, conquistando uno de los últimos fortines masculinos: la jerarquía eclesiástica.