MUJERES, TRABAJO Y HOGAR

Una encuesta reciente demuestra que las combianas están más satisfechas de su papel como madres trabajadoras de lo que se piensa.

9 de noviembre de 1992


LA IMAGEN DE LA MADRE TRABAJADORA COMO UNA mujer agobiada por las responsabilidades y las culpas ha hecho cárrera en los últimos años. Se ha dicho que de la liberación femenina no queda sino el cansancio y que, al lanzarse al mercado laboral, lo único que consiguió fue una doble jornada. Pero, además, al trabajo femenino fuera del hogar se le haculpado de casi todos los males sociales del final de siglo:
niños relegados, matrimonios fracasados, familias desintegradas y mujeres agobiadas son un recurso frecuente para pintar el fracaso de la liberación. No son pocos los que afirman que muchas mujeres que hoy prefieren una sala de juntas a la cocina, en el fondo desearían devolver el reloj y regresar a su papel tradicional de amas de casa y madres, dependientes económicamente de un esposo, porque esa es en realidad la naturaleza femenina. ¿Pero es eso cierto?
SEMANA quiso averiguarlo a través de una encuesta realizada por el Centro Nacional de Consultoría, que entrevistó a 400 madres trabajadoras en Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla, en una muestra que incluyó mujeres de estratos alto, medio y bajo. Se realizaron 27 preguntas sobre diferentes tópicos relacionados con su papel como madres, esposas y como trabajadoras.
Los resultados son sorprendentes. Al parecer las colombianas están mucho más satisfechas con su desempeño en estos dos mundos de lo que se piensa, y no consideran que deben ser excluyentes. Los sentimientos de culpa por el hecho de no estar con sus hijos todo el tiempo han empezado a extinguirse. Y, en general, han logrado un satisfactorio equilibrio entre su trabajo y su hogar Después de muchas batallas en varios frentes parecen haber definido sus prioridades y han hecho los ajustes necesarios para poder realizarse como profesionales y como madres. Pero, ante todo, las madres que trabajan fuera del hogar han logrado derribar tres grandes mitos:

MITO:
Las mujeres que trabajan lo hacen principalmente por que necesitan el dinero.

REALIDAD:
62 por ciento trabajaría aun que no necesitara el dinero.
53 por dento considera que la mejor razón para trabajar es sentir independencia, autoestima y libertad.
52 por ciento cree que ser una madre trabajadora tiene más ventajas que desventajas, aun si tiene hijos pequeños.
Hace unas décadas, cuando la gran mayoría de mujeres salió al mercado laboral tuvo que enfrentarse a una situación que pocas habían vivido en sus hogares.
El 68.5 por ciento de las mujeres que respondieron a la encuesta son hijas de madres que permanecían en su hogar. Ellas, por necesidad económica o porque tenían una preparación profesional, ingresaron al mundo del trabajo. Y hoy saben los beneficios internos y externos que esta actividad les reporta y, a pesar de la doble jornada que para muchas implica, las mujeres consideran que el precio que pagan tiene un gran dividendo: dos tercios afirman que trabajarían aun si no lo necesitaran. El 38 por ciento considera que la principal razón es ganarse su propio dinero y aportar en los gastos del hogar mientras el 53 por ciento señala que es el sentimiento de independencia, autoestima y libertad.

MIT0:
Las mujeres que trabajan son pésimas madres.

REALIDAD:
97 por ciento se considera un buen ejemplo para sus hijos.
82 por ciento no se siente culpable de pasar poco tiempo con sus hijos.
65 por ciento cree que es tan buena mamá como su madre.
62 por ciento no cree que las mujeres que permanecen en el hogar sean mejores madres.
Contrario a lo que se piensa, los niños colombianos no se sienten relegados o desatendidos por sus madres: sólo el 16 por ciento de las mujeres admite que sus hijos se quejan de que no pase suficiente tiempo con ellos. Y la gran mayoría no cree que aquellas que se quedan en el hogar sean mejores madres. Para las colombianas el trabajo es importante pero también lo son sus hijos: el 84 por ciento afirma que cuando su hijo amanece enfermo ella deja de ir a trabajar.
En cuanto a sus responsabilidades domésticas, las mujeres parecen estar aplicando las mismas reglas del mundo del trabajo: ponerse metas, fijar prioridades y delegar. A la pregunta ¿con quién deja sus hijos pequeños cuando va a trabajar?, ellas respondieron: con familiares (44 por ciento); en el jardín infantil (20 por ciento); con la empleada del servicio (15 por ciento); con el papá (tres por ciento).

MITO:
El trabajo de la mujer fuera del hogar tiene efectos negativos en su relación de pareja

REALIDAD:
88 por ciento considera satisfactoria su vida sexual.
85 por ciento cree que trabajar tiene un efecto positivo en su matrimonio.
58 por ciento cree que es tan buena esposa como su madre (23 por ciento cree que es igual).
La mentalidad masculina también ha sufrido cambios en las últimas décadas y pocos hombres actualmente se casan con mujeres que no tengan una profesión o una actividad laboral. Solamente un 11 por ciento de las mujeres cree que el hecho de trabajar tenga un efecto negativo en su matrimonio.
Más del 80 por ciento cree que es tan buena o mejor esposa que su madre. Esta confianza radica en el hecho de que los matrimonios de hoy son construidos sobre una mayor comunicación.
Las parejas hablan mucho más hoy que las de las anteriores generaciones desde sexo hasta dinero, y el 40 por ciento señala que la mayoría de las discusiones con sus maridos son sobre cosas sin importancia.
Igualmente la nueva generación de mujeres es más realista de lo que fueron sus madres. Con la amenaza del divorcio pendiendo sobre las parejas, ellas han aprendido a valerse por si mismas y ellos a hacer más por su relación. El 60 por ciento de las mujeres respondió que sus esposos se esfuerzan tanto como ellas para que su matrimonio funcione. Y aunque el 58 por ciento de las esposas admite que podrían vivir sin su marido, tres cuartas partes de ellas nunca han pensado en divorciarse.
En el aspecto sexual el balance también es positivo. El 88 por ciento de las mujeres afirma que considera su vida sexual "satisfactoria". Pero mientras.las mujeres de otras generaciones no sabían decir "no" y siempre accedían a las demandas de sus esposos o de sus hijos por considerar que sus necesidades se anteponían a las de ellas, hoy si el niño quiere una chaqueta o algo que es demasiado costoso, el 43 por ciento les responde "no". Igualmente señalan que cuando están cansadas y sus esposos desean tener relaciones sexuales el 60 por ciento dice "no".

¿QUISIERAN DEVOLVER EL RELOJ?
Es un hecho que la gran mayoría de las responsabilidades domésticas y de la crianza de los hijos siguen estando sobre los hombros femeninos: el 45 por ciento de las madres afirma que ellas asisten a los eventos escolares de sus hijos mientras sólo el seis por ciento de los padres lo hace. (Un 43 por ciento responde que asisten juntos y un cuatro por ciento señala que ninguno de los dos). Del mismo modo, sobre los factores que contribuyen para que las cosas marchen bien en su hogar señalaron: ser organizada (43 por ciento); ayuda del esposo (20 por ciento); ayuda de familiares (20 por ciento); colaboración de los hijos (13 por ciento); servicio doméstico (12 por ciento), pero las palabras sacrificio, abnegación y sumisión han sido borradas del diccionario femenino para incluir términos como independencia, realización y autoestima. Tal vez los pisos no estén relucientes y muchas no sepan qué hay para la comida, pero las mujeres colombianas han aprendido a desprenderse de la obsesión de sus madres de que "todo tiene que ser perfecto" y han buscado los recursos para poder desempeñarse satisfactoriamente como madres, esposas y trabajadoras.