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INVESTIGACIÓN

Dónde nacen los gais

Analizar gemelos idénticos es una pieza clave para encontrar la respuesta al misterio del homosexualismo. Una nueva investigación revela que su origen podría estar en el útero.

9 de diciembre de 2017

Sara y Rosie, dos hermanas inglesas, crecieron como cualquier otro par de gemelos idénticos. Solo una cosa las diferenciaba: su opción sexual. A pesar de compartir el mismo código genético, hoy Rosie es lesbiana y a Sara le gustan los hombres. Ese detalle interesó a Gerulf Rieger, científico de la Universidad de Essex, Inglaterra, para hacer un experimento con ellas y otros 55 pares de gemelos, para descifrar cuándo y cómo se desarrolla la orientación sexual en las personas.

Estos gemelos son ideales para investigar los efectos genéticos frente al impacto del ambiente en ciertas condiciones y enfermedades. La mayoría de ellos nacen ambos gais o ambos heterosexuales. Por eso, los que tienen diferentes inclinaciones son aún más interesantes para estudiar el impacto de otros factores. Todos los sujetos en la investigación tenían el mismo ADN y habían crecido en el mismo hogar.

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Para muchos, la orientación sexual tiene su raíz en los genes, pero otros consideran que esa no es la respuesta completa. De hecho, estas gemelas resultaron tener inclinaciones sexuales diferentes a pesar de compartir la misma información genética. “Y el hecho de que no tenga una raíz genética no significa que la crianza explique el fenómeno”, explica el experto a SEMANA.

Encontrar ese otro factor llevó a Rieger a estudiar a este grupo. Según el experto, casi siempre estos gemelos empiezan a diferenciarse en ese aspecto desde muy temprano en la niñez. Pero indagarlo suele resultar problemático porque habría que confiar en la memoria de los sujetos y sus familias. Y como esta puede borrarse por el paso del tiempo, podría terminar en reportes imprecisos. Para superar este obstáculo, Rieger y su colega Tuesday Watts decidieron usar fotos del álbum familiar de los gemelos en estudio. Luego les mostraron estas imágenes a personas no involucradas en el experimento para ver cuando se empezaban a diferenciar a partir de sus vestimentas y juegos.

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Si bien este diseño también tiene sus problemas metodológicos porque los estereotipos de género podrían viciar la información, Rieger decidió seguir adelante con el trabajo. En el caso de las gemelas Sara y Rosie, las imágenes ofrecen gran evidencia: Sara siempre aparece con vestidos y muñecas, mientras que Rosie prefiere disfraces de Superman y juguetes masculinos. Y en efecto, las gemelas recuerdan que los niños preferían jugar con Rosie, pues a ella le gustaba el fútbol, los videojuegos y hablar de cosas masculinas. A Sara la consideraban aburrida.

Los resultados, publicados en la revista Developmental Psychology, mostraron que “aquellos que se volvieron gais tuvieron menos conformidad con su género que aquellos que no lo eran, es decir, los hombres se vieron más femeninos y las mujeres más masculinas”. Esa diferencia se observó desde muy temprano, a partir de los 6 años en ellas y de los 8 en hombres, es decir, mucho antes de la pubertad.

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Aunque el estudio no resuelve del todo el enigma, tiene información crucial para entender cómo se desarrolla la identidad sexual. Por ahora, Rieger piensa que se pueden descartar ciertos factores como el genético. “Pensamos que la respuesta a la homosexualidad está en el útero. Cuando una madre está embarazada, muchas cosas pueden afectar al bebé en su futura sexualidad y nuestro principal candidato son las hormonas, que pueden afectar a cada gemelo de manera diferente. Un gemelo, por ejemplo, puede estar expuesto a diferentes niveles de hormonas más que el otro, principalmente de testosterona”, concluyó el experto.