Cada día crece el número de personas que se obsesiona con alimentarse extremadamente sano para evitar enfermedades como el cáncer, que en muchas ocasiones es derivado de las sustancias tóxicas presentes en los alimentos procesados. | Foto: Javier de la Torre

ALIMENTACIÓN

El problema de comer excesivamente sano

Los ortoréxicos requieren de ayuda profesional para mejorar sus hábitos y evitar problemas como la desnutrición.

18 de agosto de 2016

¿Quién podría imaginar que un intento por alimentarse de forma más sana puede resultar perjudicial? Esta es la paradoja de la ortorexia, un trastorno de la alimentación que sufren aquellas personas que se obsesionan con llevar una dieta en extremo saludable, lo que puede provocar problemas físicos y mentales.

Este es un nuevo trastorno de la conducta alimentaria como la anorexia, la bulimia o vigorexia. Quienes la sufren son  personas que evitan alimentos con conservantes, colorantes, azúcares, grasas, pesticidas o cualquier comida que no tenga un origen libre de “contaminantes”.

Además, se preocupan por la forma de preparación y tienen ciertos rituales obsesivos como medirlo todo, haciendo que lo saludable se distorsione. “Este tipo de conductas comienzan a ser molestas tanto para el grupo social como para la persona, lo que conlleva al aislamiento, ya que se siente agobiada por solo aceptar una comida entre amigos”, explica la psicóloga y terapeuta Carolina Guzmán.

Las personas con este trastorno se basan en estrictos esquemas, sacando de la dieta alimentos necesarios para el cuerpo. Esto puede llevarlos a presentar desnutrición y a tener organismos sin suficientes vitaminas, ni el aporte calórico necesario para su correcto funcionamiento. “Su requerimiento diario de calorías no está cubierto por los alimentos que consumen. Se debe garantizar que a diario las personas ingieran carbohidratos, proteínas y grasas”, explica la nutricionista Laura Bustacara.

Un síntoma que deja en evidencia a los ortoréxicos es que emplean horas y horas pensando en la dieta y planeando de forma excesiva lo que comerán. Quienes son vulnerables a sufrir de este trastorno, tienen sentimiento de culpa cuando no siguen su régimen y se preocupan más por la calidad de los alimentos, que por el placer de estar alimentándose.

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“Otro síntoma manifiesto es que la persona con este trastorno se cree superior a aquellas que no siguen esa forma de vida saludable y critican de manera directa los hábitos socioculturales”, explica Guzmán. Quienes suelen caer en la ortorexia son personas involucradas en la tendencia fit, en el vegetarianismo y vaganismo.

También los deportistas, las mujeres y los adolescentes, suelen caer fácilmente en esta tendencia. Cada día crece el número de personas que se obsesiona con alimentarse extremadamente sano para evitar enfermedades como el cáncer, que en muchas ocasiones es derivado de las sustancias tóxicas presentes en los alimentos procesados.

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Los ortoréxicos requieren de ayuda profesional para mejorar sus hábitos y evitar problemas como la desnutrición. Debe ser un tratamiento conjunto entre un psiquiatra, un psicólogo y un nutricionista, quienes le explicarán la importancia de una alimentación variada y realmente sana. “Es importante el acompañamiento de la familia, los amigos y evitar la señalización ya que es un fenómeno que se está viviendo y es muy común”, afirma Guzmán.

Es importante recordar que una buena alimentación es vital para mantenernos saludables. “Debe ser completa, es decir, que tenga de todos los grupos de alimentos. Equilibrada, que satisfaga las necesidades nutricionales. Suficiente, respetando las porciones y adecuada, para cada persona en particular”, concluye Bustacara.