PADRES 'DE VISITA'

Al igual que Robin Williams en la película 'Papá por siempre', ¿deben los padres separados valerse de artimañas para ver a sus hijos?

30 de mayo de 1994

Desesperado por ver a sus hijos después de la separación de su esposa, un hombre decide disfrazarse de empleada doméstica para estar con ellos cada día. Ese es el tema de la película protazonizada por Robin Williams, tituladada Mrs. Doubtfire y que se estrenó en Colombia como Papá por siempre. Aparte de las simpáticas situaciones que ofrece un hombre disfrazado de una hacendosa mujer, la comedia pone sobre el tapete una situación frecuente en las familias modernas. La pregunta es: ¿deben los hombres separados recurrir a artimañas para poder ver a sus hijos?
"Sí -responde Juan Carlos-. Después de mi separación tuve que librar una verdadera batalla para que mi esposa me permitiera estar con mis dos hijos un fin de semana cada 15 días".
"No -dice María Cecilia-. Desde que mi esposo abandonó el hogar, no sólo no ha vuelto a ver a los niños, sino que se ha desentendido de toda su responsabilidad".
Estos dos extremos reflejan las diferentes realidades que viven las parejas separadas. Pero una cosa es cierta: cada día es mayor el interés de los padres por no perder contacto con sus hijos después de la separación. Las cifras del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF) lo demuestran: de 20 consultas diarias que se realizan en uno de sus centros zonales de Engativá, 14 las hacen los hombres. Y de ese porcentaje, la mitad tratan de la custodia y la reglamentación de visitas.
Todo indica que esos hombres desinteresados de sus hijos en el matrimonio se tornan en padres dedicados después de la separación, ante la posibilidad de perderlos. "Es sólo entonces cuando muchos de ellos logran establecer por primera vez una relación directa con el niño", señala la abogada Victoria Gómez, especialista en derecho de familia. Sin embargo, muchas madres resienten que los padres quieran, después de la separación, reclamar esos derechos. "La paternidad surge desde que el niño nace; no desde que sus padres se separan", dice una divorciada.
Independientemente de las causas que lleven a la separación de un matrimonio, los hijos son el tema más álgido de discusión. Y pocas veces, en el calor de un proceso de divorcio los padres logran dejar de lado los rencores para hacer lo mejor para ellos.
LA BATALLA DE LA CUSTODIA
Si bien en el 90 por ciento de los casos los jueces otorgan la custodia a la madre, también es cierto que mucho más que nunca antes los hombres la están solicitando. "Si el dinero fue el 'casus belli' de los 80, los hijos son el de los 90 -afirma el consejero matrimonial estadounidense Geoffrey Greiff, quien señala que desde 1970 han aumentado en un 500 por ciento los hombres que solicitan la custodia-. Muchos que durante el matrimonio han sido desinteresados, ante la posibilidad de que otro hombre en la vida de la madre pueda involucrarse íntimamente con sus hijos, se dan cuenta del tesoro que tenìan".
Pero no todos los hombres solicitan la custodia por amor. Algunos la utilizan como un arma para forzar a sus esposas a reducir el monto de sus demandas. Según Marieta Jaramillo de Marín, subdirectora operativa de protección del Bienestar Familiar, entre las principales causas que alegan los hombres para pelear la custodia de sus hijos está la incursión de la mujer en el campo laboral, la irresponsabilidad en el cumplimiento de los deberes maternos y el descuido físico y moral hacia los hijos. "Pero hay una razòn de màs egoìsmo, con inocultables ingredientes de machismo y hasta de celos, y es que muchos la piden llevados por el hecho de que sus ex esposas han optado por una nueva unión conyugal", agrega.
En cualquier circunstancia -explica Jaramillo- el defensor de familia tiene dos alternativas: aceptar la demanda y definir dónde debe permanecer el menor teniendo en cuenta su bienestar, o realizar una audiencia de conciliación para otorgarle la custodia a uno de los padres y organizar el plan de visitas del otro. "Esta medida es mucho más civilizada", dice. Y, hoy en día, más frecuente: el 90 por ciento de los casos del ICBF se resuelve por medio de audiencias de conciliación. No obstante -advierte la funcionaria-, aunque en la actualidad se observa un gran apego de los padres hacia sus hijos, en algunas ocasiones "solicitan la protección como una forma de evadir la cuota alimentaria y evitar el embargo; en otras, lo hacen como un medio de presión para retener a la mujer en casos de conflicto de pareja".

PADRES DE FIN DE SEMANA
El drama no termina con la definición de la custodia. En muchas oportunidades el padre que ve al niño en visitas regulares intenta quedarse con él. Y para retenerlo, se vale de argumentos que susciten aversión o desapego hacia la ex pareja. "Eso sucede cuando los padres llevan una relación fundamentalmente destructiva -dice la doctora Jaramillo-. Si la separación funciona bien es porque diferencian la relación de pareja de la relación con los hijos. Eso depende de la madurez que tengan".
Si la separación se ha hecho por mutuo acuerdo, la pareja pacta las visitas de fin de semana, las vacaciones, y las fechas especiales, explica la abogada Victoria Gómez. En cambio, cuando hay un pleito, el juez de familia es quien debe fijar las pautas de visita con el defensor de familia. Y es obligatoria su ejecución por parte de la pareja. "Si una madre no deja salir al niño con su padre cuando le toca, se configura un secuestro -señala la abogada-. Sin embargo, muchos padres no reclaman este derecho legalmente. En lugar de acudir al juez, acuden al insulto y los más perjudicados son los hijos".

CAMBIO DE PAPELES
Las visitas son el dolor de cabeza de la mayoría de los padres y madres separados. "El que no convive permanentemente con los hijos se libera de buena parte de las responsabilidades y puede ofrecerles mayor entretenciòn en sus ratos juntos", dice Jaramillo. Así, mientras el padre es una especie de héroe que les da gusto en todo, la madre, quien tiene una relación más cotidiana, pasa a ser una figura que representa la disciplina y las obligaciones. "Cuando vuelven de la visita con el papá -dice una madre separada- los niños cuentan que la pasaron 'superbien' pero duran tres días sin lavarse los dientes, y no saben dónde dejaron los cuadernos. El les acolita todo y se los gana con plata".
Otra fuente de temor en las madres es que el padre involucre a sus hijos en su nueva vida. "Y ellos no tienen ningùn inconveniente en mezclarlos -dice Gómez-. Pero no me parece que sea malo. Lo que pasa es que la mujer tiende a negarles a los niños su vida afectiva, en cambio los hombres no. Pero ya quedaron atrás las épocas en que los hijos tenían a sus padres en un pedestal y sólo empezaban a conocerlos realmente cuando alcanzaban la madurez. Ahora los niños conocen a sus padres con todas sus cualidades pero también con sus debilidades, y eso es más sano -añade la abogada-. Los hombres separados son mejores padres de lo que muchos imaginan. Pero es un proceso lento, de acomodo a la nueva situación. Poco a poco van logrando un mayor acercamiento. Esta relación padre-hijo, alejada de lo cotidiano, les da mucha seguridad a los niños".
El rompimiento del núcleo familiar ha hecho que cambien los esquemas tradicionales de educación y convivencia. Pero también están quedando atrás los tiempos en que los padres, aun estando en su hogar, no sabían siquiera en qué curso estaban sus hijos. Cada día se preocupan más por encontrar la forma de estar más tiempo con ellos. "He conocido muchos ejecutivos separados que rehúsan excelentes puestos fuera del país sólo por no alejarse de sus hijos -sostiene la abogada-. La pelea por las visitas no dura mucho tiempo. Ambos, por el bien de los hijos, terminan cediendo".
Esto lo confirma Alejandro, un padre al que le tocó pelear por el derecho a estar con su hija: "En un principio encontré muchos obstáculos. Cuando iba por ella, se demoraban en entregármela y algunas veces me negaron la posibilidad de verla. Después de esto decidì no volver. Durante tres meses sólo llamaba y preguntaba cómo estaba la niña, hasta que mi esposa y su familia me buscaron. Ahora todo ha cambiado y hay una relación más tranquila. El derecho a las visitas durante los fines de semana o las vacaciones nos han permitido mejorar la relación. Aunque hay un problema: yo me considero un buen padre. Me gustarìa darle a mi hija otro tipo de educación, pero eso no es posible porque no vivo con ella".

LA DECISION DE LOS HIJOS
Además de defender su derecho a estar con sus hijos, muchos padres guardan la esperanza de vivir con ellos. "Un padre no puede sentirse ofendido porque el hijo se vaya a vivir con el otro -dice la abogada Victoria Gómez-. Separarse siempre conlleva ese riesgo. Es una realidad dura pero es un derecho que tienen los hijos". En cualquier momento el niño puede pedirle a un defensor de familia que quiere irse a vivir con el papá. "En eso la ley no es absoluta. Uno puede modificar la custodia ante un juez, cuando haya una causa que lo justifique realmente", agrega la abogada.
En algunos casos, desde el momento de la separación los padres deciden que unos hijos vivan con el padre y otros con la madre. "Esa es una situación que, por razones económicas, se presenta cada dìa más -dice Gómez-. Pero son los padres quienes deben tomar esa determinación. El niño no puede cargar con el peso de elegir entre los dos papás". La abogada señala que, a pesar de ser un caso frecuente, tiene un problema: la separación de los hermanos. Vivir con el papá o con la mamá significa llevar una vida distinta a la de los otros hermanos y eso puede aislar a un niño para siempre.
Pero sea como fuere, el divorcio de una pareja no significa que los hijos tengan que divorciarse también de sus padres.