Comportamiento

¡Páreme bolas!

Responder correos, contestar el celular y hablar cara a cara, al tiempo, tiene su precio. Desde perder un amigo hasta ser menos productivo.

28 de junio de 2008

¿Ha sentido alguna vez que su interlocutor le contesta monosílabos porque está más interesado en atender un chat virtual que en la conversación que está teniendo frente a frente con usted? ¿Le habla a su hijo y este no le contesta porque está conectado al iPod? ¿Se ha reunido con amigos que no ve casi nunca y durante el almuerzo apenas pueden saludarse porque todos están contestando llamadas? No se trata de simple falta de educación. Para algunos expertos de la era digital, esto es apenas la punta del iceberg de un fenómeno social en el que se está privilegiando lo virtual sobre lo real.

Maggie Jackson, una periodista y columnista del diario The Boston Globe, acaba de publicar un libro en el que explica que la gran víctima de la era digital móvil es la capacidad de poner atención. Esto ha llevado a que se deterioren las relaciones personales y se pierda productividad en el trabajo. En 'Distracted: the Erosion of Attention' asegura que una vez cada tres minutos los trabajadores dejan de lado cualquier cosa que estén haciendo para chequear el correo, contestar el teléfono, responder un mensaje instantáneo o subir algún dato en Facebook. Estas interrupciones y el tiempo que se requiere para volver a retomarlas consumen el 28 por ciento del tiempo laboral. "Una vez se distrae un trabajador, le toma en promedio 25 minutos para volver a lo que estaba", le dijo la autora a SEMANA. Y cuando pierden su foco de atención, se sienten más frustrados, presionados y estresados.

Responder un mensaje y contestar el teléfono mientras escribe un informe es considerado el paradigma del ejecutivo moderno y ultraeficiente. Pero Jackson cree que tratar de hacer varias cosas al tiempo tiene sus costos. "Lo que llamamos 'multitasking' es tomar y dejar dos actividades, pero no hacerlas de manera simultánea". Explica que cuando la gente hace esto, debe cambiar el chip para meterse en el nuevo tema y borrar el de la actividad anterior, lo que predispone a cometer errores como mandarle el mensaje a la persona equivocada o quedarse mudo ante una pregunta que no escuchó por falta de atención.

En las reuniones de trabajo, cuando alguien se dedica a revisar su correo electrónico, a contestar mensajes o a mirar mapas en Internet, se crea un corto circuito en donde se pierde la capacidad de trabajo en grupo y el potencial creativo. En el ámbito de las relaciones, repartir la atención en dos asuntos a la vez puede crear malos entendidos. Cuando Martha Pérez habla con su amiga Luz Stella, quien permanentemente está pendiente de los mensajes que llegan a su Blackberry, ella se siente "menospreciada, como si lo que yo le estuviera diciendo no fuera importante. Cada vez es más difícil seguir las conversaciones", dice. Jackson lo llama los 'hilos perdidos', una consecuencia de la falta de sintonía con el ambiente que provocan los aparatos tecnológicos que, aunque no son malos, tienen la capacidad de capturar la atención de sus dueños. Mark Glaser, un experto en medios, dice que la gente hoy desprecia la situación real, los amigos y la familia por algo que está pasando en otro lugar. En un estudio británico hecho entre estudiantes universitarios se encontró que el 7 por ciento de ellos había perdido una amistad o el trabajo debido al uso excesivo del celular.

Algunos están tratando de solucionar el problema con asistentes digitales. Microsoft tiene un programa que escucha y mira al usuario, le hace un seguimiento a su agenda y reconoce los contactos clave. Aplicando fórmulas matemáticas y modelos de probabilidad, predice el costo y el beneficio de interrumpir a alguien en el trabajo. Actualmente, IBM trabaja en un prototipo que podría establecer si la persona está disponible o no por los movimientos del mouse. De esta forma decide si se puede interferir o no. Jackson tiene otra solución que puede sonar menos sofisticada pero que podría ser más práctica: ponerle atención al que está hablando y enfocarse en una sola actividad a la vez.