PASADO POR AGUA

Las investigaciones revelan que el parto natural es menos traumático y doloroso, tanto para la madre como para el hijo.

25 de diciembre de 1989

Una luz tenue ilumina el pequeño cuarto donde una mujer desnuda permanece en cuclillas. A su lado una enfermera comprueba que el agua de la pequeña tina mantenga una temperatura de 37 grados centígrados, la misma que ha mantenido el útero de la mujer durante los nueve meses anteriores. Ayudada por su esposo, la mujer se sumerge entre las cálidas aguas de la tina y su rostro se endurece anunciando una nueva contracción, quizás una de la últimas, porque dentro de pocos segundos dará a luz.

La menuda mujer flota dentro del agua, parece más que estuviera tomando un largo baño de espuma, pero de nuevo su rostro se crispa y las contracciones anuncian que el momento está por llegar. Hasta ese instante no hay rastros de dolor ni de sufrimiento. De pronto, echa su cuerpo hacia atrás, puja con fortaleza y de las aguas aparece el cuerpo diminuto del recién nacido. Durante varios minutos permanece atado al cordón umbilical de su madre y toma la primera bocanada de aire sin haber sufrido la brusca transición de pasar del líquido amniótico al mundo exterior.

Es el regreso al parto natural, un método que revolucionó a Europa hace diez años cuando se descubrió que un obstetra de la Unión Soviética practicaba este método tan antiquísimo como la misma humanidad, para facilitarle a las mujeres el alumbramiento sin dolor. Esa misma práctica se realiza ahora en Colombia, hace unos años se inició en Medellín y ahora un grupo de obstetras y ginecólogos, encabezado por el doctor Mauricio Espinosa, abre sus puertas en Bogotá, donde la segunda semana de diciembre tres mujeres daran a luz en parto natural y 60 más esperan su turno.

En América Latina tan sólo Brasil practica el método de parto natural, mientras que en Europa se ha extendido a casi todos los países. En Francia por ejemplo, cada año 20.000 niños nacen en el agua. En Colombia, los médicos que trabajan en este proyecto desde hace treinta años en el Instituto Procrear, pretenden que la mujer recupere su autonomía y sea ella quien decida la manera como desea tener a su hijo. Pero los médicos son muy claros. "Sólo se permitirá el alumbramiento natural mientras no exista riesgo o complicaciones durante el embarazo".

Son muchas las ventajas que ofrece el parto natural. En el caso de las mujeres que optan por tener a sus hijos dentro del agua, los estudios científicos señalan que el agua es el mejor relajante para el cuerpo. Y es mucho más ventajoso para el bebé, porque es la manera más tranquila de pasar de la vida intrauterina al mundo exterior sin sufrir los traumas que se presentan durante el parto horizontal.

El doctor Mauricio Espinosa señala que el parto natural es mucho menos doloroso porque la fuerza de gravedad ayuda al trabajo de parto y el feto ejerce una mayor presión sobre el cuello del útero, lo cual ayuda a una mejor dilatación de la vagina. También permite que el canal del parto se amplíe hasta en un 30% y el dolor en el momento del alumbramiento sea menor que en el parto tradicional.
Otra de las ventajas señaladas por los galenos es que el parto vertical permite una óptima relajación de la madre, lo cual hace que el porcentaje de desgarramientos sea muy bajo.

Pero quizás la mayor ventaja del parto natural es que desaparece por completo la anestesia, una de las mayores preocupaciones de las mujeres que en muchos casos complican el proceso de alumbramiento, por el pánico que le tienen.

El doctor Espinosa indica que "le reprocha a la obstetricia clásica no respetarle a la mujer la necesidad de sentir el parto como algo tan íntimo. La mujer que va a parir no es un paciente enfermo rodeado de aparatos acostada en una mesa de operaciones.
Ella necesita de un ambiente cálido lleno de amor, donde tenga el apoyo de los suyos y donde su marido sea protagonista de todo el proceso".

Los estudios que se han realizado en Europa consolidan la práctica del parto natural. Según las estadísticas médicas, los índices de cesárea se han reducido considerablemente con este método de alumbramiento. El trabajo de parto es más corto con relación al tradicional. Hay una mayor intensidad en las contracciones uterinas y son más regulares y más frecuentes. Hay menos estrés y mucho menos dolor, lo que le permite a los médicos una mejor utilización de los analgésicos y anestésicos.

Pero no sólo la atención médica en el parto natural es la prioridad de los médicos. También la parte psicológica Juega un papel protagónico y la preparación de las madres en este sentido determina el éxito del alumbramiento. La psicóloga Adriana Peñalosa, especialista en este campo, señala que el parto natural le permite a la mujer recuperar su papel central durante todo el desarrollo del embarazo. Para ello desde el tercer mes de embarazo las futuras madres reciben una serie de cursos encaminados a la preparación final que culmina con el alumbramiento. "El parto vertical le permite a la mujer experimentar la mejor sensación de su vida. Muchas de ellas han comparado su experiencia con el mejor orgasmo de su vida".

Por lo pronto, todo parece indicar que el regreso al parto natural, que durante 300 años practicó la humanidad, es el conjuro ante la sentencia bíblica de que "la mujer parirá a sus hijos con dolor".--