astronomia

Pasión roja

El histórico acercamiento de Marte a la Tierra a finales de agosto revive mitos y leyendas que han fascinado a la humanidad.

18 de agosto de 2003

Hacia unos 58.000 años que Marte no estaba tan cerca de la Tierra y eso tiene muy atareados a astrónomos profesionales y aficionados del mundo entero, que preparan telescopios, cámaras y filtros para observar con el mayor nivel de detenimiento posible los detalles de su superficie. Siempre y cuando, claro está, las condiciones atmosféricas, tanto en la Tierra como en Marte, lo permitan. A finales de agosto el planeta rojo estará a 55,7 millones de kilómetros de la Tierra y será necesario esperar otros 26.000 años para que vuelva a estar tan cerca. Marte brillará como nunca en las noches de finales de agosto y su fulgurante resplandor rojizo volverá a evocar la fascinación que desde siempre ha provocado en astrónomos, astrólogos, sacerdotes y fanáticos de la ciencia ficción.

No en vano fue elevado a la categoría de deidad por diversas civilizaciones, lleva el nombre del dios de la guerra de los romanos y su emblema es el mismo que se utiliza para referirse al género masculino. Poco importa que la ciencia del siglo XX haya demostrado que no existe vida inteligente en Marte. Los marcianos siguen muy vivos en libros de ciencia ficción y canciones de rock. A quien piensa distinto a los demás se le dice marciano.

¿Por qué marcianos y no saturnianos o plutonianos?, se preguntaba el astrónomo Carl Sagan. "Porque Marte parece, a primera vista, muy semejante a la Tierra. Hay casquetes polares de hielo, nubes blancas a la deriva, furiosas tormentas de arena, incluso un día de 24 horas. Es tentador considerarlo un mundo habitado. Marte se ha convertido en una especie de escenario mítico sobre el cual proyectamos nuestras esperanzas y temores terrenales".

Con el invento del telescopio fue posible comenzar a aproximarse a los detalles de la superficie marciana. El primer gran observador de Marte fue el holandés

Christiaan Huygens, quien en 1659 se percató de que el período de rotación marciano es muy parecido al terrestre. En esa época G.D. Cassini determinó que el período de rotación del planeta era de 24 horas 40 minutos, cifra superior en sólo tres minutos a las estimaciones actuales. En 1783 William Herschel descubrió detalles de Marte muy similares a los de la Tierra, como la inclinación del eje de rotación, y afirmó que las estaciones marcianas eran casi idénticas a las terrestres.

El desarrollo de los telescopios en el siglo XIX permitió detallar nuevos aspectos de la superficie marciana. Angelo Secchi, en 1858, utilizó la palabra 'canale' impresionado por la enorme cantidad de detalles que podía observar en Marte, sus cambios de coloración, las áreas oscuras y los casquetes polares

En 1877 el astrónomo italiano Giovanni Schiaparelli comenzó a estudiar intensivamente a Marte y mantuvo el nombre de 'canali'. En 1879 observó el desdoblamiento de gran cantidad de canales marcianos, que lo llevó a pensar en cambios estacionales y de vegetación en Marte. Contemporáneos de Schiaparelli también los observaron, lo que impulsó la idea de vida inteligente, que el astrónomo norteamericano Percival Lowell llevó hasta extremos llamativos. Sin embargo era evidente que estos astrónomos pensaban con el deseo y le daban rienda suelta a su imaginación cuando observaban a través del telescopio y sacaban sus conclusiones acerca de lo que creían -o querían- ver. El asunto perdió fuerza a comienzos del siglo XX entre los científicos, que se atenían a los fríos hechos, pero los escritores y directores de cine alimentaban la imaginación popular con sus historias de marcianos, casi siempre hostiles y agresivos.

Ya en la era espacial las misiones enviaron imágenes que enterraron para siempre la idea de los canales marcianos. En cambio mostraron un mundo con grandes volcanes, valles con profundas fallas geológicas, parajes altamente erosionados por el viento de las tormentas de polvo, casquetes polares con estructuras en forma de terrazas, cráteres y huellas de una turbulenta evolución geológica. Las más recientes se han centrado en encontrar evidencias de vida, ya sean del presente o del pasado, lo que hasta ahora no ha dado ningún resultado y a eso apuntan las que están programadas de aquí a 2016.

Tarde o temprano el hombre colonizará Marte y los humanos que nazcan allá harán realidad el sueño de millones: ellos sí serán marcianos de verdad.