PATENTE SU PROPIO ANIMAL

Se estudian derechos de autor para experimentos genéticos con embriones de animales.

25 de mayo de 1987

Patentar un animal por extraño que parezca, ya es absolutamente posible en la actualidad. Pero no la clase de animales que conocemos, sino una versión absolutamente distinta de nuestra fauna proveniente de nuevas tecnologías reproductivas, incluyendo la ingeniería genética. Lo que esto significa, en otras palabras, es que de ahora en adelante cualquiera podrá inventarse un animal nuevo en un laboratorio, con la seguridad de que la ley le otorgará la patente de su invento, cualesquiera que sean las consecuencias morales y éticas que ello traiga consigo.
Y prometen ser tantas como variadas. Al fin y al cabo se trata de nuevas formas de vida animal, creadas a través de juegos genéticos. El primer país en producir una legislación encaminada a proteger estas patentes será EE.UU. Allí se está preparando en la actualidad un cuerpo de normas tan revolucionario que no se limitará a reconocer la propiedad privada sobre tecnologías tan generalizadas en la actualidad, como las de producir vacas que den más leche, o marranos que tengan menos grasa. Se anticipará tanto al futuro como hasta llegar a reconocer patentes de juegos tecnológicos que mezclen genes humanos con microbios, plantas y animales, capaces de permitirnos pensar que en muy pocos años el planeta se verá poblado por formas animales absolutamente revolucionarias.
Algunos experimentos realizados en este sentido ya han demostrado la necesidad de que la ley se anticipe a posibles complicaciones jurídicas. Investigadores del Departamento de Agricultura norteamericano insertaron un gene de una hormona del crecimiento humano en embriones de cerdo, para intentar acelerar su crecimiento. Y lograron crear una clase de cerdos con esta característica, pero además con otras menos atractivas: bizcos, artríticos y muy propensos a todo tipo de enfermedades.
Por su parte, investigadores de la Universidad de California fusionaron un embrión de cabra con uno de oveja, hasta llegar a producir una especie de quimera biológica viviente que han bautizado "caveja", incapaz de reproducirse.
En varias otras universidades y laboratorios privados, los científicos están desarrollando métodos para producir clones de reses, ovejas, cerdos, cabras, etc., mediante el procedimiento de dividir sus embriones cuando apenas tienen unos cuantos días de vida. La posibilidad de patentar tales experimentos podria representarle billones de dólares a sus inventores, así como a las compañías que resuelven comercializar la tecnología.
Pero no son pocos los que expresan sus dudas acerca de las implicaciones de estos avances. Algunos sostienen que la posibilidad de patentar animales sirve para remover una barrera más en relación con la protección de la vida humana. ¿Una vez que empiecen a patentarse nuevas formas de vida, habrá un límite capaz de frenar sus infinitas posibilidades?
Lo cierto es que el reconocimiento de la ley a estas nuevas tecnologías era algo que no podía aplazarse indefinidamente. El primer paso se tomó desde 1980, cuando la Corte Suprema de EE.UU. autorizó la patente de una bacteria genéticamente alterada, capaz de digerir petróleo crudo.
Desde que se anunció la inminencia de la nueva legislación, ya han sido hechas quince solicitudes a la Oficina de Patentes, encaminadas a patentar vida animal. Qué surja de ellas, aún no se sabe. Pero algunos encuentran la perspectiva escalofriante, por cuanto muy pronto permitirá legitimar la privatización, para la explotación comercial, de todo el reino animal. Con ello, dicen los críticos, "los seres vivientes serán vistos de la misma manera que un producto químico, un automóvil o una pelota de tenis.