Un 88 por ciento de los pacientes que buscó una segunda opinión médica, obtuvo un diagnóstico nuevo o uno mejorado | Foto: Ingimage

SALUD

Cuándo pedir una segunda opinión médica

Ante el diagnóstico de enfermedades de alto riesgo es más seguro contar con más de un concepto especializado para evitar tratamientos agresivos o pérdidas irreparables por un error.

25 de abril de 2017

Cuando las personas enferman lo normal es que busquen a un doctor para que les diga por qué se sienten así. Pero en ciertos casos, como en las dolencias de mayor dificultad, muchos pacientes quieren otro concepto. Esto no debe ser visto como algo malo y de hecho es una práctica común que a veces resulta en un mejor diagnóstico. Según un estudio realizado por la Clínica Mayo de Minnesota, Estados Unidos, hasta un 88 por ciento de los pacientes llegaron a sus consultorios buscando una segunda opinión médica, obtuvo un diagnóstico nuevo o uno mejorado. Los investigadores estudiaron los registros de 286 pacientes durante dos años y concluyeron que de ellos, el 66 por ciento recibió una mejor valoración. Para el 21 por ciento la evaluación fue completamente diferente a la inicial y solo en el 12 por ciento de los casos el primer diagnóstico se confirmó.

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Esto sucede porque en enfermedades complejas los médicos no siempre tienen la respuesta o no llegan pronto a un diagnóstico. A veces los mismos médicos son quienes indagan sobre otras opiniones, pero en otras pueden ser los propios pacientes. Buscar un segundo concepto no tiene otro fin que evitar ese error médico que conduce a tratamientos innecesarios, situaciones inútiles de estrés o, en el peor de los casos, la muerte.

James Naessens, investigador sobre políticas de la atención médica y director del estudio que se publicó en Journal of Evaluation in Clinical Practice, asegura que cuando los aseguradores no permiten que el paciente vaya a otro médico a confirmar el diagnóstico o a pedir a una segunda opinión “se impide que se identifique un error en el diagnóstico y lleva al retraso del tratamiento y a complicaciones que derivan en procedimientos más caros y hasta en un daño o en la muerte del paciente”.

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Por su parte, Aaron Ossiaz, gerente general de Segunda Opinión, una organización encargada de gestionar dictámenes alternos con especialistas en Estados Unidos, explica que ese concepto adicional “es un protocolo de prevención de errores médicos que aplica para enfermedades de alto riesgo, de difícil diagnóstico o en cuyos casos los tratamientos afectan la calidad de vida de la persona”, dice. Para algunos procedimientos con índices de error considerables o muy invasivos como las biopsias, una apreciación diferente a la inicial es casi una necesidad.

Para el médico cardiólogo Alberto Negrete, contar con esta posibilidad “le da mucha más tranquilidad a los pacientes y eso es lo más importante”. A nivel mundial el tema es polémico porque muchos profesionales de la salud no están acostumbrados a la interconsulta. “Se sienten heridos en su ego profesional”, afirma Ossiaz.

Pero para otros es un recurso valioso y una ayuda al momento de decidir cuál es el mejor camino a seguir para enfrentar mejor una enfermedad. Un punto de vista diferente puede enriquecer el diagnóstico. “Muchas veces entre médicos pedimos segundas opiniones y me parece importante hacerlo cuando el tratamiento no nos convence o no nos gusta y queremos evaluar más opciones”, dice Negrete.

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Que esta opción se convierta en una herramienta útil para los médicos está lejos de ser viable en países como Colombia donde hay muy pocos especialistas, según Ossiaz. Es importante tener en cuenta que “quien brinde ese segundo concepto sea completamente independiente para que no se preste a un conflicto de intereses”, añade el experto.

En Colombia, pedir una segunda opinión médica es un derecho que está respaldado por la Corte Constitucional, pero solo en ciertas circunstancias entre las que está que la petición para una nueva valoración esté bien justificada, se demuestre que el tratamiento actual no ha logrado avance, mejoría o el progreso esperado y que la vida está en riesgo.