Doctor Peter Scriba, presidente del consejo asesor de la Asociación Médica Alemana, tiene en sus manos el libro ‘Placebo en la medicina’. | Foto: AP

CIENCIA

Píldoras falsas pueden ser más eficaces que las verdaderas

Un estudio de la Asociación Médica Alemana concluyó que las píldoras falsas, como las hechas con azúcar o harina, suelen ser más efectivas que las verdaderas y recomendó que los médicos las receten con mayor frecuencia.

31 de marzo de 2011

Los médicos alemanes ensayarían próximamente con placebos para problemas tales como el dolor crónico o la depresión leve.
 
Tras un amplio estudio sobre el uso de los placebos, la Asociación Médica Alemana concluyó recientemente que las píldoras falsas suelen ser más efectivas que las verdaderas y recomendó que los médicos las receten con mayor frecuencia, claro está, sin informar a los pacientes de su naturaleza verdadera.
 
Esto contrasta con el criterio de las autoridades estadounidenses y británicas, según las cuales recetar un placebo sin el consentimiento del paciente es contrario a la ética. Los placebos son píldoras de azúcar, harina o polvo, aunque algunos médicos también usan vitaminas, hierbas o fármacos en los que el ingrediente activo está muy diluido.
 
La asociación alemana sostiene que los placebos no tienen efectos secundarios y podrían ser la última esperanza para pacientes con dolencias difíciles de tratar, para las cuales no existen medicamentos eficaces.
 
"No se deben recetar placebos para cualquier cosa, pero en ciertas situaciones pueden ser muy útiles", dijo el doctor Peter Scriba, presidente del consejo asesor de la asociación.
 
Los placebos pueden servir para aliviar la ansiedad o depresión leve, inflamaciones crónicas, dolor y asma.
 
Los especialistas saben desde hace mucho tiempo que los placebos en ocasiones provocan cambios fisiológicos en pacientes que tienen expectativas de mejorar y los escaneos revelan que el cerebro reacciona ante los placebos de la misma manera que ante las medicinas verdaderas.
 
Dicen que los placebos son más eficaces en las enfermedades que incluyen un componente subjetivo tal como la percepción del dolor, pero que no lo son en absoluto para males como el cáncer o fracturas de huesos.
 
Scriba dijo que no se debe usar placebos cuando existe una terapia eficaz y que el médico debe aclararle al paciente que le está recetando algo fuera de lo común, pero acotó que el médico no está obligado a usar la palabra "placebo".
 
"Uno puede decirle al paciente que le está recetando algo que ayudó a otros a superar males similares y que el tratamiento puede ser eficaz en su caso", sugirió.
 
Ted Kaptchuk, profesor adjunto de medicina en Harvard, dijo que "eso es lo que yo llamo mentir. No digo que esté mal, pero en Estados Unidos sería inaceptable".
 
La Asociación Médica Estadounidense advierte que los médicos que recetan placebos sin advertir a sus pacientes pueden socavar su confianza y hacerles daño.
 
AP