PROFESION PELIGRO

Quiénes son y cómo se preparan los escuadrones antiexplosivos en Colombia.

22 de septiembre de 1986

Hace poco una escalofriante secuencia recorrió las páginas interiores de los periódicos nacionales, y las primeras planas de los del resto del mundo. En ella aparecían dos agentes del F-2 intentando desconectar un artefacto explosivo que un grupo guerrillero había colocado en una calle de Nemocón. De pronto la bomba explotó y los cuerpos de los agentes se desintegraron. Ambos pertenecían a la Unidad de Explosivos del F-2, que con ellos sumaba un grupo de siete agentes expertos en uno de los oficios más peligrosos del planeta: la desactivación de bombas.
¡Una bomba!, es la alarma que se repite a diario en la Unidad de Explosivos del DAS o del F-2, y los pocos técnicos expertos en desactivarlas preparan de inmediato el material necesario para atender la llamada de auxilio de la ciudadanía. Los radios y walkie-talkies empiezan a resonar, se trasmiten los mensajes cifrados que solamente ellos entienden. Se mencionan direcciones, nombres de barrios, horas y apodos. De las 20 ó 25 llamadas que se atienden en los dos lugares solamente una es cierta, "pero hay que atender todas como si fueran reales, porque no se sabe en qué momento resulte ser una bomba de alto poder explosivo", afirma uno de los 7 técnicos en desactivación de bombas que trabajan en la capital.
Estratégicamente localizados en las ciudades donde hay mayor movimiento guerrillero, se encuentra el centenar de hombres entrenados especialmente para desactivar bombas pero lo alarmante es que día a día la necesidad de sus conocimientos aumenta en el país. Son muchos los terroristas que están siendo entrenados en el exterior para la creación de explosivos. "Estamos conscientes del peligro que corremos diariamente. Cada vez es menor el tiempo que pasa entre bomba y bomba y por esa misma razón es necesario entrenar a más gente", aseguró a SEMANA el jefe de la Unidad de Explosivos del DAS.
Pero dichos grupos antiexplosivos no sólo se dedican a desarmar bombas. También tienen que investigar todo lo relacionado con incendios, son auxiliares en la rama Jurisdiccional, ejercen las funciones de policía judicial, apoyan a grupos que hacen operaciones especiales como en el caso de rescate de rehenes, pero sobre todo son la primera autoridad y la última palabra en lo que a explosivos se refiere.
El caso del Ejército es diferente al de la Policía o el DAS. Marte, como se denomina el grupo de explosivos del Ejército, ha sido entrenado esencialmente por personas conocedoras del tema y con la asesoría del jefe de la Unidad de Explosivos del DAS. Solamente actúan en funciones de control para actividades especiales que ordene la Brigada. A diferencia de los anteriores, no atienden llamadas de la ciudadanía, pero en casos especiales de orden público, redadas e investigaciones especiales, los tres grupos trabajan conjuntamente.

TECNICAS DE DOS NACIONALIDADES
Totalmente diferente al grito de alerta que recibiría un soldado en su entrenamiento es el de los expertos en desactivación de explosivos. Al soldado le enseñan a tirarse al suelo, cuando se detecta una bomba, para que los fragmentos que vuelen por el aire no lo alcancen. Por el contrario, los entrenadores "gringos" (que también enseñan la técnica israelí) adiestran a los expertos en desactivación de bombas a enfrentarse a ellas con nervios de acero, a utilizar correctamente el material y la indumentaria (cascos, guantes, mascaras...), a diferenciar unas bombas de otras, (las de tiempo, las de mediano, alto o bajo poder) y a tener ojo clínico para saber cuánto explosivo contiene y que radio puede alcanzar. "Desde el momento que se detecta el objeto se tiene que pensar en la cantidad de dinamita, TNT o cualquier otro componente que pueda tener. Hay que pensar en grande y ser consciente del daño que puede causar", asegura uno de los expertos del DAS entrevistado por SEMANA. "Una vez esto esté claro hay que tomar todas las precauciones posibles, como no acercarse ni agarrar con mucha confianza el paquete, utilizar los cables y otros elementos con que contamos para no correr riesgos. Si se detecta que es una bomba de tiempo y que el circuito ya se ha cerrado, es mejor prevenir a la gente que se encuentra cerca del lugar y asegurarse que no va a correr peligro porque es fijo que ese tipo de bomba explota, y no hay nada que hacer".
Tal y como nuestros expertos aprenden a manejar dos técnicas, aseguran que los guerrilleros tambien aprenden diferentes metodologías. "Las bombas tienen firma...", es la frase que sale de la boca de muchos técnicos: "Es fácil identificar la clase de bomba y la procedencia de la técnica. La forma cómo se ensamblan las bombas demuestra que algunos grupos terroristas reciben entrenamiento y ayuda del Golfo Pérsico. Comparativamente, la manera de hacer las bombas y de utilizarlas es similar y en algunos casos igual a técnicas originarias de Irán e Irak, pero también es fácil establecer cuando el entrenamiento del constructor de la bomba proviene de Cuba" afirma un experto en desactivación.
Durante el año y cuatro meses que lleva funcionando la Unidad de Explosivos del DAS, bajo la administración del coronel Maza Márquez, se han denunciado 600 casos de posibles bombas, de los cuales aproximadamente 70 resultaron reales. De las bombas que se han desarmado, el 75 por ciento tenía como único objetivo lastimar gente. Son bombas de fragmentación elaboradas con alquitrán, balines, tornillos y cuanto objeto metálico puedan colocar en su interior, además de vidrios y materiales punzantes, de manera que al estallar la pólvora vuelan fragmentos de toda clase por el aire y penetran en la piel como si fueran balas. El 25 por ciento restante de los artefactos, se colocó en lugares despoblados, no para atentar contra las personas sino para causar daños físicos a establecimientos con el fin de hacer notar la vida y actividad de un grupo terrorista. A pesar de que estos grupos expertos en desactivación de bombas dominan cada vez mejor las técnicas más utilizadas por los grupos guerrilleros, e incluso comparten conocimientos y materiales y a veces hasta trabajan en equipo, todavía se cometen errores humanos tan costosos como el que segó tres vidas en Nemocón recientemente.
Un experto explicó a SEMANA que aquella bomba, hecha dentro de un tubo de PVC, era especialmente peligrosa, por cuanto era difícil precisar en qué parte estaba colocada y cuánta cantidad de explosivo contenía. En compañía del técnico del F-2 -que era el único que debió haberse acercado a la bomba- estaba un cabo del Ejército y otro experto del F-2, simplemente curioseando. Quizá por un exceso de confianza, el técnico dejó de utilizar los guantes y cables especiales que de pronto habrían evitado las sangrientas consecuencias que se produjeron.
Con error o sin error, los expertos en desactivación de bombas saben, sin embargo, que tienen el trabajo más peligroso del mundo, y que a veces se necesita que vuelen en pedazos y su foto aparezca en las primeras planas de los periódicos, para que la ciudadanía sepa que existían.