Un estudio encontró rastros de antidepresivos en peces machos de una especie de pescado que habita en ríos. | Foto: Archivo particular.

MEDIO AMBIENTE

¿Qué hacer con los medicamentos viejos?

Botar a la basura una droga que ya expiró contribuye a la resistencia bacteriana. Aprenda cómo hacerlo sin afectar el ambiente

2 de marzo de 2016

¿Qué hacer con el jarabe de la tos que ya se venció? ¿Dónde botar los antibióticos que sobraron del último tratamiento? Hasta hace poco la costumbre era verter los líquidos en el lavamanos y echar a la basura las pastillas y empaques de estas medicinas. Hoy, luego de muchos análisis e investigaciones, esta práctica es considerada nociva para el medio ambiente y los seres humanos. La razón es sencilla. Por esta vía, estos medicamentos pronto llegan a otras fuentes de agua, incluso ríos, en donde afectan la biología de otros animales, como peces, vacas, y hasta de las plantas si esa agua se usa para el riego en la agricultura. Pero además afectan al ser humano que consume esos productos.

En el caso de los peces, un estudio publicado en el 2012 en la revista Environmental Science encontró rastros de antidepresivos en peces machos de una especie de pescado que habita en ríos. Los científicos que los observaron los notaron muy ansiosos y al estar menos alerta, los peces eran más proclives a los depredadores. Otro trabajo publicado en el 2010 en Hormones and Behavior encontró que algunos peces que se exponen a estrógenos desarrollan rasgos femeninos y aunque se podían reproducir las hembras los descartaban.

Pero el problema mayor es que la práctica de botar los medicamentos por el lavamanos se ha asociado al problema de resistencia bacteriana de los antibióticos en humanos. Cuando la gente consume peces, ganado y plantas que han estado en contacto con fuentes de agua contaminadas por medicamentos, las personas también adquieren esa resistencia.

Es cierto que hay residuos en la orina de los pacientes que toman drogas que también viajan por los desagües de las ciudades y pueden terminar en ríos y fuentes de agua. Sin embargo, botar las cajas con medicamentos intactos, sin consumir, es mucho peor porque dichas drogas no han sido metabolizadas. “Esto significa que son medicamentos con principios activos”, dice Jorge Enrique Trujillo, director ejecutivo de la corporación Punto Azul, que lidera en Colombia una campaña para que la gente deposite estos desechos en sitios adecuados. Un análisis de laboratorio reportado por CNN en el 2014 señaló que ocho drogas de prescripción que habían expirado entre 28 y 40 años atrás todavía tenían su componente activo y eran tan potentes como el día en que fueron hechas.

Si se depositan en la basura, como sucede con muchas de las drogas que vienen en pastilla, es posible que terminen en un relleno sanitario, lo cual, según Trujillo, es igual de peligroso pues allí se da contaminación cruzada. Pero además de eso, es posible que botar los empaques intactos de medicamentos facilite la falsificación o adulteración de medicamentos.

La campaña de Punto Azul consiste en poner canecas azules en almacenes de grandes superficies, empresas, droguerías y farmacias donde la gente puede depositar estos medicamentos. Incluso las empresas que quieran promover este tipo de campaña de toma de conciencia puede solicitar a dicha corporación una unidad móvil para que recoja, sin costo alguno, las cajas de medicamentos acopiadas entre los empleados.

Se considera residuo peligroso desde el empaque primario, es decir, el blíster donde están guardadas las pastillas, hasta el secundario, la caja de cartón en la que viene envuelta. “Todo esto está contaminado y debe ser depositados en estos puntos azules”, señala Trujillo. Desde cuando se estableció en el 2010 se han logrado recoger 250 toneladas de medicamentos, “lo que equivale a llenar 15 o 16 estadios”. Pero aún queda mucho por hacer. Ya existen en el territorio colombiano más de 1.000 contenedores para recolectar estos medicamentos, pero la meta es lograr tener 5.000 en cuestión de tres años.

La resistencia bacteriana es un problema serio. La resistencia se produce cuando las bacterias sufren mutaciones que las hacen resistentes a los antibióticos. De esta forma estos medicamentos dejan de funcionar en los pacientes con infecciones, que son los que más los necesitan. En el 2014 la Organización Mundial de la Salud emitió un informe en el que alertó sobre el problema de salud pública en el mundo debido a la falta de antibióticos que puedan hacer frente a las superbacterias.

En el 2010, el 94 % de las empresas que conforman la industria farmacéutica en Colombia se unió frente a esta causa. “Es el único país con un programa tan avanzado en Latinoamérica”, dice Trujillo. Los medicamentos recogidos en los puntos azules se llevan a un sitio de acopio donde son clasificados. “Algunos se incineran y otros se usan para combustible calorífico”, agrega.

Los medicamentos vencen por lo general cada cinco años. Los expertos recomiendan revisar esta fecha tanto en los que se denominan OTC (que se venden sin fórmula médica) como los de prescripción. Hay sustancias que parecen medicamentos pero no lo son, como por ejemplo, el Isodine. Para evitar confusiones, lo mejor es revisar el registro del Invima. “Si es medicamento tendrá la letra m antes de dicho registro”. Recoger estos medicamentos en los puntos azules ayudará no sólo al desarrollo sostenible, sino a proteger la salud.