RETIROS SEXUALES

En Estados Unidos se imponen los campos de verano para parejas que quieren mejorar su desempeño en la cama.

12 de enero de 1998

Hasta hace poco los campos de verano estaban relacionados exclusivamente con niños, juegos y vacaciones. Desde hace un tiempo, sin embargo, la misma idea de apartarse del mundo para vivir una experiencia nueva al aire libre se está aplicando en las parejas. En este caso no hay actividades deportivas ni lecciones al estilo boy scout. Estos campos de verano se han diseñado para enseñarles a las parejas a desarrollar todo su potencial sexual. En ciertos aspectos son parecidos a los encuentros matrimoniales que programaban los sacerdotes hace unos años. Hay charlas sobre la honestidad, la integridad y el amor, pero sin duda la gran diferencia con los de aquellas épocas es que en estos retiros la sexualidad es la materia que tiene más créditos. Hay cursos para todos los gustos. En algunos las parejas van descubriendo los secretos que encierra el tema sin necesidad de quitarse la ropa. En otros casos los terapeutas ofrecen ayuda audiovisual bastante amplia para que luego cada cual haga la práctica en casa. Otros solo se concentran en el sexo y para aprobar el curso deben presentar examen frente al profesor para corregir errores y vicios que obstaculizan el desarrollo de la potencia sexual. Según los terapeutas consultados, el auge que han tomado estos retiros se debe en gran parte a que cada vez las parejas tienen mayores expectativas sobre la sexualidad en el matrimonio. Al mismo tiempo hay un enorme desconocimiento sobre el sexo y las relaciones de pareja. "La ignorancia sigue siendo una de las dificultades más grandes de los matrimonios", opinó la doctora Domeena Renshaw, directora del programa 'Siete semanas para mejor sexo', que ofrece la Universidad de Loyola. "Los hombres _explica_ todavía no saben que las mujeres necesitan más tiempo para llegar al clímax". Por eso, aunque la idea de este seminario de siete semanas es identificar patrones de comportamiento que obstaculizan la relación, ella considera que la parte esencial del curso es enseñar los principios básicos del sexo, mostrar las diferencias entre el cuerpo del hombre y el de la mujer y sus zonas más sensibles. "A quienes se ofendan con material audiovisual explícito les sugerimos que no tomen el curso". Durante los últimos años han entrenado 2.289 terapeutas y han visto más de 1.880 parejas de todas las edades que quieren mejorar su desempeño en la cama. La doctora Jeanne Shaw también opina que a nadie preparan para vivir una vida sexual a plenitud. "Nos enseñan todo sobre la reproducción pero no el sexo". Shaw, quien ofrece el seminario 'Retiro sexual' cuatro veces al año en Cleveland, Georgia, piensa que "la procreación es fácil y espontánea pero ser sexual y erótico es una materia más complicada". La gran mayoría de estos programas se ofrecen en resorts escondidos en las montañas, aislados del ruido y en un ambiente propicio para devolver la magia que parecía acabada entre las parejas. Allí no faltan el jacuzzi, la ducha para masaje, la chimenea y las románticas velas. En el seminario que ofrece la doctora Shaw hay diferentes tipos de actividades. En una de ellas la terapeuta les pide a mujeres y hombres que hablen sobre sus fantasías. Además de demostrar que ellas tienen más imaginación que los hombres, el ejercicio sirve para decir que es mejor expresar estos sentimientos que guardarlos. "Nuestra cultura nos enseña que la fantasía y la fricción son el mejor sexo", dijo Shaw. "Pero si los dos se concentran en la sensación física solamente no se están conectando emocionalmente con su pareja. En estos casos están convirtiendo el orgasmo en el centro de la relación". Durante este seminario hay también tiempo para ejercicios que ponen en forma los músculos del amor. Igualmente, hay conferencias sobre erotismo y ansiedad y es común que durante las cenas y almuerzos las parejas vean videos y películas eróticas. El objetivo es mostrarles a los asistentes que el sexo es algo natural. "A la mayoría les enseñan que el sexo es malo y sucio. Mi mensaje es que es normal y que es posible comer al tiempo que se mira una película de estas". Otro de los ejercicios importantes es que los participantes realicen una lista de elementos que juegan un papel importante en tener buen sexo. La mayoría escribe 20 ó 30 cosas entre las que sobresalen tener juegos preliminares, no estar fatigado, que los niños estén lejos, el deseo, la atmósfera, la química, el olor, el tamaño, la buena salud, la habilidad, el grado de intriga, etc. Ante las respuestas Shaw les dice: "Me sorprende que alguna vez lo hayan logrado y es asombroso que nadie haya nombrado la palabra amor. A la gente se le olvidan las épocas en que la única condición era que la otra persona estuviese allí".
Ojo al sexo
Sin embargo, para los expertos, el hecho de que las parejas lleguen a olvidar la magia y energía de sus primeros encuentros no es ninguna sorpresa. Según otros terapeutas consultados, algunos de quienes acuden a estos campos de verano suelen tener disfunciones físicas como impotencia o eyaculación precoz y en esos casos se da la atención médica requerida. Pero la mayoría de parejas que asisten están en perfectas condiciones físicas y tienen una relación sentimental aceptable. El único pero de sus vidas es que el sexo llegó a un nivel de aburrimiento intolerable. "Las parejas con cierto tiempo de vida en común vienen con una pérdida de interés sexual, de deseo, de pasión", aseguró el doctor David Schnarch, quien ofrece seminarios de nueve días en las montañas de Colorado, Estados Unidos. En su propuesta, que difiere de las otras en que no se basa en técnicas corporales, la palabra clave no es sexo sino intimidad. Si bien el acto sexual debería ser el más íntimo entre las parejas, según él, muchas de ellas no logran estar a gusto en esos instantes. Una manera de hacerlos caer en cuenta de esto es a través de los ojos. Por lo general solo un 30 por ciento de quienes toman el seminario confiesa hacer el amor con los ojos abiertos. "Hacerlo con los ojos cerrados, como la gran mayoría, demuestra que no están conectándose al máximo", explicó el doctor Schnarch. Esto sucede, según él, porque la pareja tiene miedo a no ser amada tal como es. Su programa de nueve días, llamado Passionate Marriage, trata de ayudarles a ser adultos borrando concepciones erró-neas que tienen sobre sexo. "Existe la creencia de que el placer está solamente en el cuerpo, por eso muchos hombres creen que cuando las cosas no funcionan lo mejor es conseguir una mujer más joven", agregó Schnarch. "Yo estoy convencido de que entre más adultos sean, podrán ser mejores en la cama".Pero para quienes prefieren más la práctica que la teoría también hay clases en vivo y en directo. Eso sucede en la terapia que ofrece el médico inglés Patrick Keeley, quien desde hace 18 años enseña un curso sobre sexo en el norte de Londres. Este está basado en el tantra, una técnica india antigua para aprender a controlar la energía del acto sexual. Después de una preparación previa, en la cual se les enseñan técnicas sexuales, la pareja hace el amor frente a Killey. "Mientras tanto yo sirvo de guía, por ejemplo, si el hombre está muy excitado le enseño técnicas de respiración para que no eyacule precozmente".Al final de cualquiera de estos cursos no hay notas ni exámenes. Ni tampoco se garantiza que los asistentes queden convertidos en gimnastas sexuales insaciables, ni en protagonistas de escenas dignas de películas como Nueve semanas y media. "Los resultados no se miden siquiera con orgasmos", dijo el doctor Schnarch. Pero lo cierto es que la mayoría puede decir que tiene una relación más estrecha, mayor intimidad, una conexión con el otro más profunda y, por lo tanto, relaciones sexuales mucho más gratificantes.