MEDIOAMBIENTE

Ríos de drogas

En varios países crece la preocupación por la evidencia de que las aguas están contaminadas con fármacos como Viagra y Prozac. Hoy se estudia qué tan peligrosa es esta situación.

7 de junio de 2008

Rastros de antidepresivos en el agua potable de Londres, sedantes en la de Nueva York, analgésicos en Ontario y hasta cocaína en algunos ríos italianos empezaron a preocupar a las autoridades ambientales y sanitarias de varios países, en donde se teme que se esté presentando la medicación masiva e involuntaria de la población a través de los sistemas de agua. Lo más preocupante es que todavía no existe ningún estudio sobre el impacto que esto puede causar en la salud humana.

En 1999, una investigación en Estados Unidos demostró que el 80 por ciento de las muestras tomadas en 139 arroyos de todo el país contenía partículas de antidepresivos, anticonceptivos, antibióticos, hormonas y analgésicos, entre otros. En 2004, un examen similar realizado en el Reino Unido encontró la presencia de ocho fármacos de uso común, entre ellos Viagra y Prozac, tanto en las aguas residuales como en el agua potable de varias ciudades de ese país. Los resultados de una inspección realizada en enero de este año en plantas de tratamiento de aguas británicas mostró, además, la presencia de bleomicina (utilizada en quimioterapias contra el cáncer) y el famoso sedante diazepam. En Ontario, Canadá, un análisis realizado el pasado mes de marzo reveló que el agua que reciben los hogares además de estar contaminada con fármacos, también contiene trazas de químicos que vienen en productos de aseo personal como champúes, bloqueadores solares y jabones.

Esto ocurre porque en muchos países el agua se recicla en plantas diseñadas para identificar contaminantes más tradicionales como plomo o combustibles. Estos componentes llega a las cañerías después de ser excretados por las personas que usan fármacos, ya que estas no son completamente metabolizadas por el cuerpo. También puede tratarse de residuos de medicamentos vencidos botados al inodoro, de los desechos de las propias farmacéuticas -aunque estos están más controlados en los países en desarrollo- o de aguas subterráneas contaminadas por pozos sépticos

Ante la evidencia de la presencia de drogas en el agua y la falta de investigación sobre sus efectos en los humanos, las autoridades sanitarias y ambientales de algunos países están en un dilema. Por un lado no pretenden generar una agitación injustificada, pero por el otro no quieren subestimar el problema. Aunque muchos científicos creen que las cantidades son tan mínimas que los humanos no saldrían perjudicados, otros especulan sobre las posibles consecuencias. El científico Andrew Jonson, quien estuvo a la cabeza de una de las investigaciones en Gran Bretaña, le dijo al Daily Telegraph que "en un feto humano estas dosis pueden resultar relativamente altas y cualquier daño en el nivel celular puede ser muy serio".

La vida acuática también puede ponerse en riesgo. Existe la posibilidad de que animales expuestos a bajos niveles de estas sustancias en forma prolongada empiecen a presentar cambios de manera tan lenta que podrían atribuírseles a transformaciones evolutivas. En el río Potomac, el descubrimiento de peces que a pesar de ser machos portaban huevos inmaduros, podría ser el resultado de la mezcla de varios fármacos.

Ante la duda, los análisis químicos de las fuentes de agua ya están despegando en los países desarrollados, porque estos análisis "son costosos y consumen mucho tiempo, pero debe ser hechos porque es muy importante mantener la confianza de la gente en los suministros de agua", dijo a The New York Times el doctor Christian Daughton, experto de la Agencia de Protección Ambiental de Estados Unidos. Mientras tanto, no sería raro, como lo dijo Mike Adams en el portal naturalnews.com, encontrarse en un restaurante con un delicioso plato de camarones contaminados con Prozac.