SICOLOGIA DEL DESEMPLEADO

Una investigación realizadapor un sicólogo muestra el viacrucis emocional que vive toda persona cuando pierde su empleo.

23 de diciembre de 1996

El desempleo generalmente no pasa de ser un frío registro de las páginas económicas. Sin embargo pocos se acuerdan del drama humano que hay detrás de esas cifras. En momentos en que la tasa de desempleo en el país alcanzael 12,1 por ciento, el nivel más alto en los últimos 10 años, los expertos en las ciencias sociales han empezado a preocuparse por un problema que afecta ya a un creciente número de colombianos. El sicólogo, investigador y catedrático Rubén Ardila realizó, con el apoyo de Colciencias, una investigación sobre las 'Consecuencias sicológicas del desempleo', estudio que analiza en profundidad la forma en que afecta la vida de una persona el hecho de quedar cesante.
El drama personal del desempleo es de tal magnitud que los expertos consideran que para una persona es preferible tener un empleo malo que no tener ninguno. El equipo investigador analizó los casos de 30 jefes de familia que habían estado sin trabajo por un lapso de seis meses o más, pertenecientes a diferentes estratos socioeconómicos y con variables de sexo, edad, educación y estado civil, para compararlos con otro grupo de personas empleadas con las mismas variables. La información se recolectó a través de encuestas, observación y entrevistas personales con los afectados y sus familias.
El estudio muestra el viacrucis emocional por el que atraviesa una persona al no ser capaz de satisfacer sus propias necesidades económicas y sostener a su familia (ver recuadro) y hace un análisis de cómo las personas sin trabajo ven su propia situación, cuáles son sus actitudes y cuál es el efecto del desempleo en su entorno familiar y social. Dichos resultados tienen algunas sorpresas. La primera: que en general las personas que no consiguen trabajo lo atribuyen a causas externas.
Sin culpa
A la pregunta de ¿por qué está desempleado?, la mayoría de los encuestados respondió con frases como: "Por falta de contactos o palancas", "Por la recesión económica del país", "Porque nadie me da una recomendación que sirva", lo que indica una percepción generalizada de que el trabajo no lo consigue el mejor o la persona que esté más motivada sino la que tenga más influencias o conozca más gente importante. Y mientras las personas que tienen empleo piensan que son ellas las que 0manejan su mundo y pueden cambiar su destino a voluntad, para el desempleado no tener trabajo no es culpa suya y su problema se lo deben solucionar los demás. Esto conlleva a su vez a que la persona que carece de empleo pierda la confianza en sí misma y en su capacidad.
La actitud ante la búsqueda de trabajo varía según el tiempo que la persona pase desempleada. Pero todos los encuestados insistieron en que aunque lo habían buscado infructuosamente sentían que la gente creía que ellos "no hacían nada" para encontrar trabajo. También se notó una gran desesperanza ante la labor de las entidades que ayudan a encontrar empleo. Y pocos esperaban respuesta a las hojas de vida enviadas a los avisos clasificados de los periódicos. Para la mayoría de los encuestados, entrevistarse con el jefe de personal de una empresa no es tan útil como hablar con un amigo influyente en la empresa en cuestión que le ayude a vincularse laboralmente. "Lo que esto indica _dice el investigador_ es que el concepto de 'palancas' sigue teniendo gran importancia en Colombia. Y este es un círculo vicioso muy difícil de romper".

Drama familiar Hay que advertir que la familia es una importante red de apoyo emocional y económico para el desempleado y la mayoría señaló frases como "Gracias a Dios que uno tiene familia". Pero el hecho de que el sostenimiento del hogar recaiga sobre los otros crea fricciones. En muchos casos la familia brinda lo indispensable _alimentación y vivienda_ pero en contraprestación exige al desempleado encargarse de ciertas labores domésticas y le manifiesta que es un apoyo pasajero.
Pero si por cuenta del desempleo del marido a la esposa le toca salir a trabajar o sobre sus hombros recae el peso del sostenimiento del hogar, la familia sufre un desajuste emocional. "El cambio de roles no es fácil de asimilar en una sociedad machista" _dice el sicólogo Ardila_. Independientemente de que haya o no otras fuentes de subsistencia, en todos los casos en que el jefe del hogar quedó desempleado la situación del hogar se tornó tensionante. "Las discusiones, los insultos, la agresión física y verbal de ambas partes estuvo presente en la relación de pareja, y en muchos casos el padre se volvió más exigente y malhumorado con los hijos y la vida en familia se tornó más compleja y llena de estrés", anota el sicólogo. En consecuencia, muchas veces el desempleado pierde el respeto de su cónyuge y sus hijos, quienes piensan que "no hace nada".
Al desespero de ser "una carga" para la familia y afrontar serias dificultades económicas se suma también el aburrimiento. Todos los entrevistados se quejaron de no saber qué hacer con su tiempo. "Lo habitual es que pasen las horas rumiando su mala suerte y pensando en la forma de solucionar sus innumerables problemas", señala el sicólogo. Se detectó también que para matar el aburrimiento muchos recurrieron al alcohol. Aunque todos reconocían que era una mala alternativa, lo consideraban un desahogo. Sin embargo la bebida no sólo minaba sus escasas finanzas sino también sus relaciones personales.
Al parecer, los colombianos no están preparados para utilizar el ocio con fines creativos. Y, cuando quedan cesantes, las personas no utilizan ese tiempo en estudiar, cultivar aficiones o realizar eso que siempre quisieron. "La idea obsesiva de conseguir trabajo les impide utilizar el tiempo en otras actividades", señala el investigador. De hecho, otra de las conclusiones del estudio es que la persona empleada ocupa mejor las horas libres que la desempleada. Esa sensación de estar perdiendo el tiempo se agrava cuando el desempleo se prolonga demasiado, explica el sicólogo: "El individuo se da cuenta que está perdiendo ya no el tiempo sino la vida".
Atrapado y sin salida
En la investigación participaron personas que estuvieron cesantes entre seis meses y cuatro años y mostró que a mayor tiempo sin trabajo mayores problemas de salud. El insomnio, la falta de apetito y los trastornos sicosomáticos afectaron a todos aquellos que permanecieron prolongados períodos sin conseguir empleo. Pero si los trastornos físicos se tomaban su tiempo en aparecer, no sucedió lo mismo con los comportamentales.
El estudio muestra que la más afectada es la salud mental. Los individuos presentaron continuas depresiones, angustia, sentimientos de inferioridad, irritabilidad y trataban de evitar el contacto con personas conocidas o con aquellos que pudieran criticarlos. Estos cambios fueron percibidos por parientes y amigos muy poco tiempo después de perder el trabajo.La apreciación del sicólogo es que para tener una adecuada salud mental una persona necesita realizar una actividad significativa y, cuando se pierde el empleo pierde también parte del sentido de la vida. Esta dramática e íntima visión demuestra que el desempleo tiene una incidencia que va mucho más allá del aspecto económico. Y desde el punto de vista social, ese creciente grupo de población que está siendo afectado en este momento por ese problema requiere atención prioritaria. nLo que se pierde no es sólo el empleo...La investigación concluye que el hecho de estar desempleado tiene las siguientes implicaciones sicológicas:
1. Pérdida de la identidad personal: En la sociedad occidental el hombre se define por lo que hace. Al estar desempleada una persona pierde la identidad laboral que le ayudaba a lograr su identidad como ser humano.
2. Pérdida del estatus social: En la cultura occidental la persona que no tiene un trabajo fijo carece de estatus en su ambiente social.
3. Disminución de la autoestima: El individuo que no trabaja y desea hacerlo va gradualmente perdiendo su autoestima. La mayoría considera que no vale nada y que no consigue trabajo porque no sirve para nada.
4. Carencia de una actividad regular: Tener una actividad enriquecedora es importante para la estabilidad emocional de toda persona.
5. Falta de estructura en el uso del tiempo: La mayoría de las personas no saben utilizar su ocio en forma creativa. Lo que generalmente sucede cuando alguien está desempleado es que el tiempo se desperdicia en forma lamentable.
6. Disminución de las relaciones sociales: La mayor parte de las amistades que tiene una persona están de alguna forma relacionadas con su actividad laboral. Al no tener empleo, estas relaciones sociales disminuyen rápidamente. El grupo social se limita a la familia y a unos pocos amigos, generalmente desempleados.
7. Falta de participación en metas colectivas: La persona empleada generalmente se identifica con las metas de su empresa en mayor o menor grado, y esto le sirve para darle sentido a su vida. Al no tener trabajo, estas metas colectivas desaparecen. Aunque pueden reemplazarse por otras, no siempre es fácil hacerlo.