| Foto: Cortesía stephencave.com

ENTREVISTA

Stephen Cave: "La mortalidad nos da la urgencia para vivir"

Stephen Cave, filósofo y autor del libro 'Inmortality' habla sobre las maneras en que la humanidad ha desafiado el aterrador hecho de ser mortal.

8 de diciembre de 2012

SEMANA: ¿El motor de nuestras actividades es la noción de que somos mortales o el hecho de que queremos ser inmortales de otras maneras?

STEPHEN CAVE:
Por un lado, como todos los seres vivos, tenemos un deseo de vivir, de proyectarnos hacia al futuro. Mucho de lo que hacemos –esto es parte de la civilización– es una expresión de este deseo de vivir: sembrar, construir refugios, desarrollar medicinas, etc. La gran mayoría de esas innovaciones materiales que conforman la civilización son básicamente tecnologías que extienden la vida, pero con nuestros grandes cerebros y nuestro impresionante intelecto, podemos mirar hacia el futuro y ver que la muerte va a llegar, que nuestro impulso para vivir un día va a ser derrotado. Debemos vivir con el conocimiento de que lo peor que nos puede pasar va un día a suceder –es inevitable–. Este es un prospecto terrorífico. Y para lidiar con este miedo hemos desarrollado estrategias para derrotar la muerte, más allá de alimentarnos y arroparnos. Por ejemplo, tenemos religiones que prometen que viviremos en otro mundo, una cultura que promete que podremos vivir a través de nuestro trabajo. Cada cultura en la historia humana ha tenido al menos una estrategia de inmortalidad que promete vida eterna a los virtuosos. En palabras sencillas: la civilización es lo que hemos creado para negar la realidad de la muerte.

SEMANA: ¿Cómo la teoría del manejo del terror nos ha ayudado a entender la motivación que nos da la muerte?

S.C.:
Muchos poetas y filósofos han creído que la búsqueda para desafiar la muerte ha moldeado nuestra civilización. Pero solo en 1990 un grupo de psicólogos americanos intentaron por primera vez probarlo en experimentos. Su teoría se llamó Manejo del Terror. Estos investigadores que la desarrollaron creen que la conciencia de nuestra propia mortalidad es potencialmente atemorizante y que la mayoría de nuestras ideologías, creencias y hábitos son maneras de manejar este terror.

Ellos se pusieron a probar lo anterior tomando un grupo de personas y dividiéndolo en dos: la mitad se le recordaría de su propia mortalidad y a la otra no. A ambos grupos se les preguntó su opinión en temas cruciales de su visión del mundo. Los investigadores hipotetizaron que si sus visiones realmente existen para ayudarnos con la mortalidad, entonces cuando se le fuera recordado ese asunto inminente la gente se aferraría más fervientemente a sus creencias.

Y eso fue precisamente lo que hallaron. Por ejemplo, en un estudio le preguntaron a un grupo de estudiantes cristianos que valoraran las personalidades de dos individuos. En todos los aspectos relevantes, ambos eran muy similares, excepto en que uno era cristiano y el otro judío. Los estudiantes en el grupo control no mostraron ninguna inclinación para juzgar a las personas de manera diferente. Pero a los estudiantes a los que se les pidió llenar una prueba de personalidad que incluía preguntas acerca de su actitud frente a la muerte, y por lo tanto sutilmente se les recordó su propia mortalidad, estuvieron mucho más positivos acerca de sus compañeros cristianos y más negativos hacia los judíos.

Pero este efecto no solo se limita a la religión. En más de 400 estudios, estos sociólogos han demostrado que casi en todos los aspectos de nuestras ideologías están motivados por nuestro intento de aceptar la muerte. El nacionalismo, por ejemplo, nos permite creer que somos parte de un todo más grande. De hecho, los investigadores encontraron que los estudiantes americanos son más críticos de escritores anti americanos luego de que se les recordó de su mortalidad. Un estudio que fue más allá mostró que la muerte lleva a los estudiantes no solo a desaprobar a aquellos que retan sus sistemas de pensamiento sino que están dispuestos a ejercer violencia sobre ellos (prescribiendo grandes cantidades de salsa picante en su comida).

SEMANA: Algunos creen que deberíamos integrar en nuestra vida la noción de mortalidad. ¿Qué piensa de esto?

S.C.:
Estoy de acuerdo. Soñar con la inmortalidad puede llevarnos a negar este mundo, aquí y ahora. Nos puede llevar a creer que tenemos tiempo ilimitado para perseguir nuestros sueños. Pero no es así: nuestro tiempo está contado. Solo cuando apreciamos esto podremos motivarnos a realmente sacar lo máximo de este tiempo precioso. Esto se puede ver en la Biblia. Aunque el Nuevo Testamento está lleno de promesas de vida eterna, el viejo es más realista y sabio. Por ejemplo, en el salmo 90 dice: “Nuestra suerte es regresar a ser polvo de modo que enséñanos a contar nuestros días”.
Cuando apreciamos esto, estamos en más capacidad de enfrentar la muerte: porque es el hecho de la mortalidad lo que nos da la urgencia para vivir y el valor para atesorar el tiempo que nos queda; aún más, la muerte no es algo que realmente nos haga daño, en la medida en que nunca la vamos a experimentar. Como dice Epicureo: cuando llegue la muerte todos nos habremos ido. Todo lo que conoceremos es la vida y al aceptar que es finita, aprenderemos a valorarla como un tesoro.