SUS TARJETAS DE CREDITO: ¿ALIADAS O ENEMIGAS?

En el manejo del dinero plástico puede estar la diferencia entre la vida y la muerte financiera.

30 de septiembre de 1996

Estos son tiempos difíciles. Cerca del 19 por ciento de los usuarios de tarjetas de crédito en Colombia están en mora. Con las tasas de interés por las nubes y el guayabo del sobreendeudamiento de los últimos años, saber manejar las tarjetas de crédito puede hacer la diferencia entre la prosperidad o la bancarrota de las finanzas personales. Paradójicamente, la mayoría de los pecados mortales no se dan con los grandes gastos que todas las familias hacen, como comprar casa o cambiar el carro, sino con esa infinidad de pequeñas decisiones financieras cotidianas, como comprar ropa de marca, ir a comer a un buen restaurante o tomarse una segunda luna de miel en Cartagena. Es esa cadena de gastos menores sin medida la que poco a poco puede acorralar hasta al más pudiente. Y el origen de todo ese lío nace con una mala administración de sus tarjetas de crédito. La combinación de una alta incertidumbre política, la crisis económica y tasas de interés que inician en 45 por ciento y pueden llegar hasta el 60 por ciento para las deudas morosas, han creado un entorno de alta vulnerabilidad financiera tanto para las empresas como para los individuos. En estas circunstancias es muy fácil pasar de la solvencia a la quiebra. Un error puede dar al traste con lo que se ha construido en años de esfuerzo y de trabajo duro. Y quizás donde más se cometen errores es en el manejo de las finanzas personales. Estudios realizados en Colombia y Estados Unidos muestran que en el buen manejo de las tarjetas de crédito reside mucha de la diferencia entre la prosperidad individual y la bancarrota. SEMANA preparó, con la asesoría de expertos en finanzas personales, un test para que usted evalúe su habilidad al manejar el dinero plástico. Al responderlo, usted sabrá en qué categoría lo coloca su estilo de manejo del crédito personal. Si es un pausado domador de leones, un arriesgado trapecista o un payaso del crédito. Y recuerde, soldado avisado no muere en guerra. Marque sólo una respuesta por pregunta y contéstelas todas.
¿SABE USTED MANEJAR SUS TARJETAS DE CREDITO?
1. ¿Cuántas tarjetas de crédito posee? a. Una b. dos c. tres d. Más de tres
2. ¿La cuota (o cuotas) de su(s) tarjeta(s) de crédito representan qué porcentaje de sus ingresos mensuales totales? a. Más del 5% b. Más del 10% c. Más del 20% d. Más del 30%
3. Cuando paga su tarjeta de crédito, usted... a. Paga el total del saldo vigente b. Paga más de la cuota mínima c. Paga la cuota mínima d. Presta de otra tarjeta, de un amigo, del banco, o se sobregira para pagar la cuota
4. ¿El cupo total de su tarjeta o tarjetas equivale a cuántas veces su ingreso mensual? a. Menos de una vez b. Una vez c. Dos veces d. Más de tres veces o cupo ilimitado
5. Al pagar con cualquiera de sus tarjetas alguna vez le ha pasado que... a. No se la aceptan por estar en mora b. Se la devuelven por falta de cupo c. Aparece en un listado sin saber porqué d. Nunca ha tenido un problema
6. Usted usa su tarjeta de crédito... a. Siempre que puede b. Para avances en efectivo c. Para hacer mercado o pagar en la droguería d. Para gastos de representación, compras especiales o entretenimiento del fin de semana
7. Cuando usted puede escoger a cuántos meses diferir su gasto con tarjeta de crédito, usted prefiere... a. Al fin del mes b. Tres meses c. Seis meses d. Más de seis meses
8. ¿Conoce la siguiente información sobre su tarjeta de crédito? a. La tasa de interés que cobra por el balance b. La tasa de interés que cobra por el balance y la tasa por mora c. Las tasas de interés y el valor de los costos y comisiones anuales por servicio d. Ninguna de las anteriores
9. Usted permite que su tarjeta personal la use para hacer compras... a. Nadie b. Su pareja c. Su familia d. Su familia y su mejor amigo
10. Cuando recibe el extracto mensual, usted... a. Se fija en cuánto cupo le queda yo en cuánto hay que pagar b. Se fija en los gastos más protuberantes para verificar que estén bien c. Revisa todos los cargos y se asegura que son correctos d. Todos los anteriores

CALIFICACION
En las preguntas 1, 2, 3, 4, 7, 8 y 9 asigne el puntaje correspondiente a su respuesta de acuerdo con la siguiente tabla: a. 100 b. 200 c. 300 d. 400 En las preguntas 5, 6 y 10 asigne el puntaje correspondiente a su respuesta de acuerdo con la siguiente tabla: a. 400 b. 300 c. 200 d. 100 Sume el puntaje obtenido en cada una de las preguntas para obtener el puntaje total, ubique la categoría en la cual se encuentra usted de acuerdo con los puntos obtenidos y lea la siguiente evaluación sobre su capacidad para administrar el dinero plástico.
¡UNIQUESE!

El Domador de Leones - 1.000 a 2.000 puntos Usted entiende bien el riesgo y el costo de utilizar la tarjeta de crédito. Sus finanzas personales le preocupan y le dedica esfuerzos importantes a balancear las demandas que existen sobre sus ingresos y sobre el patrimonio familiar. Es conservador en sus gastos y prefiere una mala cara de su cónyuge antes que excederse en el presupuesto. La actitud conservadora frente al dinero plástico es saludable pero no deje que se extienda también al manejo de sus ahorros, su estrategia de inversión y el aprovechamiento de oportunidades de progreso económico y financiero. Utilice sus años más productivos para que, con la tranquilidad que le da su estilo sobrio en el manejo de sus finanzas personales, ponga en marcha una estrategia de ahorro agresiva invirtiendo con una pizca de audacia y un poquito de pimienta. Sea más león y menos domador. Y recuerde, si hay que usar la tarjeta para salvar el matrimonio o para conquistar un cliente hágalo sin remordimiento.
El Equilibrista - 2.000 a 3.000 puntos Usted vive más preocupado que dedicado a su dinero. Sin duda trata de hacer un esfuerzo ordenado para que no se desplome el edificio de sus finanzas familiares, llevando las cuentas en la cabeza y vigilando que haya para cubrir el sobregiro y para que no lo pongan en las listas negras. Hasta ahora ha podido mantener la casa en orden, pero no resiste la tentación de una buena ganga o de unos tragos con los amigos en el bar de moda. A pesar de que esos caprichos le suben la cuota mensual de su tarjeta de crédito más allá de lo conveniente, usted escoge vivir la vida un poquito más y preocuparse un poquito menos por el futuro. En general su estilo para administrar el dinero plástico le ha funcionado, y posiblemente le seguiría funcionando en circunstancias normales. No en vano el 60 por ciento de los usuarios de tarjetas de crédito se encuentran en esta categoría. Con su característico tire y afloje usted podría eventualmente sobrevivir, y quizás ser más feliz que el 'Domador de Leones', eso sí mientras no cambien los parámetros económicos que definen su vida. Pero ¡ojo!: en el ambiente que se vive en el mundo empresarial colombiano usted está muy expuesto y tiene grandes vulnerabilidades. Que desaparezca la bonificación anual, que disminuyan las ventas de su negocio, que pierda el empleo o que se parta un hueso puede significar una caída en barrena de la cual no lo van a salvar sus habilidades de equilibrista. Aprenda a domar sus tarjetas de crédito mediante un presupuesto férreo, enjalmando sobre todo aquellos gastos que no son esenciales para usted, su negocio y su familia, por lo menos mientras dure la fase recesiva del ciclo económico. De lo contrario, muy pronto al equilibrista lo podríamos encontrar convertido en un mal trapecista.
El Trapecista - 3.000 a 3.900 puntos Los trapecistas son de dos clases: los enamorados del riesgo de las alturas y aquellos que se cuelgan del trapecio para poder sobrevivir. Los primeros, profesionales, se mueven en el fast-track y sus tarjetas de crédito revelan claramente su estilo de vida. Tarjetas sin límites, cuotas que absorben buena parte de los ingresos, muchas relaciones públicas y regalos finos. La tarjeta, para el verdadero trapecista, es un instrumento de trabajo que se usa estratégicamente para hacer la movida final, para impresionar a un cliente, para financiar la promoción de un negocio. Siempre tratando de guardar liquidez, de proteger la caja, no importa que se superen los cupos o que los intereses sean astronómicos. Su regla de oro es pagar cumplidamente lo mínimo, cargar lo máximo y jamás detenerse a pensar cuánto puede costar. Paradójicamente, es el mejor cliente para las compañías que expiden tarjetas. Es tan importante el dinero plástico para sobrevivir que pocas veces permite que se dañe su crédito. Por su alto volumen de transacciones, para las entidades financieras un buen trapecista vale más que 100 equilibristas. Para el trapecista mediocre la tarjeta de crédito es un verdugo ineludible o un vicio irrenunciable. Entre ellos figuran los malabaristas caídos en desgracia. Pero casi siempre llegan al trapecio para poder financiar un estilo de vida que está fuera de su alcance. Su situación financiera los obliga a estar dando triples saltos mortales y a brincar con torpeza de trapecio en trapecio para mantenerse en el aire. Con una tarjeta financian la otra, con un crédito pagan el saldo, para poder seguir cargando, y poco a poco, casi sin darse cuenta, entran en la fase terminal de la bancarrota. Ese manejo de la tarjeta no es producto de metas ambiciosas sino de la falta de franqueza sobre la situación financiera personal y familiar. Y como a los jugadores patológicos, a estos personajes les queda muy difícil reconocer la enfermedad. Si usted es trapecista debe leer con cuidado el recuadro 'En caso de incendio...' que acompaña este artículo. Porque no importa que se sea trapecista por gusto o necesidad, si no se apersona de su situación y crea una red de seguridad, el porrazo será mortal. No importa si los tiempos son buenos, que ahora no lo son, su estilo para administrar las tarjetas de crédito lo está llevando a correr un altísimo riesgo de perderlo todo. Para los profesionales del trapecio la mejor estrategia es organizarse. Para los aficionados solo hay una: dejar de aparentar.
El Payaso - 4.000 puntos A usted ya no le debe preocupar su estilo para manejar las tarjetas de crédito porque muy pronto se las van a cancelar. Usted se ha convertido en un payaso y cada vez que vaya a pedir crédito personal le van a soltar una carcajada. Su problema no es cómo manejar el dinero plástico sino cómo recuperar la credibilidad. Cuando se ha llegado a este punto no hay nada que pueda decir que lo salve. Hechos no palabras ha de ser su consigna. Para eso hay que hacer un plan de largo plazo demostrando disciplina y sobriedad. Tase sus ingresos en forma realista, sacrifique todos los gastos que no sean indispensables y póngase en dieta financiera. Cuando logre ahorrar entre el 10 por ciento y el 15 por ciento de sus ingresos mensuales pida que le den una tarjeta débito tipo Mastercard y no la use, solo cárguela en la billetera por seis meses o más. Al cabo de un año de pronto alguien empieza otra vez a creer en que lo que usted dice no es un chiste.

En caso de incendio...
Nadie está exento de una debacle financiera o de una crisis que le desorganice por completo las finanzas personales. Si a usted le llega a pasar eso, ante todo, no entre en pánico y siga los consejos de los expertos.
1. Ponga la cara. No se esconda. No invente excusas para justificar el atraso en el pago de la cuota del mes. Vaya al banco, hable con el gerente y explíquele las circunstancias extraordinarias. Lo más probable es que él esté tan interesado como usted en encontrar fórmulas para superar la crisis y, por lo menos, apreciará enormemente su sinceridad.
2. Trate de parar o desacelerar el taxímetro de los intereses de mora. Venda todo lo que pueda. El carro, el cuadro del abuelo, el reloj Cartier pero reduzca como sea el balance de su tarjeta de crédito y el sobregiro.
3. Encuentre la verdadera causa de la crisis. La tendencia natural es asignar la responsabilidad a un bajón en los ingresos cuando generalmente el problema es un exceso de gastos. Coja los extractos de los últimos seis meses , con un resaltador señale todos los pagos que hizo y que ahora le parecen superfluos o innecesarios. Sume y la cifra que resulte divídala por seis. Póngase la meta de ahorrar esa suma mensualmente y usarla para reducir las deudas.
4. Involucre a toda la familia. Cuando una crisis financiera se cierne sobre un hogar lo usual es que el responsable de poner el pan en la mesa oculte hasta el último momento los afanes. Eso es un error. A la primera señal de alarma convoque a su pareja y a sus hijos, si son adolescentes. Dígales lo que pasa y conviértalos en sus aliados para superar las dificultades. O todos en la cama o todos en el suelo. No se imagina la cantidad de plata y de angustias que se va a ahorrar con esta estrategia de diálogo.
5. Escoja bien qué deja de pagar. Ante las crisis siempre hay que suspender algunos de los pagos que regularmente se hacen. Arranque por dejar de pagar lo menos indispensable. Nunca se cuelgue con los seguros de salud y de vida. Si tiene casa propia hipotecada, avísele a la corporación de ahorro y vivienda que va a dejar de pagar por un trimestre o un semestre. No les va a gustar, pero posiblemente los podrá convencer de que le den una tregua sin que le abran un proceso de embargo. En cualquier caso, no sorprenda a quien se va a ver afectado por su cesación de pagos.