A TODA PRUEBA

Un estudio da las primeras teorías acerca de por qué algunas personas son resistentes al contagio con el virus del sida.

13 de mayo de 1996


UNO DE LOS aspectos que más ha intrigado a los investigadores es saber por qué ciertos organismos no se infectan con el sida aun cuando han sido expuestos al virus en repetidas ocasiones. Un reciente estudio, sin embargo, acaba de señalar que la clave se encuentra en ciertas células de la sangre, llamadas CD4, que supuestamente estarian luchando activamente contra el virus para evitar la infección.
La investigación, dirigida por el doctor William A. Paxton, del Centro de Investigación Aaron Diamond en Nueva York, fue practicada en un grupo de 25 personas que no padecían la enfermedad a pesar de haber tenido en repetidas ocasiones relaciones íntimas con homosexuales y heterosexuales que sí estaban infectados.
Lo que han encontrado los científicos es que el VIH normalmente infecta a las células CD4 del sistema inmunológico que se encuentran en la sangre. En la gente que no se ha infectado a pesar de haber estado en contacto con el virus, estas células son mucho más resistentes debido a que tienen probablemente una producción mayor de químicos antivirales. En el laboratorio se comprobó que estas personas, para ser infectadas, necesitarian por lo menos una dosis del virus 200 veces más fuerte que lo normal. Esto se debe a que dichas personas producen 10 veces más el nivel normal de una sustancia que es conocida en los laboratorios por su capacidad para anular la reproducción del VIH.
Un segundo estudio, efectuado en la facultad de medicina de la Universidad de Nueva York, encontró que en la gente que está infectada, ciertos genes en el sistema inmunológico tendrían la clave para determinar cuánto puede vivir la persona sin desarrollar el sida. El equipo que elaboró este trabajo identificó siete genes variantes que parecen producir periodos más largos entre el momento de la infección hasta el desarrollo del sida y otros 13 que probablemente acortan ese período.
Lo cierto es que los dos descubrimientos pueden ayudar en el futuro a prevenir la infección y ayudar a decidir cómo y cuándo tratar a la gente infectada.