TURISMO VERDE

La onda ecológica ha llegado al mundo del turismo. Hoy, los viajes para el reencuentro con la naturaleza estan en alza.

20 de diciembre de 1993

EL TURISMO VERDE ya no es una pasión de minorías. El creciente número de colombianos que escoge el reencuentro con la naturaleza como una forma de descanso, ha llevado al turismo ecológico a competir de igual a igual con la tradicional modalidad de playa, piscina, rumba y bronceada.
Y el auge se mantiene a pesar de las escasas comodidades que ofrecen: cabañas de un solo ambiente, baños compartidos y comedores comunales. Sin embargo, el aliciente está donde corresponde: paisajes vírgenes y paradisíacos, climas que van desde el páramo hasta el desierto, ilimitada variedad de fauna y flora, y una diversidad étnica y cultural como pocas en el planeta. "En el turismo ecológico primero esta la aventura y el reencuentro espiritual dice Fernando Palacio, de Chocotur.
Es un turismo para amigos dela naturaleza y del descubrimiento: tanto de su entorno como de su interior".
A pesar de su simplicidad, el turismo ecológico es exigente. Los usuarios deben poseer una cultura superior a la del promedio, pues abundan las actividades dedicadas al conocimiento: desde la antropología y la historia, hasta la geografía y la biología.
Los destinos ofrecidos son tan numerosos como fascinantes: Nuquí, Gorgona, La Sierra de la Macarena, el Amazonas, Bahía Solano. La Sierra Nevada del Cocuy, el Parque de los Catíos, el Parque de los Nevados, el Parque Tayrona, el Parque de las Orquídeas. Para los más aventureros la agencia Punto Amazónico ofrece la Ruta de la Vorágine, una recreación del recorrido de Arturo Cova.
"Aquí pasamos directamentede la obra de Jose Eustasio Rivera a las vivencias reales en la selva", dice Martiza Jara, di rectora comercial.
PAISAJE, FRUTA Y PESCADO
Admirar la naturaleza y convivir en ella es una experiencia diferente a la que ofrece el turismo tradicional.
Es un turismo donde el confort no es propiamente lo más importante. Además de una alimentación frugal y a base de pescado, una jornada normal puede abarcar desde ejercicios de respiración hasta caminatas para entrar en contacto con el agua, sensibilizarse con los colores y las texturas de las piedras, escuchar los sonidos de la naturaleza y sentir la arena en la piel. "La idea es mantenerse a la vez libre y ocupado, apreciando toda esa abundancia que nos regala la Tierra",dice Cecilia María Montoya, de la agencia Verde Azul.
Pero los paseantes también entran en contacto con culturas autóctonas, en lo que Luis Gabriel Posada, de Excursiones Ecológicas de Colombia llama "cultodiver sidad". Y no es tampoco un turismo de maleta sino de morral, el cual debe contener ropa de cama, prendas de algodón, sombrero e impermeable, e incluso "camuflaje" para facilitar la observación de animales y calzado resistente y adecuado para caminar largas jornadas. Igualmente importantes son los certificados de vacuna contra la fiebre amarilla y el tétano.
Pero frente al turismo tradicional, el ecológico no es propiamente barato. Los precios oscilan generalmente entre 100 mil y 700 mil pesos, sin incluir los pasajes aéreos hasta los puntos de iniciación del recorrido. Los programas habituales oscilan entre tres y ocho días y las actividades varían según la región y el clima.
En una visita al Amazonas uno de los más populares, el ecoturista tendá viajes en mula y canoa, caminatas por la selva, visita a comunidades indígenas, degustación de alimentos locales, reconocimiento de fauna y flora, sesiones de fotografía, etc., y un guía de la región. Pero como dice Fernando Palacio: "más que plata, se necesita temperamento para encontrarle gusto al cambio del smog por la clorofila".