Videojuegos: el cambio seguirá

Hace no mucho tiempo hablar de videojuegos implicaba hablar de consolas costosas, de computadores hechos a la medida y de juegos que estaban tan solo al alcance de pocos. Así mismo hablar de un gamer era como referirse a un marciano de comportamiento errático y extraño,   con un lenguaje que solo entendían unos pocos de su especie.

Hoy los videojuegos son normales y se convirtieron en herramientas de entretenimiento de una sociedad cada vez más hiperconectada.  Unos dicen que potencian la motricidad fina y la relación ojo-cerebro-manos, otros que atrofian los pulgares y generan problemas de postura. Los que juegan Fifa en todas sus versiones saben que es una forma de crear y mantener lazos de amistad con los amigos. 

Puristas y detractores afirman que los videojuegos generan comportamientos de violencia entre quienes los juegan. Todo es cierto y todo es falso, hay cosas muy buenas, como el agua o la leche que pueden ser mortales si se abusa de ellas, y hay cosas tan malas como el veneno de una cobra, que en cantidades moderadas es benéfico.

En la vida de hoy, los videojuegos –como los cajeros automáticos, los datáfonos, las tarjetas de proximidad y el Wi-Fi– están ahí para quedarse y cada día son usados de manera más creativa por los genios del mercadeo para modificar los hábitos de consumo, o solamente para divertir a los usuarios. De hecho, muchos han rediseñado la pirámide de Maslow, donde el Wi-Fi, Twitter, Facebook y los juegos son ahora parte integral de los valores y necesidades. 

Desde el punto de vista humano, como extensión de la tecnología de comunicaciones los videojuegos han hecho el mundo más pequeño al romper barreras de distancia, tiempo e idiomas. Jugar en línea con personas distantes permite eliminar fronteras y crean amigos efímeros mientras el juego dura.

En el país, la penetración de internet y de los dispositivos de consumo de contenido han acercado a los usuarios a la tecnología y a los juegos; no existe tecnología de información sin juegos. Para apaciguar a sus hijos, las madres les entregan sus celulares o tablets para que se distraigan, sin medir las consecuencias de estos actos. 

Al igual que en cualquier capital del mundo, los juegos en dispositivos móviles están presentes y disponibles a todas horas –incluso pedir un taxi en cualquier esquina del mundo es ‘tan solo un juego’– lo que hace que la cultura del videojuego invada cada vez más el estilo de vida y el diario vivir, al punto que se estima que el 33 por ciento de los apps que se descargan en el mundo son videojuegos. 

30,5 veces por semana acuden los colombianos a los videojuegos para divertirse.

El primer videojuego fue el Dispositivo de Entretenimiento de Tubos de Rayos Catódicos de 1947, inspirado en los radares utilizados durante la Segunda Guerra Mundial.

La primera consola de videojuegos de la historia fue la Magnavox Odyssey, lanzada al mercado en Estados Unidos en 1972.

Wii Sports, con 81,4 millones de copias, encabeza la lista de los videojuegos más vendidos de la historia. Le siguen Super Mario Bros (40,2 millones) y Mario Kart Wii (33,53 millones). Los tres ejemplares llevan el sello de la firma japonesa Nintendo.

201 millones de euros costó Gran Theft Auto V, el juego más caro de la historia.