Respirador especial para médicos
Respirador especial para médicos | Foto: Uniandes

TECNOLOGÍA

¿Adiós a los tapabocas? Uniandes desarrolla respirador especial para médicos

El dispositivo podría llegar a costar un millón y medio de pesos.

12 de septiembre de 2020

Según el INS, para finales de agosto en Colombia había más de 7.600 trabajadores de la salud contagiados de covid-19. Ante ese difícil panorama del personal médico que enfrenta a diario la pandemia en el país, ingenieros de la Universidad de los Andes desarrollaron un respirador especial que facilita el trabajo de médicos.

“No queríamos quedarnos cruzados de brazos y fue ahí cuando nos preguntamos sobre cómo proteger a los que nos cuidan”, dijo David Bigio, profesor del Departamento de Ingeniería Biomédica en referencia a PersoCO.

El dispositivo está compuesto por un ventilador, que filtra el aire del exterior, una careta traslúcida, una manguera flexible y una batería, entre otros elementos, y está diseñado para usarse como un chaleco en la espalda, garantizando el movimiento.

Su función es similar a la de un tapabocas N95, pero protegiendo además de las fosas nasales, los ojos y la cara. También filtra las partículas que se originan en la exhalación y las que podrían entrar durante la inhalación.

Camilo Ayala, profesor del Departamento de Diseño, aclaró que el equipo de desarrollo ya trabaja “en un diseño funcional, ergonómico y cómodo, pensando en que el personal médico tendrá que usarlo de 6 a 8 horas. Hemos trabajado con terapeutas respiratorios y en un diseño pensado en el usuario: un respirador lavable, reutilizable y que sea atractivo”.

La herramienta fue originalmente desarrollada en la Universidad de Southampton, pero hoy cuenta con una versión local gracias a un trabajo entre la Facultad de Ingeniería y el Departamento de Diseño de Los Andes, además del apoyo de AGP de Colombia y Protela.

Del respirador ya se desarrolló un primer prototipo y el proceso se encuentra en la evaluación de una segunda versión. La idea de los ingenieros es garantizar que el dispositivo no pese más de 1,5 kilogramos.

El mayor reto, según el profesor Bigio, es garantizar su comodidad, seguridad y que resulte económico. Una vez culminado, su costo total no superaría el millón y medio de pesos.