Bajo sospecha

Nuevos estudios señalan a una bacteria como principal responsable de las úlceras.

11 de junio de 1990

Alcohol, cigarrillo, comidas picantes y estrés son las razones más frecuentes que se dan como causa de las úlceras. Sin embargo, ahora surge un nuevo y primer sospechoso: una bacteria. Un gran número de investigaciones recientes señalan que la infección con la Helicobacteria pilori es una precondición para la formación de úlceras. Este sorprendente descubrimiento abre la posibilidad de que el mal del siglo pueda ser curado con antibióticos.
La úlcera, enfermedad que afecta a millones de personas en el mundo, presenta una variedad de síntomas que van desde el dolor agudo y la indigestión hasta graves sangrados. Con frecuencia se controlan con drogas que inhiben las secreciones ácidas, pero se estima que el 75% de los pacientes vuelve a sentir los síntomas una y otra vez a lo largo de la vida.
En los últimos cinco años se ha recolectado evidencia que sugiere que una infección crónica con helicobacteria es la responsable del mal. Los investigadores han encontrado que más del 80% de los pacientes con úlcera del duodeno y estomacal son portadores de la bacteria. Los estudios muestran, además, que las personas que no son portadoras no desarrollan la enfermedad, aún si fuman, beben o estan sometidas a fuerte estrés. Sin embargo, se desconoce exactamente cómo la bacteria contribuye al desarrollo de la úlcera.
Por el momento, el debate gira en torno a si la bacteria es la causa o sólo un factor determinante. Algunos investigadores sostienen que su presencia únicamente prepara el escenario. Aunque se ha visto que del 33% de la población que la porta, sólo una parte padece la enfermedad, estudios recientes muestran que el 100% de las personas infectadas con la helicobacteria, inclusive aquellas que no sienten ningun síntoma, cuando se les hace biopsia muestran una inflamación del estómago. La clave puede estar en el hecho de que los estómagos infectados con la bacteria son más acidos, una condición que, se sabe, estimula la aparición de úlceras. Esta alta acidez desaparece cuando se elimina la bacteria. La infección probablemente crea el caldo de cultivo para que otros factores, como el cigarrillo, el alcohol y el estrés, causen estragos.
Desde que los nuevos estudios mostraron que se podían curar úlceras crónicas tratando la infección, el debate acerca de cómo la helicobacteria hace su trabajo sucio ha cedido el paso a uno más práctico: cómo ayudar a los pacientes con úlceras crónicas. Aunque los investigadores señalan que la utilización de antibióticos permite curarlas, la cosa no es tan sencilla. En primer lugar, aun faltaría por determinar en cuáles pacientes debe hacerse el tratamiento con antibióticos, que puede tener molestos efectos colaterales. Por otra parte, hasta el momento, ningún antibiótico se ha designado específicamente para tratar las infecciones estomacales. La razón es que la helicobacteria se aloja en la parte superior de las células que conforman el revestimiento del estómago, bajo una gruesa mucosa, a la cual no tienen acceso fácil los antibióticos tradicionales. Así que la respuesta estaría en el desarrollo de drogas que actuen eficazmente sobre el invasor.
Si bien los expertos van por buen camino, éste se encuentra todavía plagado de interrogantes. Aún no saben, por ejemplo, cómo los pacientes adquieren la infección, que parece ser más común en las personas mayores y que ocurre en proporciones epidémicas, en todas las edades, en los países menos desarrollados. De hecho más del 80% de las personas que han sido estudiadas en América del Sur y en Africa resultaron infectadas, generalmente, desde muy temprana edad.
Esta observación ha llevado a algunos científicos a pensar que una infección de años con helicobacteria, puede ser un factor que contribuye a la alta tasa de cáncer del estómago, que se encuentra en estas regiones.
Por el momento, algunos investigadores han sugerido que los pacientes que se quejen de indigestión y gastritis sean sometidos a exámenes para determinar si son portadores de la helicobacteria, de tal manera que puedan empezar a recibir tratamiento combinado de antibióticos. Sin embargo hay un "pero": otros especialistas han manifestado su preocupación en el sentido de que tratar la helicobacteria en una forma que consideran aventurada, pueda inducir a una resistencia que haga más difícil la curación.